Usted está aquí: miércoles 7 de marzo de 2007 Opinión RSF: periodistas por encargo

José Steinsleger/ II

RSF: periodistas por encargo

El periodista "independiente" Robert Menard, director de Reporteros sin Fronteras (RSF), goza de más impacto y poder que los misiles de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en la guerra de la ex Yugoslavia, o los disparados por la coronela Kimberley Olson, de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, sobre los pueblos y ciudades abiertas de Asia Central.

En los "informes" de RSF no figuran el bombardeo al edificio de la radio y la televisión de Serbia (1999) o el número de periodistas muertos en la invasión a Irak (2003). En cambio, la coronela Olson fue acusada de utilizar su posición como segunda comandante del general (r) Jay Garner (primer administrador estadunidense de Irak, y luego "contratista" del Ejército), adueñándose de 3 millones de dólares en contratos con una empresa de "seguridad".

¿Por qué los informes de RSF son vistos en Washington y la Unión Europea como paradigmas de "objetividad" cuando militares como Olson fueron acusados de actividad mercenaria por un tribunal militar en abril de 2006? ¿No trabajan ambos para la misma causa, los mismos patrones?

Podría conjeturarse que transgrediendo ciertos principios de la honorable institución que representa, Olson descubrió que en el proyecto de "fabricación de la democracia" (Bush dixit), la contratación de mercenarios resulta más eficiente que la defensa de la democracia y la libertad sometida a los juegos políticos de la diplomacia internacional.

El caso de Menard es distinto. Es un mercenario de carrera. Por esto RSF nunca ha dicho una palabra acerca de la concentración económica en los medios de comunicación en Estados Unidos, país donde, según RSF, "... existe una real libertad de prensa".

Así como los "soldados de fortuna", los periodistas "independientes" de Menard han convertido a RSF en un negocio que oferta "índices de libertad de prensa" de acuerdo con la demanda del cliente. Su "ética", por tanto, no parece diferir de la sostenida por Robert B. McKeon, presidente de la famosa empresa de mercenarios Dyncorp que apoya "... la privatización y rediseño de facilidades de los gobiernos en todas partes del mundo".

McKeon reconoce: "Yo quería ser independiente un día. El deseo surgió de mi necesidad fuerte de ser mi propio jefe y no tener ningún límite con respecto a cuánto dinero podría hacer". Más conviene ser periodista "independiente". Por lo general, los "contratistas" acaban mutilados o colgados de algún puente en los países del mal, y nadie puede reivindicar su nombre porque así lo estipula el contrato que firmó en este valle de lágrimas.

En abril de 2000, sin pruebas, RSF implicó al presidente constitucional de Haití, Jean Bertrand Aristide, en las muertes de los periodistas Jean Dominique y Brignol Lindor. El 29 de febrero de 2004, cuando Aristide fue derrocado por la invasión conjunta de Washington y París, Menard habló de "libertad de prensa recuperada... una esperanza que hay que mantener" (sic).

Sin embargo, RSF guardó silencio luego del homicidio del periodista Abdias Jean, de 25 años, corresponsal de la estación de radio WKAT de Miami, asesinado en enero de 2005 por agentes de policía del gobierno, mientras que el 19 de enero de 2006 tergiversó la muerte del cronista gráfico Jean Rémy Badio, de SOS Journalists.

¿Cuál es el ideal de "libertad" que defiende RSF cuando recibe fondos de los magnates preocupados por la llamada "sociedad de la información"? Entre las compañías que venden los "informes" de RSF figuran la multinacional Publicis, agencia de publicidad número uno en Francia y Europa, y número tres en Estados Unidos, junto con su socia neoyorquina Saatchi y la francesa Vivendi. Investigaciones recientes revelan que por medio de la filial estadunidense Starcom Media West, Publicis es la responsable de haber lanzado al mercado la nueva imagen del Ejército de Estados Unidos hacia Europa y el mundo.

Grupos como la Fundación Internacional para la Libertad y la Fundación para el Análisis y Estudios Sociales, presidida por José María Aznar, u organizaciones terroristas como la Fundación Nacional Cubano Americana y otras de igual tenor, figuran entre los contribuyentes de RSF: Comité para una Cuba Libre, Hewlett Packard, Fundación de Francia, Fundación Hachette, Fundación Real Network, Ediciones Atlas, Cadena SER, Open Society Institute, o de Serge Dessault, François Pinault y Jean Marie Lagardere, fabricantes de armas.

En 2004, la ONU suspendió la acreditación de RSF, luego de que irrumpiera en la apertura anual de la Comisión de Derechos Humanos con panfletos insultantes hacia la presidencia de Libia en dicha comisión. Meses después, durante la Cumbre de la Sociedad de la Información, organizada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT, 2005), Robert Menard fue declarado persona non grata.

 
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