Usted está aquí: domingo 18 de marzo de 2007 Opinión El caballo al revés

Sergio Ramírez

El caballo al revés

El periódico Tal Cual, que se publica en Caracas bajo la dirección de Teodoro Petkoff, ha sido condenado por una jueza del Tribunal de Protección del Niño y el Adolescente a pagar una multa de 100 millones de bolívares, "equivalentes a 10 meses y 15 días de ingreso". Sentencia política disfrazada de sentencia judicial.

Todo se debe a la publicación de un artículo que causó profundo disgusto al presidente Hugo Chávez, firmado por el humorista Laureano Márquez en forma de una carta dirigida a la hija del mandatario bajo el título "Querida Rosinés". El humorista, por su parte, fue condenado a pagar el "equivalente a 10 meses y 15 días de ingreso mensual", lo que resulta en una suma exorbitante, tan brutal como la cobrada al periódico, amenazado con la quiebra, al punto que hubo de hacer una colecta pública para poder pagar. Pagar, o cerrar.

Tal Cual no es un periódico poderoso, que pertenezca a algún consorcio "de la derecha capitalista y pro imperialista", como Chávez suele alegar al infringir sus castigos, alegato que ha hecho valer en el caso Radio Caracas Televisión, sentenciada al cierre definitivo por medio del arma de la cancelación de su licencia. Tampoco Tal Cual ha estado en favor de ningún golpe de Estado, ni del que dio Chávez primero ni del que después le dieron al presidente venezolano.

Tal Cuál es un periódico moderno, de izquierda democrática, sin recursos de capital, que representa una alternativa de información independiente, y el gobierno de Chávez no puede acusar a Teodoro Petkoff de ser parte de ninguna conspiración de la derecha. Luchó contra la dictadura de Pérez Jiménez, combatió en las filas de la guerrilla de Douglas Bravo y fue luego uno de los fundadores del Movimiento al Socialismo, al que Gabriel García Márquez donó el monto del Premio Rómulo Gallegos. Su reciente libro Las dos izquierdas es una muestra de la lucidez de su pensamiento crítico y abierto, y de su posición firme contra el autoritarismo bajo cualquier disfraz.

Pero vamos a los hechos. Chávez suele utilizar el nombre y la figura de su hija Rosinés en su programa Aló Presidente, transmitido en obligatoria cadena nacional. Cuando en noviembre de 2005 explicaba las razones para cambiar la orientación del caballo en el escudo nacional, que por razones ideológicas ya no galopa ahora hacia la derecha sino hacia la izquierda, lo hizo en diálogo figurado con la niña; y entre otras muchas cosas la ha utilizado para explicar el socialismo, "el socialismo de Rosainés", algo que pertenece a su propio estilo familiar y pintoresco. A nadie se le ha ocurrido decir que Hugo Chávez utiliza a su hija menor de edad y se vale de su inocencia, o de su incapacidad de respuesta, para transmitir sus mensajes políticos.

Pero es precisamente de lo que fueron acusados el periódico y el humorista por la fiscalía de Chávez, y por lo que resultaron condenados por la jueza, que cita en su sentencia, en prueba del delito, el siguiente párrafo del artículo en forma de carta: "ustedes los niños tienen mucho poder y yo sé que tu papá te hace caso. Probablemente eres la única persona a la que escucha con atención. Además, tú y tus sobrinitos son los únicos capaces de hablar francamente sin el miedo que nos da a nosotros... una última cosa para que le pidas: que no se ponga tan bravo con los que no pensamos como él y que no nos regañe tanto. A veces nos llama golpistas y fascistas y le provoca a uno responderle como tu sobrinito: "¡pirata tú!"... pídele también que no haga tantas cadenas. Eso sí, todo esto como cosa tuya..."

Y dice entonces la jueza: "el contenido del artículo está cargado de irrespeto a la inocencia de la niña, y a la integridad de su vida familiar, como cuando el escritor del artículo señala: 'no te recomiendo los Picapiedra, pues a lo mejor a tu papá no le gusta, porque presentan el modelo capitalista como algo natural y propio del hombre'; el citado artículo incita además el enfrentamiento de la niña con su padre debido a las injerencias arbitrarias a su vida privada... e induce a la niña a que le mienta a su padre, en contraposición de la verdad, además involucra a la niña Rosinés como una persona pública, donde no lo es por su condición de niña..." Es decir, es pública sólo para su padre.

Y una perla final: considera la jueza que el artículo incita al "irrespeto hacia los símbolos patrios, hacia su padre, ya que independientemente del cargo que éste ejerce, el mismo merece el respeto de sus hijos, y no debe un medio de comunicación, a través de sus publicaciones, incitar a una niña el menosprecio hacia su progenitor, no debe involucrar a una niña en las diferencias políticas en atención al cargo que éste ostenta, no tiene la niña por qué saber de manera directa de las disconformidades políticas de los ciudadanos..."

¿Pero quién subió a la niña al escenario? Una sentencia de éstas no es sino el rayo que desde las alturas hace caer Júpiter tronante en contra de los simples mortales que se atreven a disentir, a pensar de otra manera, o a tomar una posición independiente frente al poder, o contraria al poder, o a reírse de las extravagancias del poder. No se trata de la inocencia de una niña, sino de la perversión de un sistema que tiene por natural, y necesario, prescindir de la libertad de expresión. Y muestra, además, poco o nada sentido del humor, y mucho de intolerancia; desde luego que humor y tolerancia, que van siempre de la mano, repugnan al poder arbitrario y vengativo, que presenta siempre el ceño fruncido.

Masatepe, marzo de 2007

www.sergioramirez.com

 
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