Usted está aquí: jueves 15 de marzo de 2007 Cultura Ruego por tener la dicha de que me aplaudan mis vivísimas verdades: Andrés Henestrosa

Presentaron Andanzas, sandungas y amoríos, nuevo libro del escritor centenario

Ruego por tener la dicha de que me aplaudan mis vivísimas verdades: Andrés Henestrosa

ARTURO JIMENEZ

Ampliar la imagen Angeles González Gamio, Fernando Valdés, Andrés Henestrosa y María Dolores González Casanova, la noche del martes, durante la presentación del libro Andanzas, sandungas y amoríos, del escritor oaxaqueño Foto: Yazmín Ortega Cortés

Una petición para alimentar su esperanza, hecha por él mismo, un aplauso del público como respuesta generosa, y el deseo empecinado del propio Andrés Henestrosa de seguir viviendo más allá de sus actuales cien años, dieron el tono a la presentación de su reciente libro Andanzas, sandungas y amoríos.

''Tengo cien años, los acabo de cumplir, pero no está en mis planes morirme'', dijo el escritor oaxaqueño.

Ultimo en tomar el micrófono, con su característica voz alta, Henestrosa saludó y agradeció las muestras de cariño, y más adelante agregó:

''Moriré el día en que la vida se olvide de mí, pero en tanto pueda sobrevivir en la memoria de ustedes, estaré vivo. Ruego a los dioses, en quienes sólo creo en las noches, que su voz suba hasta el cielo, donde reside el creador de todo, para que oyéndoles pueda yo vivir unos años más, y tener la inmensa dicha de ver que ustedes me acompañan y aplauden mis más vivísimas verdades.''

Henestrosa recordó una frase de Goethe: ''El hombre vive mientras tiene aspiraciones. Y yo tengo una: llegar a los ciento y tantos años. Tengo la aspiración de vivir, de leer, de conocer el mundo''.

Andanzas, sandungas y amoríos (Plaza y Valdés) es un libro bello con grabados de Juan Alcázar, diseñado por Chac y creado a partir de entrevistas y trabajo de edición de Mariliana Montaner, además de contar con un prólogo del periodista Jacobo Zabludovsky.

La presentación fue en un salón de la cantina La Covadonga y participaron Chac y Montaner, además de Angeles González Gamio, María Dolores González Casanova y Fernando Valdés, director de la editorial Plaza y Valdés.

El escritor solicitó al público que considera que Andrés Henestrosa sí existe y estuvo ante ellos, que pidieran ''al que todo lo puede y todo lo hace, que me dé unos años más de vida''.

Un invento de sí mismo

Luego de deletrear la palabra ''es-pe-ran-za'', Andrés Henestrosa confesó:

''¡Esa es la que me mantiene vivo, ayúdenme con su aplauso, que no merezco!''

Y todos los asistentes alimentaron la esperanza del escritor centenario con un larguísimo aplauso.

También jugó con la ficción y la realidad. ''Hubo un hombre que se decía llamar Andrés Henestrosa. No existió, fue un invento de él mismo y se empeñó en que fuera realidad. No hay tal Andrés Henestrosa, es una fábula, un cuento que yo mismo he inventado acerca de mí''.

Recordó los idiomas que habla.

''Yo no soy sino un humilde estudioso de la lengua española. Quisiera saberla a una perfección con que, supongo, hablo el idioma zapoteco.

''Un día me nacieron ganas de escribir, y en esas estoy. A veces, cuando logro engañarme a mí mismo lo suficiente, pienso: he escrito alguna paginita para que un curioso de nuestras letras, de aquí a cien años, la recuerde.

''Dos lenguas indígenas hablaba yo cuando vine a México. La una la sigo hablando en casa todos los días: el zapoteco. La otra, ya sólo de repente: el huave.''

Y concluyó: ''En momentos de ofuscación pienso que no han sido en vano mis desvelos, que algo he aprendido del hermoso idioma castellano''.

 
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