Usted está aquí: jueves 22 de marzo de 2007 Cultura Desata polémica el desdén oficial hacia la riqueza cultural de Brasil

La valiosa colección Leirner fue vendida al Museo de Bellas Artes de Houston

Desata polémica el desdén oficial hacia la riqueza cultural de Brasil

Artistas e intelectuales del país sudamericano acusan al Estado por no proteger esos bienes

El acervo incluye obras de Cícero Días y Ligia Clarck, entre otros creadores

DPA

Sao Paulo, 21 de marzo. La venta a un museo de Estados Unidos de una de las más importantes colecciones de arte de Brasil, llevó hoy la polémica al país sudamericano, donde artistas e intelectuales acusan al Estado de no proteger el patrimonio cultural nacional.

''Les falta espíritu público a las instituciones brasileñas, a la elite financiera y al mismo coleccionista'', sostuvo la historiadora de arte Aracy Amaral, al criticar a Adolpho Leirner por haber vendido su acervo al Museo de Bellas Artes, de Houston.

Leirner vendió al museo estadunidense, por un valor no revelado, una de las colecciones más relevantes de Brasil, que incluye obras de Cícero Días, Helio Oiticica, Lygia Clarck, Alberto Volpi y Sergio Camargo, entre otros artistas.

El coleccionista justificó su decisión alegando que desde 1993 intentó, sin éxito, vender las obras a instituciones brasileñas.

''¿Creen ustedes que no me gustaría tener la colección en Brasil? No lo logré. Es un problema estructural... No hubo interés'', afirmó Leirner, y agregó que se siente ''infeliz'' por haber permitido que su acervo saliera del país, ''pero también soy la persona más feliz, porque las obras están en Houston, en buenas condiciones.

''Todos sabemos que Leirner estaba vendiendo la colección; él la ofreció al Museo de Arte Moderno y a la Pinacoteca (de Sao Paulo), pero acá nadie se preocupa por el patrimonio cultural'', reconoció Amaral, autora de un libro sobre ese acervo.

Protesta cívica en Internet

La venta de las obras generó un movimiento de ''protesta cívica'' en Internet, comandado por la curadora Ligia Canongia, quien responsabilizó del ''desastre'' a la escasa importancia dada por el Estado brasileño a la cultura: ''En cualquier país civilizado del mundo, habría leyes de protección contra la salida de acervos importantes de su historia''.

El presidente del Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional, Luiz Fernando Almeida, argumentó a su vez que, desde el punto de vista legal, el gobierno no podía impedir la venta, pues la legislación sólo protege las obras de arte hasta el periodo de la monarquía.

Aunque el precio no fue revelado, expertos brasileños estiman que la venta de la colección de Leirner se concretó por 15 millones de dólares, por lo menos.

Según el crítico Paulo Sergio Duarte, lo más sorprendente es que ningún empresario brasileño se interesó por adquirir las obras aprovechando los incentivos fiscales para las inversiones en cultura.

''Eso se debe a que la política cultural de Brasil, en términos financieros, ha quedado a disposición de las direcciones de marketing de las empresas. Leirner intentó vender esa colección desde hace 15 años, y fue consecuente al no dispersarla en una subasta. Si lo hubiese hecho, habría ganado tres veces más'', dijo Duarte.

 
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