Usted está aquí: jueves 19 de abril de 2007 Espectáculos El latido de mi corazón

Carlos Bonfil

El latido de mi corazón

Jacques Audiard, guionista, realizador de cuatro largometrajes, y autor muy apreciado en los festivales de cine, es, con cierta paradoja, el hijo y antiguo asistente del popular realizador francés Michel Audiard, fallecido en 1985, guionista de las últimas cintas de Jean Gabin y amante de un entretenimiento ligero, sin grandes complejidades.

Audiard hijo debutó en 1994 con una cinta notable, aún inédita en México, Regarde les hommes tomber (Mira como caen los hombres), estelarizada por Jean-Louis Trintignant, Jean Yanne y el muy joven Mathieu Kassovitz, thriller sombrío, crónica de una venganza, que combina la introspección sicológica y el romanticismo de una amistad viril marcada por la fatalidad compartida. A este éxito siguieron dos aciertos más: Un héroe muy discreto (1996), con Kassovitz ya en el papel principal, irónico retrato de un impostor durante los últimos días de la ocupación nazi en Francia, y Lee mis labios (Sur mes lèvres, 2001), filme negro y relato intenso de dos seres marginales cuya complicidad amorosa los orilla al aniquilamiento mutuo.

En estas pocas cintas Audiard ha dejado constancia de un estilo sólido, en deuda con el thriller estadunidense, pero también con la mejor vena del filme policiaco francés de los años 60, en particular con el del Jean Pierre Melville de Morir matando (Le doulos), con Jean Paul Belmondo y Serge Reggiani, estupenda "crónica del ocaso de una amistad".

Con estos antecedentes no es difícil percibir en El latido de mi corazón (De battre s'est arreté mon coeur, 2005), cuarto largometraje del director, una continuidad temática y también el mismo trazo de un personaje marginal dividido entre la responsabilidad moral (apego afectivo, vocación artística) y un oficio violento que continuamente le desbarata sus mejores propósitos. Tom Seyr (Romain Duris), joven parisino, ha abandonado su destreza en el piano, aprendida de su madre, célebre artista fallecida, en beneficio del trabajo ingrato de ayudar a su padre a desalojar, con lujo de violencia, a inquilinos morosos y a paracaidistas, en su mayoría inmigrantes, en un negocio inmobiliario ligado a la mafia. Al toparse con un antiguo maestro de piano que le incita a perseverar en la carrera abandonada, Tom empieza a vivir un conflicto existencial que es clave y motor de una trama fascinante.

El latido de mi corazón es, en realidad, remake de un thriller estadunidense de 1978, Fingers, de James Toback, donde Harvey Keitel, en uno de sus mejores papeles, interpreta a un músico apasionado de Bach, empantanado en las faenas siniestras de su padre tiránico. El joven francés Romain Duris (Exilios, El albergue español) interpreta con brillantez este mismo papel, con esa mezcla de sensibilidad lacerada y petulancia defensiva que ya es casi sello distintivo de los protagonistas masculinos de Audiard. Es notable la manera en que el realizador enfrenta a padre e hijo en secuencias muy emotivas, en las que el dipsómano envejecido y patético (Niels Arestrup) intenta conservar un mínimo de dignidad frente al hijo cuya existencia prácticamente ha destrozado; o la manera en que Tom defiende a su padre del pretendido abuso a que lo expondría su relación con una mujer mucho más joven (Emanuelle Devos), a quien él no escatima ni su crueldad ni sus sarcasmos.

Audiard parte de una propuesta muy violenta -maltrato racista, corrupción inmobiliaria, degradación voluntaria de Tom- para llegar a una parábola de la redención por la pasión artística, en la que una maestra asiática de piano encarna la posibilidad de una metamorfosis inaplazable. No es mérito menor que el realizador consiga describir esta trayectoria accidentada sin recurrir al sentimentalismo y sin ceñirse a las fórmulas convencionales del cine policiaco. Lo suyo ha sido, desde su primer largometraje, el análisis de las relaciones afectivas y el señalamiento de una actitud moral labrada en la adversidad, todo en esa suerte de heroísmo rara vez triunfante y a menudo inútil en el que perseveran sin descanso los personajes de este joven autor ya indispensable.

El latido de mi corazón se exhibe, tal vez por poco tiempo, en salas de Cinemark, Cinemex y Cinépolis.

 
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