Los cenecistas exigieron presupuestos multianuales
Requiere el campo plan de emergencia: organizaciones
La Confederación Nacional Campesina (CNC) y la Confederación Nacional Agronómica, organización no gubernamental (ONG), propusieron al gobierno federal que establezca un plan de emergencia para el campo en busca de enfrentar las consecuencias de la apertura de las fronteras mexicanas a productos agropecuarios de Estados Unidos y Canadá, a partir del primero de enero de 2008.
Los cenecistas sugirieron la aprobación de presupuestos multianuales, creación de empleos para los agrónomos, el replanteamiento de las políticas públicas para el desarrollo rural y dar certidumbre a los planes productivos de los campesinos.
Sergio Ramírez Vargas, dirigente de la ONG, dijo que la mayoría de los 100 mil agrónomos de la organización están desempleados, debido a una política equivocada para el campo.
El dirigente lamentó la pérdida de programas que hicieron posible el milagro mexicano en el agro, cuando su crecimiento fue superior a 4 por ciento anual durante 30 años. Hoy, expresó, hay una caída de la producción y crisis; sólo a las empresas trasnacionales les ha ido bien.
Al concluir una reunión con el dirigente de la CNC, Ramírez Vargas afirmó que en el país existen alrededor de 70 escuelas e instituciones educativas que imparten carreras ligadas al campo; sin embargo, "la falta de mercado laboral provoca que los egresados se refugien en otros oficios", indicó.
Insistió en la urgencia de vincular a los agrónomos con los miles de campesinos que requieren tecnología para hacer más rentable al agro. Sin embargo, dicha conjunción no será posible si no se ayuda a que se construya y se fortalezca la unión del profesional de la agronomía con los productores rurales; por ello, el gobierno debe fomentar que los servicios profesionales sean parte de los factores de producción.
A su vez, el presidente de la Comisión de Desarrollo Rural del Senado de la República, Heladio Ramírez López, sugirió la aplicación de un plan de ordenamiento del territorio, en el cual se establezcan de manera clara los espacios dedicados al crecimiento urbano, los reservados a la agricultura y los destinados a la conservación de sistemas ecológicos fundamentales de los que debería de excluirse todo tipo de actividades humanas.