Usted está aquí: domingo 4 de marzo de 2007 Opinión Tumbando Caña

Tumbando Caña

Ernesto Márquez

Carnaval de Barranquilla, vivido y gozado

Ampliar la imagen El mestizaje, presente en las danzas populares del carnaval de Barranquilla, Colombia Foto: Ap

ORGIAS DE COLOR y sabor, borracheras de ritmos calientes, noches suculentas, experiencias en vivo y a flor de piel, es lo que hemos vivido en el carnaval de Barranquilla, el más alegre, el más verraco, el más bacano del mundo, a decir de su gente.

VERRACO Y BACANO son dos palabras muy comunes en el habla colombiana, empleadas para describir en superlativo lo bueno y maravilloso de alguna situación, persona o cosa; dado lo cual podemos explicarnos a qué se refieren cuando califican a su carnaval con tales términos.

DECLARADO POR LA UNESCO como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, el carnaval de Barranquilla se distingue de otros por ser muy verraco y bacano, pero sobre todo por la representatividad de música, danza, máscaras y disfraces tradicionales que evocan su pasado africano, indígena y europeo.

MIENTRAS EN OTROS carnavales optan por modelos "contemporáneos" y pomposos, los barranquilleros apoyan el suyo en los valores de sus raíces étnicas, y obtienen un producto que sustenta su identidad.

EN EL CARNAVAL de Barranquilla el mestizaje está presente en todas sus manifestaciones, lo que genera, gracias a la dinámica propia de estas fiestas, nuevas expresiones, como las danzas especiales, de relación y de fantasía, que en sus desarrollos mantienen la constante musical llamada cumbia.

LA CUMBIA, ABUELA de todos los géneros bailables colombianos, es la bandera insignia del carnaval, es el tronco por el que ascienden o descienden todas las manifestaciones dancísticas, mismas que llevan como instrumentos básicos tambores africanos y flautas indígenas.

EL HUEPAJE, GRITO de entusiasmo, y las polleras (colorá, blancas, azules, rosas...) vuelan al compás de la música de pitos, gaitas y tambores, y no hay dios que impida que uno se mueva y palmee a tempo rítmico, cuidando la sincronización de los movimientos y luciendo una amplia sonrisa mientras agita el caderaje.

"Quien lo vive... es quien lo goza",

CITA EL ESLOGAN publicitario, tan cierto como la alegría que da el saber que se es y se pertenece.

DESDE QUE UNO arriba a La Arenosa, se percibe el ambiente de fiesta. Las chirriantes notas de las flautas de millo y el vigoroso retumbar de los tambores a las afueras del aeropuerto avisan del jolgorio en que se verá inmersa la ciudad durante cuatro días. Cuatro días en que todo puede suceder, "menos el aburrimiento", como subraya ufano el taxista que nos traslada al hotel. "Esta es la ciudad más alegre, más segura, con las mujeres más bellas y los hombres más bacanos del mundo; rumbee hasta donde le alcance la energía."

La vida es un carnaval

EL CARNAVAL COMIENZA en enero -y es un decir, porque aquí todo el tiempo se está de carnaval- con una ceremonia donde el alcalde de Barranquilla entrega las llaves de la ciudad a la reina electa, quien, desde ese momento, se convierte en la figura más importante de la entidad. A partir de esa fecha, una serie de actividades carnavaleras se desprenden como fruta fresca y caprichosa. Que si las mascaradas, que las guachernas, que los paloteos... En fin que, parafraseando a nuestra querida Celia Cruz, en Barranquilla la vida es un carnaval ¡Vaya vaina!

Batalla de flores

CON LA BATALLA de Flores, tradicional desfile de carrozas, artistas, orquestas, disfraces y grupos folclóricos, comienza la recta final de la fiesta. El sábado, desde muy temprano, la muchedumbre se concentra en la vía 40, conocida también como cumbiódromo. La policía militar tiene a su cargo el control del orden, pero todo transcurre en los términos curramberos acordados con su majestad, Daniela DonadoVisbal: rendirle a Barranquilla "y al mundo" un parte de paz y de alegría digna de su categoría de patrimonio de la humanidad.

CUANDO EMPIEZA EL desfile, el verbo que se conjuga es "gozar". La gente se divierte tirándose harina, agua, espuma; vitoreando a los que desfilan, cantando y agitándose al ritmo de la cumbia. Al frente de la parada carnavalera marchan las jóvenes de la tercera edad, los niños y una apabullante fiesta de colorido imposible de describir en pocas palabras.

PARA LOS TURISTAS puede resultar extraño encontrarse con personajes como El Monocuco, La Marimonda, El Congo, El Garabato... iconos, entre otros, de la fiesta barranquillera, que -aseguro- son únicos. Desfilan también personajes que remiten a épocas primitivas o de La Colonia, como Los Caribes, los negros de Puerto Colombia, las negritas Pulloil, Las Faraotas de Sabanalarga, además de mitos urbanos de la talla de El Varón de las Tinieblas, El Descabezado y La Vieja Loca.

Patrimonio de la humanidad

EL CARNAVAL DE Barranquilla es patrimonio de la humanidad porque reúne expresiones emblemáticas de la memoria e identidad del pueblo barranquillero, del Caribe colombiano y del río grande de La Magdalena.

INMERSO EN LA fiesta y la excitación constante, parece que este detalle pasa desapercibido para la mayoría. De ahí que, para insistir en cuál es el origen, algunas organizaciones culturales oficiales e independientes organizan actividades precarnavaleras, como la Noche de Tambó, donde se expone la cumbia "de verdad, verdad"; la Noche del Río, en la que con música, canto y danza se testimonia cómo el río Magdalena fue, y sigue siendo, gestor de las manifestaciones culturales ribereñas que alimentan al carnaval, y la Noche de Bullerengue, donde se presenta lo mejor de la música y cantos de la costa negra del Pacífico.

PERO EL CARNAVAL de Barranquilla no se agota con los desfiles, los festivales de música tradicional y las descargas rumberas; detrás de la fiesta están la reflexión y la exposición de la creatividad artística. En esta ocasión se llevó a cabo el primer Carnaval de las Artes, organizado por el escritor y cineasta Heriberto Fiorillo, con la participación de intelectuales y artistas de México, Argentina, Brasil, Cuba, Estados Unidos, Italia y Colombia, entre los que se encontraron Carlos Monsiváis, Yolanda Montes Tongolele, Roberto Fontanarrosa, Chico César, Pancho Amat, Daniel Samper Pizano, Oscar Collazos, Jon Lee Anderson y Donato Sartori, motivo real de nuestro viaje a Quilla. Se realizaron también el segundo Encuentro Internacional de Carnavales, el sexto Festival de Teatro al Aire Libre, así como exposiciones plásticas, ciclos de cine, conferencias y talleres sobre danzas colombianas.

EL CARNAVAL BARRANQUILLERO es muy verraco y muy bacano porque es una fiesta de celebración, cuya convocatoria está en el corazón de su gente que, apoyada en su fiesta, da una vuelta a la página tan conocida de Colombia. Aquí es otra, una que canta ríe y está fuera de toda es vaina jodida de la guerra y el narcotráfico.

[email protected]

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.