DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE
DIRECTOR FUNDADOR: CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   LUNES 26 DE MARZO 2007 
NUMERO ESPECIAL


Portada

Presentación

Tiburones y tiburoneros: última llamada a la gestión pesquera
Raúl Marín-Osorno

Regulación de la pesca de tiburones y rayas: historia de un proceso normativo
Raúl Villaseñor Talavera

La extinción "comercial" de las grandes especies de tiburones en México
José Leonardo Castillo-Géniz

¿Qué podemos hacer por los tiburones, las rayas y los pescadores?
Juan Carlos Pérez Jiménez

Tiburón blanco, ¿blanco de la avaricia humana?
Edgar Mauricio Hoyos Padilla

Todavía es tiempo para los tiburones en Chiapas
Sandra R. Soriano Velásquez, Donaldo E. Acal y Heber Zea
de la Cruz

Las rayas, especies marinas importantes en espera de protección
David Corro Espinosa y Crescencio Castillo Castro

La NOM 029, beneficio para las tortugas y mamíferos marinos
Juan Carlos Cantú y Alejandro Olivera


Correo electrónico:

[email protected]

  

Tiburón blanco,
¿blanco de la avaricia humana?

M. en C. Edgar Mauricio Hoyos Padilla
Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas
Correo electrónico: [email protected]

¿Quién no recuerda el meterse al mar en la década de los 70’s y escuchar en su interior una tonada que despertaba un miedo subconsciente, una sensación irracional que tal vez nos ha acompañado desde la puesta en escena de una de las obras más dañinas para la imagen de los tiburones en la historia: la película Tiburón, escrita por Peter Benchley, la cual contaba una historia basada en el tiburón blanco (Carcharodon carcharias).

Sólo bastó esta idea perversa realizada por una imaginación desbordada, para que la gente alrededor del mundo identificara una aleta en el agua con un animal monstruoso y sediento de sangre, capaz de tragar familias completas para saciar su apetito voraz.

Siendo un niño, mentiría si les digo que la imagen en mi mente de un tiburón era diferente a la proyectada en la pantalla. Afortunadamente, al mismo tiempo, esa imagen me invitaba a conocer más aún de aquel ser submarino, que a mi parecer merecía una segunda oportunidad.

Comencé comprando todos los juguetes de tiburones blancos de moda, para, finalmente, terminar dedicándome al estudio de esta singular especie, desmintiendo al mismo tiempo todos los tabúes vertidos en torno a este animal.

Poco a poco fui descubriendo que en el mundo científico la concepción de esta especie es distinta a las exageradas dimensiones y el apetito insaciable mostrado en la película. He aquí algunos datos:

Dicha especie sólo puede alcanzar alrededor de seis metros de longitud total; cuando come, tarda aproximadamente mes y medio en volver a alimentarse; su distribución estacional y temporal no está relacionada con la presencia de bañistas o festivales de verano en pueblos costeros. Por el contrario, se relaciona con la temperatura del agua, la edad del individuo y en respuesta a la concentración de sus presas preferenciales, como los elefantes marinos, por ejemplo.

Pero creo que lo peor que pudo haber sido escrito sobre el gran blanco, es aquello que hace alusión a él como un "engendro del mar". Por el contrario, ese tiburón es un milagro de la naturaleza que toma mucho tiempo en ser forjado.


Hembra de tiburón blanco, Carcharodon carcharias, fotografiada en su medio por Mauricio Hoyos en isla Guadalupe, México

Para poder reproducirse, una hembra de tiburón blanco debe alcanzar una talla de cuatro a cinco metros, lo que equivale a una edad aproximada de 12 a 14 años. Se cree que el periodo de gestación dura más de un año y únicamente puede tener entre dos y 14 crías. Cuando nacen, tienen una longitud de un metro y medio y son liberados en mar abierto sin más protección que su tamaño.

Mientras son juveniles, permanecen en aguas templadas cercanas a la costa donde hay presas abundantes y menos depredadores. Ya como adultos, comúnmente son encontrados en "centros de abundancia", como islas oceánicas ubicadas en aguas frías y mares templados.

Se cree que su capacidad de retener calor corporal en el cerebro, ojos y vísceras puede ser una de las causas de su éxito como un depredador ágil y rápido de presas grandes y activas en aguas frías.

Esta especie es rara en las costas mexicanas; sin embargo, existen registros de su captura en la costa oeste de la península de Baja California y golfo de California. Asimismo, existen reportes de su presencia alrededor de las islas de Cedros, San Benito y Guadalupe. La última ha tomado recientemente una gran importancia a nivel mundial con respecto a la presencia de tiburones blancos. Actualmente es considerada por el gobierno mexicano como una Reserva de la Biosfera, y es uno de los mejores sitios para el avistamiento de esta especie debido al gran número de tiburones blancos que se pueden observar y a la claridad de sus aguas.

Fue en esta isla, en el año de 2003, donde conocí al tiburón blanco en su medio natural. Hasta hoy, nada en el mundo ha superado la emoción que despertó en mí. Al regresar de mi viaje, busqué toda la información existente acerca de la especie en México y me sorprendió de sobremanera que la mayoría estaba basada en anécdotas o en organismos muertos, proporcionando muy poca información acerca de la biología de los tiburones vivos.

Desde entonces, un grupo de científicos mexicanos, dentro de los cuales me incluyo, nos hemos sumado a la importante tarea de realizar un proyecto multidisciplinario enfocado a conocer más sobre la biología de esta especie, en particular sobre sus patrones de movimiento, ecología y alimentación.

Hasta el momento, hemos encontrado aspectos muy interesantes acerca de su comportamiento, como el hecho de que algunos individuos regresan año con año a la isla o que los adultos realizan movimientos mucho más alejados de la costa y a mayor profundidad que los juveniles. También se han encontrado aspectos negativos. La localización de la isla, como la posesión insular más alejada de México hacia el oeste (260 km al oeste de Baja California), la hacen un sitio susceptible para la pesca ilegal de tiburones blancos.

Durante el año 2004 fue sorprendida en isla Guadalupe una embarcación de procedencia desconocida tratando de capturar un ejemplar. Afortunadamente, gracias a la presencia de prestadores de servicios y turistas en la zona, los transgresores huyeron sin lograr su cometido. El alto valor que pueden alcanzar sus mandíbulas ($20 mil a 50 mil dólares), dientes y aletas, lo convierten en un blanco viable para pesquerías deportivas y comerciales de pequeña escala, así como de gran valor como parte de la captura incidental.


Mauricio Hoyos conduciendo un rastreo de un tiburón blanco en isla Guadalupe mediante telemetría acústica

El tiburón blanco es considerado una especie amenazada y, como la mayoría de las especies de tiburones, es una especie longeva, de crecimiento lento y que produce un número limitado de crías, por lo cual es altamente vulnerable a la sobreexplotación y su recuperación sería muy lenta.

Debido a esto, los conservacionistas han estado preocupados por la vulnerabilidad de esta especie y su posible extinción. Actualmente, figura como una especie vulnerable en la lista roja de la IUCN (International Union for Conservation of Nature and Natural Resources) y actualmente está protegido en Australia, Sudáfrica, Namibia, Israel, Malta y los Estados Unidos.

Sin embargo, los tiburones son animales altamente migratorios y no obedecen fronteras delimitadas por el hombre. Si se quiere proteger al tiburón blanco debe hacerse en todos los sitios donde se distribuye y no solamente en naciones aisladas.

Afortunadamente, en México nos estamos sumando a esta tarea con la publicación de la Norma Oficial Mexicana NOM-029-PESC-2006 para la pesca responsable de tiburones y rayas, cuyo fin primordial es regular y administrar el aprovechamiento de las especies comerciales, así como proteger y conservar aquellas otras que merecen un cuidado especial, como es el caso del gran tiburón blanco.

Éste es el primer paso para tomar una serie de decisiones importantes, en la conservación de una de las especies más incomprendidas y desvirtuadas del mundo.

Con el tiburón blanco protegido por esta norma, se podrá enderezar acción legal contra quienes intenten su captura, desalentando este tipo de prácticas ilegales.

Devolvamos pues al tiburón blanco su derecho a existir apoyando la NOM-029-PESC-2006, para que este tiburón deje de ser el blanco de la avaricia humana y sea el "gran blanco" sólo por el brillante color de su vientre.

Ir al inicio