Usted está aquí: jueves 19 de abril de 2007 Gastronomía Vinos

Vinos

Mireya Cuéllar

Caldos argentinos en México

Gala 2, de Luigi Bosca, novedosa mezcla de sauvignones

Ampliar la imagen Rafael de Orellana, Deby Beard y Alberto Arizu presentaron los vinos argentinos Luigi Bosca Foto: Roberto García Ortiz

HASTA HACE ALGUNOS años, los argentinos se bebían casi todo el vino que sus productores podían ofrecer en el mercado. Eran el cuarto país en la lista de consumidores de caldos en el mundo, y aunque su volumen de producción los colocaba en el quinto sitio internacional, quedaban en el lugar once, en materia de exportaciones.

SIN EMBARGO, LA crisis económica y una tendencia a la baja en el consumo de los países tradicionalmente vinícolas -que se orientaron, curiosamente, en favor de la cerveza--, hizo que los argentinos empezaran a mirar, con interés, hacia el exterior. Hoy se abren paso en el mercado mexicano, en el cual tienen un 14 por ciento de participación y tratan de colocarse junto a los predominantes españoles y chilenos. El consumo del vino sudamericano creció durante 2006 en 65 por ciento, de acuerdo con el distribuidor Rafael de Orellana, y tuvo el comportamiento más dinámico en ese país.

AUNQUE LOS RESTAURANTES argentinos siempre han contado con una oferta de vinos propia, es apenas que de forma reciente los caldos se encuentran en las tiendas de autoservicio, a la vista de quien se anime a probarlos y a arriesgar su presupuesto. Normalmente, nadie se siente defraudado porque poseen cuerpo, color, y son redondos... sin embargo, tienen problemas para competir en precio con los chilenos y algunos españoles.

ALBERTO ARIZU, DIRECTOR comercial y miembro de la familia propietaria de la bodega Luigi Bosca, asentada en Mendoza, dice que a le interesa más la calidad, los vinos con personalidad. Y esta fórmula le ha funcionado porque actualmente exporta 50 por ciento de su producción, que es de unos cinco millones de botellas al año. Arizu forma parte de la cuarta generación de una empresa que fundó Leoncio Arizu en 1901, en sociedad con Pietro Bosca.

DE AHI, EL nombre de su bodega y la etiqueta de sus vinos. Como los Arizu -de Navarra, España- tenían unos primos que también pusieron su apellido a su propia bodega, este sector de la familia optó por el Bosca -del Piamonte italiano- y Luigi, que es por el fundador italiano de la casa.

LUIGI BOSCA ES una de las etiquetas que empiezan a venderse en las tiendas de autoservicio. Sin embargo, el Gala 2 -un reserva que tienen en el segundo nivel en la escala de precios (de tres)- cuesta 500 pesos en comercios especializados y mil en un restaurante. Es una mezcla de cabernet sauvignon, cabernet franc y merlot que caza bien con un rissoto de pato, un churrasco o un cordero, pero quizá no con todos los presupuestos.

LA OTRA CARA de los vinos es, como dice Alberto Arizu, que cuando uno toma una copa de vino, está bebiendo placer, así que cada quien decida cuánto quiere o puede dedicarle a los propios.

 
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