Usted está aquí: miércoles 28 de marzo de 2007 Política Millonaria inversión con recursos de jubilaciones

Opacidad del Banco de México sobre $57 mil 307 millones

Millonaria inversión con recursos de jubilaciones

JUAN ANTONIO ZUÑIGA, VICTOR CARDOSO

Aún con la sombra de que en diciembre de 2002 el gobierno federal dispuso para sus propios fines de casi 19 mil 500 millones de pesos de las cuentas individuales del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), el Banco de México tiene invertidos 57 mil 307 millones en recursos de jubilación de los trabajadores al servicio del Estado, sin que se conozca la composición de la cartera en que ese dinero ha sido colocado.

Pertenecientes a cuentas individuales, esos recursos conforman un fondo denominado SAR-ISSSTE, administrado por bancos privados como HSBC, Scotiabank-Inverlat, BBVA-Bancomer, Banamex y Santander Serfin, pero son invertidos por el Banco de México en valores gubernamentales, ''aunque no se conoce la composición de su cartera'', apunta en un análisis el grupo financiero Banamex-Citigroup.

En tanto, un análisis publicado por el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de la Enseñanza (CICESE) estima que desde 1992 se han acumulado unos 21 mil millones de pesos en el SAR-ISSSTE, que podrían tener un destino semejante al que tuvieron aquellas aportaciones de jubilación que no fueron reclamadas por los trabajadores afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en diciembre de 2002, porque fallecieron los titulares, emigraron del país, se retiraron de las actividades productivas o porque ignoraban que tenían esos ahorros.

A solicitud del Ejecutivo, el 19 de diciembre de aquel año el Congreso de la Unión aprobó un decreto que le autorizó el uso de 19 mil 482.6 millones de pesos en aportaciones para la jubilación de trabajadores que realizaron los patrones entre marzo de 1992 y junio de 1997. Unos 11 mil millones de pesos de los recursos del llamado SAR-92 se utilizaron para crear la Financiera Rural, y el resto se difuminó en el gasto corriente gubernamental.

El estudio publicado por el CICESE, con la firma de Salvador Ferrara Sanz, señala que el rescate de esos fondos no individualizados ''le permitiría también al gobierno disminuir el déficit en el costo de la reforma pensionaria de la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE)''.

Creado a la par del SAR-IMSS, el primero de mayo de 1992, el SAR-ISSSTE -que no sustituía el sistema de pensiones de este organismo- inició propiamente en junio con un monto de 188 millones 873 mil pesos, según los informes del Banco de México. En enero de 2007, los recursos depositados en esta modalidad de ahorro para el retiro de los trabajadores al servicio del Estado ascendían a 57 mil 307.1 millones de pesos, cuyo destino en inversión en valores gubernamentales de deuda no ha sido aclarada públicamente por el banco central.

Pero el incremento de 302 veces (30 mil 241 por ciento) ha sido notable desde el primer informe en junio de 1992 a la fecha, hasta alcanzar una proporción equivalente a 71 por ciento del gasto programable del ISSSTE para 2007.

Según el proyecto de la nueva Ley del ISSSTE, el Banco de México proseguirá con la inversión de los recursos depositados en valores del gobierno federal. De esta manera, explica el especialista de Banamex-Citigroup, Alberto Gómez Alcalá, ''la mayor demanda por papel gubernamental será correspondida con una mayor oferta, dado que el mayor déficit fiscal en que incurra, debido a la reforma, será financiado seguramente en el mercado local mediante bonos de largo plazo''.

La reforma consiste, sostiene Gómez Alcalá, ''en pasar de un régimen de beneficio definido a uno de contribución definida, con mayores exigencias para la jubilación'', el cual conducirá en el corto plazo ''a un ligero déficit de flujo de caja y a un alto incremento en (el) nivel de deuda, por la emisión de un bono de reconocimiento de antigüedad'', el cual representará 9.3 por ciento del producto interno bruto (PIB), según sus cálculos, ''bajo el supuesto de un 75 por ciento de aceptación del nuevo sistema''.

Esto, desde el punto de vista de la salud de las finanzas gubernamentales. Para los trabajadores al servicio del Estado la situación de bienestar por venir parece distinta, pero seguramente no muy diferente a la que atraviesan los trabajadores adscritos al sistema privado de ahorro para el retiro.

Según informes de la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro (Amafore), casi 63 por ciento de las 37.4 millones de cuentas individuales del SAR estaban inactivas al término de 2006. Llegado el momento de la jubilación, bajo el régimen privado e individual, las pensiones serán equivalentes a unos mil 650 pesos mensuales, es decir, el equivalente a 1.12 salarios mínimos actuales.

El análisis de Salvador Ferrara Sanz, publicado por el CICESE, explica la diferencia entre el sistema ISSSTE, a punto de ser modificado por la nueva ley, y la vigente en el régimen privatizado de pensiones. ''En el sistema ISSSTE, el derechohabiente obtiene una pensión vitalicia hasta el día de su fallecimiento, además de la opción complementaria de poder retirar la totalidad de los fondos de su cuenta SAR en una sola exhibición, al pensionarse. En el sistema Afore, el derechohabiente negocia con la administradora de fondos para el retiro la entrega por parcialidades de su pensión mensual, 'retiros programados', hasta agotar el saldo de su cuenta y sus rendimientos.

''Si su longevidad excede la fecha en que se agota ese saldo, queda amparado solamente por la 'pensión garantizada'' de un salario mínimo, que le entrega el gobierno por el resto de sus días.''

 
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