Usted está aquí: martes 17 de abril de 2007 Opinión Itacate

Itacate

Cristina Barros y Marco Buenrostro

Una visión colonial

SERIA INTERESANTE SABER cuál fue la motivación que impulsó a Joaquín Antonio de Basarás a elaborar un estudio acerca de algunos aspectos de los indios del México colonial. Fue redactado e ilustrado hacia 1760 por este comerciante bilbaíno, quien residió aquí y en las Filipinas.

ESTE HERMOSO LIBRO editado por Landucci, con un estudio preliminar de Ilona Katsew, es uno de los muy variados e interesantes volúmenes que sobre México reúne en su librería Enrique Fuentes. Imposible resistirse a adquirirlo. El facsímil consta de dos partes: texto y estampas. Su título: Origen, costumbres y estado presente de mexicanos y filipinos.

DESTACAREMOS LAS referencias que se encuentran como texto en las ilustraciones. Varias de ellas son retratos de los indios que vivían en los pueblos de los alrededores de la ciudad de México. Pueden apreciarse sus hermosos atuendos. En el pie de imagen se señalan sus labores.

ASI ENCONTRAMOS QUE los indios de Texcoco elaboraban molinillos para hacer chocolate, así como bolillos y devanadores que utilizaban las mujeres para tejer e hilar. Otra artesanía frecuente fueron las jícaras. Lucen en tonos de rojo y con dibujos en blanco; las trae junto con tecomates, una india de Zoquipa.

DE MUY CERCA, de la Romita, que distaba entonces media legua de la ciudad de México, llegaba el vendedor de loza. Los alfareros de Azcapotzalco vendían cántaros. Las tinajas y jarros eran obra de los indios de Cuautitlán, y los residentes de Xancopinca, hacían y vendían petates y aventadores. Los metates provenían de Culhuacán.

LA VENTA AMBULANTE abarcaba diversos alimentos. La india de Tlatelolco que aparece en el libro, tiene como ''ejercicio" vender huevos. Un indio de Iztapa, vende quesos; otro, de Tacubaya, vende también quesos y además requesones. Una pareja proveniente de Popotla trae diversas ''betuayas" (vituallas); en la ilustración podemos ver cebollas, chiles, calabazas y otros vegetales. Otra pareja de Iztacalco trae, con las vituallas, flores que se cultivaban en chinampas junto con las hortalizas.

LA INDIA DE ''Clanepantla" (Tlalnepantla) cultiva chirimoyas y una india nativa de Acatlán (cerca de Los Remedios), vende cabezas hechas en barbacoa. La labor de un indio de Tula es raspar aguamiel; comparte el oficio con un indio de Zempoala que raspa magueyes.

DESDE XOLALPA llegaban las indias a vender mamones en cestos que ataban a su espalda con el rebozo, mientras que sus contemporáneas de Mexicalzingo, elaboraban y vendía tlatlaoyos; las de Tlaxcoaque ofrecían nenepile (lengua de res cocida).

DE XAMAYCA (Jamaica), que antes quedaba a la orilla del canal que venía de Xochimilco, llegaban a la ciudad las vendedoras de ''pato cocido con tortillas con chile". En Iztapalapa también cazaban patos. De un indio de Ayotzingo se dice que su ejercicio ''es la pesca de ranas, tortugas y pescado blanco". De la región lacustre de Lerma, algunos indios traían gallos y gallinas para la venta.

ASI SE VA ampliando ante nuestros ojos el número de vendedores; de algunos dejaron registrados sus pregones los viajeros del siglo XIX.

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