Usted está aquí: jueves 15 de marzo de 2007 Opinión Una entrevista reveladora

Octavio Rodríguez Araujo

Una entrevista reveladora

Felipe Calderón piensa en inglés y al hablar traduce mal al español, como lo demostró al decir, para Elena Gallegos y Claudia Herrera, de La Jornada, que "el PAN tiene que jugar un rol muy relevante". "Jugar un rol" es una mala e inaceptable traducción de to play a role. En español, según mi diccionario, se dice desempeñar un papel. Pero al final no importa, pues desde hace muchos años, de Salinas para acá, nos hemos tenido que acostumbrar a que nuestros gobernantes piensen en inglés, ya que es el idioma que hablan sus patrones y sus socios reales o potenciales. No puedo asegurarlo (porque no estuve ahí), pero podría apostar a que en la reunión "bilateral" de la hacienda de Temozón los mandatarios hablaron en inglés (en territorio mexicano) y no como se acostumbraba antes: cada uno en su idioma como símbolo de soberanía y de trato entre pares.

La interesante entrevista concedida por el impuesto presidente mexicano a La Jornada tuvo una doble intención: dirigir un mensaje al pueblo mexicano y, de paso, sólo de paso, al ocupante de la Casa Blanca. A los pueblos y gobiernos de América Latina, en cambio, les envió una señal inequívoca, más propia de Fox que de quien ha querido distinguirse de este último. Y esta señal fue que México no ha dejado de ser "el hermano mayor" de América Latina y, más grave aún, que nuestro país debe ejercer liderazgo "en un momento en el que América Latina está necesitada de ponderación, equilibrio y sensatez".

La anterior expresión entrecomillada es una negación de las formas diplomáticas, primero por decir que Latinoamérica está necesitada de ponderación, equilibrio y sensatez, y en segundo lugar porque el liderazgo mexicano en la región podría ejercer una buena influencia en ese sentido. La pedrada, obviamente, fue dirigida contra aquellos gobernantes que, a juicio de Calderón y de Bush, no se conducen con la docilidad que se espera de los sirvientes frente a los amos. ¿Quién es el más insensato de los gobernantes latinoamericanos? En la lógica de Calderón, Hugo Chávez, tanto que durante la campaña del primero fue motivo de comparaciones con López Obrador para decir que éste era un peligro para México.

Como Calderón Hinojosa piensa en inglés no pudo evitar hablar en traducción política de lo que piensa. Y es así que, emulando al presidente estadunidense, se siente con derecho a ejercer su influencia y liderazgo (que nadie le ha concedido) para orientar la "discusión acerca del rumbo que deben tomar nuestros países" y para imponer, quizá por la vía del ejemplo, la ponderación, el equilibrio y la sensatez que, según él, tanto se necesitan en América Latina. (¿La imposición, en este caso, del mexican way of life?) ¡Ah!, pero México no será ariete contra los gobiernos de izquierda latinoamericanos, ni siquiera -en lenguaje futbolístico- centro delantero.

El mensaje al pueblo mexicano no fue menos claro: a López Obrador "le sigo guardando el mismo respeto de siempre", es decir, ninguno. Pero, además, como si fuera amnésico, declaró que en su campaña lo "ayudaron mucho las circunstancias, porque había temor a mi oponente (se refiere a López Obrador), así que mucha gente lo único que buscaba era mi triunfo". Y omitió que cuando AMLO iba arriba en todas las encuestas inventaron, con la complicidad del IFE y de los medios electrónicos, que era un peligro para México con el objeto, precisamente, de que hubiera temor al oponente que iba a dejar -dijeron- a la gente sin casas y sin televisores. Ahora, ya en la silla presidencial por obra y gracia de una conspiración fraudulenta, dice que la oposición de López Obrador es incluso "deseable, porque es fundamental que puedan canalizarse de manera articulada las distintas expresiones políticas". Y luego, en reciprocidad a los discursos de Marcos durante la otra campaña, reconoció que al EZLN no lo menciona frecuentemente y que existe "como movimiento articulado en torno a ideas y propuestas" en una dinámica de "responsabilidad con el país..." al no haber incurrido en acciones de guerra, pasando por alto que la Ley para el Diálogo, la Conciliación y la Paz Digna en Chiapas obliga a las partes a una suerte de tregua mientras no se rompa el diálogo, que en la práctica no existe desde hace más de 10 años. Calderón ha dicho que el EZLN no está "en los temas relevantes de la agenda nacional", pero bien que ha permitido, aunque sea por negligencia, que varias comunidades zapatistas sean agredidas por grupos paramilitares claramente identificados.

¿Y del conflicto en Oaxaca? Lo mismo, es un movimiento que existe, pero no hace nada por solucionarlo, salvo protegiendo en los hechos al criminal gobernador de ese estado. "Es un tema muy delicado", dijo, pero no lo encara. Sólo promete, sin convicción, que será enfrentado legalmente y que su secretario de Gobernación le dará seguimiento. ¿Hasta cuándo? La apuesta, como es evidente, es a que el movimiento se canse en los casi cuatro años que todavía le faltan a Ulises Ruiz como gobernador.

Una entrevista reveladora y da para más; pero el espacio es limitado.

 
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