Usted está aquí: miércoles 14 de marzo de 2007 Cultura Limbo legal en la utilización de obras de arte para adornar oficinas de gobierno

Cuadros van y vienen de museos a despachos de gobernantes cada sexenio

Limbo legal en la utilización de obras de arte para adornar oficinas de gobierno

Para no afectar colecciones mostradas al público, el Estado debería recurrir a otras que tiene a su alcance, sugiere experto

Una opción son las del programa fiscal Pago en especie

MERRY MACMASTERS

Ampliar la imagen Vista parcial del Museo de Arte Carrillo Gil, cuya colección se ha visto disminuida por un acto de autoridad Foto: Cortesía del Museo Carrillo Gil

Ampliar la imagen La parte frontal del Museo de Arte Moderno Foto: María Luisa Severiano

La costumbre de adornar las oficinas de gobierno con obras de arte persiste con ambigüedades normativas y legales.

Dentro de esa tendencia, el pasado lunes 5 de marzo personal técnico del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble, del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), acudió al Museo de Arte Carrillo Gil para recoger dos cuadros, seleccionados el viernes anterior, El retrato de un poeta, de Diego Rivera, y Cabeza de caballo, de David Alfaro Siqueiros, para llevarlos a la residencia oficial de Los Pinos, informó a este diario el museógrafo Armando Sáenz Carrillo, nieto del fundador de ese recinto cultural.

Más allá de que el documento que el doctor Alvar Carrillo Gil firmó con el INBA prohíbe dividir el acervo, así como lo irregular del procedimiento, Sáenz Carrillo pregunta por qué siempre se tiene que afectar el acervo de los museos cuando hay ''otras colecciones del Estado".

En lo que a Los Pinos respecta, durante su sexenio el presidente Carlos Salinas de Gortari inició una colección de pintura con obra de 32 de los artistas más reconocidos del país, entre los que figuran Francisco Toledo, Vicente Rojo, Juan Soriano, José Luis Cuevas, Manuel Felguérez, Gunther Gerzso, Rodolfo Morales, Luis Nishizawa, Cordelia Urueta, Julio Galán, José Chávez Morado, Sergio Hernández, Susana Sierra e Irma Palacios.

La obra encargada expresamente a los artistas fue exhibida el 6 de noviembre de 1993 en el salón Adolfo López Mateos. Las obras, entonces, se instalaron en los muros de los salones de trabajo de la residencia oficial, donde serían observadas por ''los miles de visitantes que acuden a ellos durante el año'', de acuerdo con la oficina de prensa del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA). Pero, ¿quiénes fueron esos miles de visitantes? Seguramente, no los que suelen acudir a los museos. Además, ¿dónde están esas obras?

Al mismo tiempo, y por disposición presidencial, fueron restituidos al patrimonio del INBA otros cuadros que, en calidad de préstamo, se encontraban en Los Pinos desde hacía muchos años.

En su momento, la oficina de prensa del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes dijo que la devolución permitiría que las obras de arte -que forman parte del catálogo del INBA- se integraran a los museos correspondientes.

Se trataba de que los encargos de obra continuarían para formar un patrimonio propio en la Presidencia de la República y realizar una sustitución periódica de los cuadros del INBA que, desde años anteriores, se encuentran en los recintos públicos de la residencia oficial de Los Pinos, y que el Presidente tenía interés en que fueran devueltos para su exhibición permanente en los distintos museos a cargo del instituto.

El 8 de agosto de 2001, en el primer año del sexenio foxista, el INBA dio aviso de que ''119 obras de importantes artistas que se encontraban en la residencia oficial de Los Pinos regresaban a las colecciones permanentes de los museos de las que salieron, entre ellos, el de Arte Moderno, el Nacional de Arte, el de Arte Contemporáneo Internacional Rufino Tamayo y el de Arte Carrillo Gil".

Pago en especie, otro gran acervo

Otro gran acervo lo constituye la obra recaudada anualmente mediante el programa Pago en especie de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

En entrevista reciente, José Ramón San Cristóbal Larrea, director de Promoción Cultural, Obra Pública y Acervo Patrimonial, habló del interés de Hacienda de difundir la obra tanto en embajadas como en museos.

Cada año el Servicio de Administración Tributaria, instancia federal recaudatoria, recibe un millar de obras que a su vez se sortean en estados, municipios y Federación. A la colección Pago en especie de la Secretaría de Hacienda le corresponde entre 80 y 100 obras al año, apunta San Cristóbal Larrea.

Ese programa se instituyó en 1957, a raíz de la visita que David Alfaro Siqueiros le hizo a Hugo B. Margáin, entonces director de Impuesto sobre la Renta.

Asimismo, en 1975 ese programa se reguló mediante un decreto presidencial.

Prestar obras de arte, en fin, es una práctica común en México.

 
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