Usted está aquí: domingo 15 de abril de 2007 Mundo Virtual estado de sitio en Moscú para impedir mitin de la oposición

Violentos enfrentamientos entre policías y activistas

Virtual estado de sitio en Moscú para impedir mitin de la oposición

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Ampliar la imagen El ex campeón mundial de ajedrez Garry Kasparov dialoga con periodistas en Moscú Foto: Reuters

Moscú, 14 de abril. El despliegue desproporcionado de fuerza es la respuesta invariable de las autoridades a cualquier intento de la oposición al Kremlin de manifestarse en la vía pública y hoy no fue la excepción al amanecer el centro de esta capital en virtual estado de sitio, con refuerzos policiales traídos de varias regiones del país para impedir la llamada "Marcha de los Inconformes".

La marcha, no autorizada por la alcaldía de Moscú, a poco de empezar acabó al producirse enfrentamientos violentos entre las fuerzas antidisturbios y activistas de la oposición que lograron avanzar apenas unas cuantas calles.

Pero desde mucho antes, la policía realizó detenciones masivas, que se estiman en al menos 250 opositores, entre ellos Garry Kasparov, ex campeón mundial de ajedrez y líder del Frente Cívico Unido.

Como ocurrió en las tres protestas anteriores, convocadas por la coalición opositora Otra Rusia en los últimos cuatro meses en diferentes ciudades del país, en Moscú la policía se encargó de que muchas personas no pudieran llegar al lugar de la cita, la céntrica Plaza Pushkin, "filtrando" las salidas de las estaciones del Metro más cercanas y acordonando la zona con miembros de unidades antidisturbios, mientras soldados de las tropas del Interior aguardaban en caravanas de camiones en las calles aledañas una eventual señal para entrar en acción.

También, como es ya habitual, desde temprana hora se practicaron ilegales "arrestos preventivos" de activistas y hubo redadas en estaciones ferroviarias e intercepción de vehículos en los accesos por carretera a Moscú, denunció Kasparov por celular a una emisora local, minutos antes de ser detenido al salir del Metro, acompañado por varios miembros de su agrupación.

Mejor suerte corrió el ex primer ministro ruso Mijail Kasianov, ahora líder de la opositora Unión Popular Democrática, rescatado por sus guardaespaldas cuando la policía estaba a punto de llevárselo.

Kasianov pudo llegar a la plaza Turgueniev, donde como principal orador en un mitin donde pretendía concluir la marcha de Otra Rusia, éste sí autorizado por la alcaldía, protestó contra los excesos policiales que llamó "atropellos a la ciudadanía" y exigió respeto a los derechos y libertades consagrados en la Constitución.

En este año de elecciones para renovar la Duma y, tras apuntarse desde hace varios meses como candidato a la presidencia de Rusia en los comicios de marzo de 2008, Kasianov exigió que esas citas con las urnas "no se vuelvan una farsa".

En contraste con la dureza con que la policía arremetió contra los opositores, las mismas fuerzas del orden crearon toda clase de facilidades para la celebración de actos en favor del Kremlin o de los grupos ultranacionalistas que reivindican una Rusia sólo para los rusos.

En lo que pareció un peligroso juego con fuego, que por suerte terminó sin encender la mecha de una batalla campal, las autoridades permitieron que en otro costado de la Plaza Pushkin, enfrente del sitio de reunión de los activistas de Otra Rusia, se llevara a cabo un mitin de la Joven Guardia, brazo juvenil del partido oficialista Rusia Unida.

Cuantos hicieron uso de la palabra, con potentes equipos de sonido, se dedicaron a insultar a los opositores.

No lejos de ahí, la alcaldía también autorizó un mitin del Movimiento contra la Inmigración Ilegal, cuyos asistentes no pararon de corear "¡Gloria a la Gran Rusia!" y "¡Muerte a los ocupantes!", como llaman a los trabajadores indocumentados de otros países.

Pero el acto más numeroso de apoyo incondicional al Kremlin tuvo lugar en la explanada frente a la rectoría de la Universidad de Moscú, donde llegaron cientos de autobuses de muchas regiones rusas, con cerca de 10 mil jóvenes traídos a la capital por la ya mencionada Joven Guardia.

El alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, justificó su decisión de no autorizar la manifestación de la oposición porque "las marchas son un problema", pero "vivimos en un país democrático y permitimos a la gente expresar su acuerdo o desacuerdo en los mítines que hubo hoy, tanto en favor como en contra del gobierno y el presidente".

 
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