Usted está aquí: martes 10 de abril de 2007 Opinión Génesis

Javier Flores

Génesis

Más de 120 niñas, internas de una institución religiosa en Chalco, estado de México, sufren una rara enfermedad. Los síntomas principales son: dolor de cabeza, náuseas, vómito y trastornos del movimiento, que se traducen en dolor y dificultades o imposibilidad para caminar. El internado de la congregación Hermanas de María es al mismo tiempo una escuela que brinda educación hasta nivel preparatoria. Se trata de niñas y adolescentes que provienen de familias pobres y que reciben visitas solamente dos veces al año. Muy pocos sabíamos de su existencia, hasta que la aparición de esta "epidemia" creó gran inquietud a escala nacional.

Los testimonios de algunas de las niñas ante los medios de comunicación son impresionantes. Las afectadas no pueden caminar y "algunas se arrastran". Es importante señalar que las internas no reportan maltrato de la institución, dirigida por religiosas de origen coreano, cuya madre superiora, Margie Cheong, se muestra realmente preocupada. ¿Qué fue lo que pasó?

La primera reacción se orienta a buscar los factores desencadenantes de la enfermedad. Tratándose de una comunidad pequeña y cerrada, debe indagarse la presencia de agentes responsables del mal en los alimentos, el agua o el medio ambiente. Pero las autoridades sanitarias no han encontrado hasta el momento algún factor tangible que pudiera explicarla. Se ha propuesto entonces que se trata de un caso de histeria colectiva.

El 21 de febrero de 2005, en el aeropuerto de Melbourne, Australia, ocurrió un hecho sorprendente. De manera repentina, 57 personas sufrieron problemas respiratorios, dolor de cabeza, mareo, náuseas y vómito. Originalmente se atribuyó a una fuga de gas. La investigación realizada por las autoridades reveló que no había tal fuga, por lo que oficialmente se habló de una "causa misteriosa". Si bien en estos casos nunca puede descartarse la presencia de un agente tóxico, el episodio ha sido estudiado formalmente dentro de las llamadas enfermedades sicogénicas de masas, que, aunque raras, son totalmente reales.

Un caso reportado en 1992, en una escuela en Florida, Estados Unidos, muestra el efecto pernicioso de la reacción de las autoridades. Una niña detectó un mal sabor en el desayuno y se sintió enferma. Al poco tiempo, otros niños presentaban dolores de cabeza y de estómago, así como temblores en manos y pies. Alarmado, el supervisor dijo a los menores que la comida estaba envenenada y que dejaran inmediatamente de comerla. Como consecuencia, en los primeros 40 minutos, 63 alumnos estaban enfermos y 25 vomitaron; varias ambulancias repartieron a las víctimas en tres hospitales. El examen médico mostró que no tenían ninguna enfermedad. La misma comida había sido repartida en 68 sitios, sin que se presentaran efectos análogos.

En España, en 1997, durante la campaña de vacunación contra el meningococo C, en una escuela primaria de un municipio de Madrid, una niña se sintió enferma y cayó por las escaleras, sufriendo heridas en la cabeza, por lo que fue llevada a la biblioteca. Pocos minutos después, dos niños que esperaban ser vacunados y presenciaron el evento, presentaban sudoración, palidez, dolores abdominales y de cabeza, además de mareos, por lo que también fueron llevados a la biblioteca. Al poco tiempo se les unieron nueve condiscípulos más. Lo importante aquí es que la propagación de la histeria pudo evitarse por la intervención oportuna de las autoridades sanitarias con ayuda de algunos maestros, quienes luego de suspender la vacunación, explicaron claramente a los niños lo que había sucedido. En otras escuelas y en todo Madrid la campaña de vacunación se llevó a cabo con éxito.

Los ejemplos anteriores forman parte de la literatura científica. En el análisis de las causas, algunos autores, como Lee y Ackerman, quienes examinan algunos episodios de la enfermedad sicogénica de masas en escuelas de Malasia, encuentran que se trata de una respuesta catártica a un estrés acumulado. Este fenómeno se presenta también en el mundo laboral. En algunos países escandinavos, según señalan expertos como Olkinuora, las causas pueden ser además del estrés, fallas importantes en la relación entre empleados y dirigentes.

Pero volvamos al caso de Villa de las Niñas, en Chalco. Debido a que se trata de una institución religiosa, podría criticarse el papel de este tipo de educación en México. Pero sería una especie de oportunismo. Estamos ante un caso probable de histeria colectiva que no tiene que ver necesariamente con la religión. Se trata de dos temas distintos. Pero ya que el fenómeno se presentó ahí, podemos preguntarnos cómo operan estas escuelas en nuestro país. Si se intercambia mitigar la pobreza por algo, es decir, de un currículo que no conocemos. ¿Lo conoce la Secretaría de Educación Pública? Además hay una niña que hizo una denuncia, tiene un nombre hermoso: se llama Génesis, quien no puede ser readmitida porque, según la madre Cheong, tiene mucho apego por otras niñas y muestra una conducta sexual inadecuada. Esto a mí no me gusta. Se trata de un claro caso de discriminación que es inaceptable.

 
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