Usted está aquí: sábado 17 de marzo de 2007 Capital Con un beso se acabaron 30 siglos de intolerancia: Sabina Berman

Ayer entró en vigor la Ley de sociedad de convivencia en el Distrito Federal

Con un beso se acabaron 30 siglos de intolerancia: Sabina Berman

Ahora, las ancianitas de rebozo podrán "aterrarse ante lo nuevo", dice la dramaturga

Varias parejas acudieron a las delegaciones a dar validez jurídica a su relación de años

AGUSTIN SALGADO, JOSEFINA QUINTERO

Ampliar la imagen Alejandro Díaz, colaborador de Letra S, suplemento de La Jornada, registró oficialmente su sociedad de convivencia con Rafael Rodríguez Arana, en la delegación Venustiano Carranza Foto: José Antonio López

Un fugaz contacto de labios, cuyos protagonistas fueron Antonio Medina y Jorge Cerpa, lograron, a decir de Sabina Berman, desplomar 30 siglos de intolerancia.

Ahora, afirmó la dramaturga, serán las ancianitas de rebozo, que sin importar su edad o género, pero sí su facilidad para "aterrarse ante lo nuevo", se persignarán mil veces al ver reproducida la imagen y nunca entenderán que lo que anuncia el ósculo es "un país con un poco más de igualdades, un poco más de libertades y un poco menos de hipocresía".

Además del consabido aumento del erotismo, lo que a decir de la escritora mexicana, ya "es una ganancia llena de luz y alegría".

En Iztapalapa fueron Antonio y Jorge, pero en Venustiano Carranza la caricia la protagonizaron Alejandro y Rafael; en Azcapotzalco, Rosa María y Guadalupe; en Benito Juárez, Emilio Carballido y Héctor Herrera, y así muchos más.

"Ha sido un beso con significado histórico, porque no se han besado en una alcoba a puerta cerrada y sin testigos o en la luz roja de un antro culposo exclusivo para hombres, ni en la angustiosa esquina de una calle, mientras ruegan a Dios que un policía no pretenda subirlos a una patrulla por faltas a la moral.

"En cambio, se han dado un beso en una estancia del Estado Mexicano, ante la presencia de una funcionaria pública que los ha convivenciado -que horrible neologismo, pero en fin- se han besado ante una multitud de invitados y algún policía, tal vez perplejo de estar, a partir de este momento, para proteger su beso y no para encarcelarlo", dijo la dramaturga.

Entre los invitados había familiares, pero también quienes no lo eran: estaban la madre y las hermanas del colaborador de Letra S, pero también mujeres y hombres ajenos a los convivientes.

"La foto en la portada de algún diario, del diario oficial quién sabe, aparecerá multiplicado por los kioscos del país y ante cada kiosco una ancianita de rebozo se persignará mil veces llena de espanto.

"Una ancianita de rebozo es cualquier ser humano que se aterra ante lo nuevo sin importar su género o edad. Hay ancianitas que son señores empresarios, las hay que son líderes religiosos, las hay intelectuales y las hay de izquierda o de derecha. Aunque ser una ancianita de derecha es algo connatural y ser una ancianita de izquierda es una contradicción", aseveró Sabina Berman.

Fue un acto de tolerancia, donde las amenazas y el encono que se vivió en las escalinatas de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, el día que se votó en el pleno la Ley de sociedad de convivencia, no se repitieron y al término de la jornada la Maldita Vecindad tocó en el Jardín Cuitláhuac.

En Venustiano Carranza, Alejandro Díaz García y Rafael Ramírez Arana, después de tres años de vivir juntos, le dieron validez jurídica a su relación.

Alejandro, de 27 años, reconoció que aún hay sectores que rechazan este tipo de relaciones e inclusive pronosticó que recibirá algunas críticas por haber hecho pública su unión: "Habrá quienes me critiquen, pero para todos tengo una respuesta, porque históricamente lo que hicimos hoy fue derribar una barrera de las muchas que faltan".

Para realizar el convenio, Alejandro y Rafael presentaron acta de nacimiento, identificaciones, testigos, comprobante de domicilio y un formulario de solicitud que previamente le fue entregado en la oficina de jurídico y gobierno.

La ceremonia, que no duró ni un cuarto de hora, simbolizó para los convivientes el triunfo de una lucha de muchos años que no fue únicamente con la sociedad, sino también con ellos mismos para reconocer su preferencia.

A la Ley de sociedad de convivencia se puede acoger cualquier ciudadano, sin embargo, ayer sólo hubo registros de parejas homosexuales, por ello las autoridades aclararon que la ley es para todo el Distrito Federal, ya que subsana una laguna legal que actualmente tiene el Código Civil y se garantizan los derechos sucesorios, patrimoniales y de alimentos a personas que no tienen una relación como cónyuges o concubinos.

 
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