Usted está aquí: jueves 15 de febrero de 2007 Estados Atraviesan productores hidalguenses de leche la peor crisis financiera en 30 años

Las empresas industrializadoras les pagan una participación cada vez menor, señalan

Atraviesan productores hidalguenses de leche la peor crisis financiera en 30 años

CARLOS CAMACHO CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Productores de leche de la cuenca hidalguense enfrentan una de sus peores crisis debido al aumento en sus costos de producción y deudas con la banca, problemas que se agravaron con la entrada de lactosueros, denunció el consejo de administración del Complejo Agropecuario Industrial de Tizayuca. En la imagen, productores de Querétaro regalaron el pasado viernes unos 10 mil litros del lácteo en protesta por la falta de apoyos Foto: Demián Chávez

Tizayuca, Hgo., 14 de febrero. Los productores de la cuenca lechera hidalguense enfrentan la crisis financiera más severa de los últimos 30 años, producto de adeudos por 70 millones de pesos con instituciones crediticias y un aumento de costos de producción de 40 por ciento al comenzar el año.

El problema se agravó hace cinco años, cuando entraron a México fórmulas lácteas de bajos costos de producción que sustituyen la leche natural de vaca. Los productores locales consideran estas fórmulas una competencia desleal.

El presidente del Complejo Agropecuario Industrial de Tizayuca (Caitsa), Javier Jiménez Gutiérrez, sostuvo que los productores no obtienen ganancia alguna por la venta de leche y que los verdaderos beneficiarios son los industriales y las tiendas.

En entrevista, señaló que el precio del litro de leche al menudeo se ha incrementado sólo 50 centavos en los últimos dos años, lo que en 2005 no dejó ganancia a los productores, y en 2006 sólo les permitió ganar 10 centavos por litro.

Según Jiménez Gutiérrez, los productores de la cuenca lechera venden en promedio un millón 200 mil litros semanales a la empresa Lala, un millón cien mil litros a Alpura y 500 mil a Santa Clara.

''Anteriormente nos pagaban 60 por ciento de lo que valía un litro de leche al consumidor; en este momento andamos en alrededor de 40 por ciento de ganancia. Cada día nos dan menos participación en el precio'', se quejó.

Para agravar los problemas que los productores enfrentan con las industrias dueñas del mercado como Lala, Santa Clara y Alpura, y el encarecimiento del maíz, el gobierno federal ordenó que no se incremente el precio de la leche, en perjuicio de los productores, dijo Jiménez Gutiérrez.

Recordó que los ganaderos de la cuenca lechera han vendido su producto desde hace más de 10 años a las empresas mencionadas, ''que antes nos daban 25 centavos de ganancia. En los últimos años no se respetó este acuerdo. Queremos que haya un órgano regulador que le dé su participación a las tiendas, a la industria y a los productores''.

Otro problema es la entrada de fórmulas lácteas, productos hechos de lactosueros y otros derivados baratos de la leche, utilizados por las industrializadoras, explicó Jiménez Gutiérrez.

''Hemos tenido que vender la leche a Liconsa porque las empresas no nos quieren comprar. Tenemos la crisis más fuerte en 30 años'', aseguró.

Los productores se han reunido con secretarios de Desarrollo Social y de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, con diputados federales y senadores, sin resultados.

Agregó que desde 2006 trabajan en números rojos ''y hemos solicitado apoyos, los cuales nos han negado''.

A pesar de las pocas utilidades que los productores lecheros obtienen, los costos de mantener, equipar y dotar de vacas un establo no son tan irrisorios como las ganancias por un litro de leche, señaló Efrén Padilla Reynoso, miembro del consejo de administración de Caits.

Una vaca cuesta de 15 mil a 16 mil pesos, y cuando baja su rendimiento de leche son vendidas al rastro a la mitad de su precio original.

La manutención de una vaca cuesta unos 70 pesos diarios. En la cuenca lechera existen 126 establos en una superficie de 226 hectáreas, que albergan a alrededor de 25 mil vacas, de las cuales 8 mil son becerras.

Tres establos se declararon en bancarrota por no poder mantener sus hatos.

Según Padilla Reynoso, si la cuenca lechera se declara en quiebra se perderían unos 2 mil 200 empleos directos y más de 10 mil indirectos.

 
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