Usted está aquí: jueves 1 de marzo de 2007 Estados Odisea de niños nayaritas para encontrar a sus padres en los campos de tabaco

Proceden de la sierra huichola; llegan solos mediante aventones y expuestos a peligros

Odisea de niños nayaritas para encontrar a sus padres en los campos de tabaco

JESUS NARVAEZ ROBLES CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Niños huicholes procedentes de la sierra de El Nayar, llegaron solos al municipio de Santiago Ixcuintla en busca de sus padres que trabajan como jornaleros * Jesús Narváez Robles

La Presa, Nay., 28 de febrero. Cientos de niños indígenas, en su mayoría procedentes de la zona serrana de Nayarit, han empezado a arribar a los campos de tabaco, ubicados en la costa de la entidad, para acompañar a sus padres, quienes son contratados como jornaleros para el corte y ensarte de esa planta.

La historia de los hermanos Armando y Fidel, de 11 y 9 años de edad, respectivamente, y el amigo de ambos, Alejandro, de 9 años, es distinta.

Hace una semana arribaron solos a la cabecera municipal de Santiago Ixcuintla buscando a sus papás, luego de caminar muchas horas y viajar de aventón desde la comunidad huichola de El Saucito, en la parte más alta de la sierra de El Nayar, colindante con Durango.

Armando habla español a medias; no conoce a nadie y su única guía es la indicación que les dio la abuela de dos de ellos antes de partir: "sus padres trabajan en La Presa, ahí búsquenlos".

Cuando descansaban (uno de ellos dormía) sobre unos cartones tirados en el piso de una plazoleta, fueron auxiliados por el agricultor Marcos Rodarte Almeida, quien espera encontrar a los papás de los niños en algún poblado o parcela de la región, porque, dice, "en La Presa no están".

Rodarte decidió traerlos a La Presa porque, además de vivir ahí, tiene tierras en las que laboran indígenas y "pensé que alguno de mis trabajadores podría conocer a sus familiares".

Mientras su esposa da desayuno a los menores, el agricultor recuerda que el pasado miércoles, cuando hacía unas compras en Santiago vio a los niños, y escuchó cuando el más grande se acercaba a una señora y le preguntaba sobre la forma de llegar acá.

En la casa de Rodarte, los tres menores indígenas comen, juegan, ven televisión y la pasan bien; sin embargo, por conducto de Armando, todos los días preguntan cómo hacer para encontrar a sus padres.

El agricultor ya dio aviso a las autoridades locales y envió un anuncio a la radio de la cabecera municipal con los pocos datos que ha logrado recabar:

El papá de Armando y Fidel se llama Casildo Jiménez y su mamá es Rosa; el padre de Alejandro es Isidoro Carrillo.

"Mi abuela dijo que viniéramos", comenta Armando. Dice que caminaron mucho, subieron a un camión, bajaron "en otro lugar", pero no puede determinar lugares, porque los desconoce.

Lo más específico es que, ya para llegar a la costa, "un señor en un camión" los encontró y los llevó a Ruiz (cabecera del municipio del mismo nombre). Ahí tomaron un autobús que los trasladó a Santiago Ixcuintla, donde los encontró Rodarte.

El trayecto de El Saucito, en los límites con Durango -de donde salieron los tres niños- a Ruiz es de al menos 100 kilómetros, 20 de camino pavimentado, y el resto de terracería e intrincadas veredas.

Rodarte Almeida indicó que va a seguir "procurando" a los niños "unos días, y si no aparecen sus familiares, creo que voy a pedir al gobierno ayuda para llevarlos a la sierra, donde dicen que viven".

 
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