Usted está aquí: sábado 17 de febrero de 2007 Cultura Monsiváis propone un recorrido por los hitos y la cotidianidad de México

Presentaron Imágenes de la tradición viva, libro monumental del escritor

Monsiváis propone un recorrido por los hitos y la cotidianidad de México

Coleccionar es una forma de memoria y la de él es ''crítica, generosa y vehemente'', dijo José María Pérez Gay

El autor compartió ''nuevas'' prácticas que se observan en el país

ARTURO JIMENEZ

Ampliar la imagen Los escritores José María Pérez Gay y Carlos Monsiváis, antenoche, en la librería Rosario Castellanos, donde presentaron el volumen coeditado por el Fondo de Cultura Económica, editorial Landucci y la UNAM Foto: Carlos Ramos Mamahua

La atmósfera de un ritual en torno a las tradiciones de la cultura mexicana -con cantos decimonónicos antimperialistas (Adiós mamá Carlota), poemas desbordados de romanticismo (Nocturno a Rosario) y reflexiones sobre la compleja fascinación de coleccionar objetos, basadas en planteamientos de pensadores como Walter Benjamin- no podía ser mejor para la presentación del libro monumental Imágenes de la tradición viva, de Carlos Monsiváis.

Se trata de un volumen que, como comentó el escritor José María Pérez Gay durante la presentación el jueves en el Centro Cultural Bella Epoca, es una especie de extensión del Museo del Estanquillo, recién inaugurado y que alberga el acervo de Monsiváis, y es a su vez una ''colección deslumbrante'' de imágenes de México.

Y es que este libro, de ''excelente factura'' y ''único en su género'', agregó Pérez Gay, intercala imágenes seleccionadas por Déborah Holtz y textos de Monsiváis sobre las tradiciones populares mexicanas (las perdidas, las que están a punto de desaparecer y las sobrevivientes), los movimientos sociales como el del 68 y el mosaico de manifestaciones culturales que es el país.

Publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), la editorial Landucci y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), esta obra aborda los momentos decisivos y cotidianos del país, desde la Colonia hasta el siglo XXI, pasando por la Revolución de 1910, el cine, la lucha libre, las tradiciones indígenas, las tradiciones televisivas, Octavio Paz o Juan Gabriel.

''Aquí están los avatares, las creencias, devociones y pasiones de un pueblo diverso plasmado en imágenes'', señala el FCE. Y es también un libro que, como comentó en corto Consuelo Sáizar, directora de esa editorial, es una especie de homenaje a Carlos Monsiváis.

Coleccionista nato

Pérez Gay se refirió a Monsiváis como un ''coleccionista nato''. Y partiendo de pensadores como Walter Benjamin, el escritor comentó que, al coleccionarlos, los objetos se despojan de todas sus virtudes originales y abandonan sus diferencias específicas.

Coleccionar, agregó, es el ''grandioso intento de superar la total irracionalidad de las cosas en su sola presencia, al integrarlas en su nuevo sistema histórico creado particularmente: la colección''.

Para el verdadero coleccionista, continuó Pérez Gay, cada objeto o cosa individual se convierte en una ''enciclopedia'' que contiene toda la sabiduría y la ciencia de la época, del paisaje, la industria o el lenguaje.

Coleccionar, dijo, es una forma de la memoria. Y más adelante compartió que no conocía otra memoria como la de Carlos Monsiváis: infalible, precisa, generosa, vehemente, crítica, destacó.

Dosis de instintiva rebeldía

Antonio Saborit dijo que en las tradiciones abordadas por Monsiváis hay ''una dosis de instintiva rebeldía y un deseo de reafirmación'' de lo individual y lo colectivo frente al ''salto en el abismo'' de la homogeneización material, mecánica, sentimental y educativa que caracteriza a los procesos de la modernidad.

La atmósfera adecuada para el ritual se propuso desde el principio, cuando José Luis Ibáñez leyó, casi cantó, el texto de Vicente Riva Palacio, Adiós mamá Carlota, adoptado como himno por los chinacos y que el público coreó y aplaudió animado. ''Adiós mamá Carlota, adiós mi tierno amor''.

En otro momento Ibáñez declamó el Nocturno a Rosario, de Manuel Acuña, y logró conducir a los espectadores a las procelosas aguas del romanticismo, universo solemne de un amor desdichado traído desde el siglo XIX y sólo roto por las risas del público en la parte de ''¡y en medio de nosotros/ mi madre como un Dios!''

Al final Monsiváis compartió más de una veintena de las ''nuevas tradiciones'' que observa en el país, como la presentación de libros que prueban el poder de convocatoria y los celulares que propician reuniones de autistas, o el escándalo, la moda y el dvd.

 
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