Usted está aquí: martes 13 de febrero de 2007 Mundo Aumentan las evidencias del engaño de Bush para justificar la invasión a Irak

Más de 60% de estadunidenses se opone al envío de más tropas al país ocupado: encuesta

Aumentan las evidencias del engaño de Bush para justificar la invasión a Irak

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Un hombre corre cerca del mercado de Shorja, en Bagdad, donde estallaron tres coches bomba, para advertir a la gente que no se acerque al lugar. Fuerzas iraquíes y estadunidenses preparan un plan especial de seguridad para la capital de Irak que implica la llegada de más soldados al país ocupado, tema que aún tiene que debatir el Congreso de Estados Unidos Foto: Reuters

Nueva York, 12 de febrero. La coronación de las Dixie Chicks como el grupo musical más premiado del año es otra señal más de la caída en desgracia de esta Casa Blanca, y eso fue sólo en el primer día de una semana que incluirá la aprobación de una resolución contra el plan bélico del comandante en jefe y más revelaciones sobre la manipulación de inteligencia y otras medidas a las que recurrió para engañar al pueblo y así justificar la guerra en Irak.

De por sí, George W. Bush enfrenta a un pueblo que, por el momento, reprueba su gestión. Según una encuesta de CBS News difundida esta noche, 72 por ciento de estadunidenses considera que la guerra va mal; 68 por ciento desaprueba el manejo de Bush del conflicto bélico y 63 por ciento se opone a su plan para enviar más tropas a Irak. Más allá de la guerra, pero en gran medida por ésta, la aprobación general del presidente está en los niveles más bajos de su gestión con un apoyo de sólo 32 por ciento.

Anoche, en la celebración anual de los premios de la industria de la música, las Dixie Chicks ganaron el Grammy en las cinco categorías en que fueron nominadas (incluidos los tres premios principales) y con ello fueron las más premiadas del evento. El grupo ha padecido amenazas de muerte, boicots promovidos por grupos nacionales, una orden de cadenas radioemisoras como Clear Channel de prohibir sus canciones, y la Asociación de música Country rehusó nominarlas en toda las categorías en su entrega de premios hace unos meses, todo por declaraciones hechas durante un concierto en Londres en 2003 justo al iniciar la guerra en Irak, cuando la texana, Natalie Maines, la cantante principal del trío, dijo al público: "sólo para que sepan: estamos avergonzadas de que el presidente de Estados Unidos sea de Texas".

No están listas para pedir perdón

El premio por mejor performance country fue para No estamos listas para portarnos bien (Not Ready to Make Nice) una canción que rehúsa ofrecer disculpas a pesar del costo para este grupo. Su triunfo es un golpe más contra una Casa Blanca que ha perdido la invulnerabilidad que sus ocupantes tanto gozaron durante seis años. El triunfo de las Dixie Chicks probablemente no provocó ovaciones y júbilo en algunas casas de este país, incluida la misma Casa Blanca.

Pero la semana apenas empieza. A partir del martes, se realizará lo que muchos consideran como el mayor debate en el Congreso sobre la guerra desde su inicio en 2003. El liderazgo demócrata, con el apoyo de unos cuantos legisladores republicanos (algunos pronostican entre 30 a 60), comenzará este debate en torno a una resolución legislativa no vinculante expresando que "el Congreso desaprueba la decisión del presidente George W. Bush anunciada el 10 de enero de 2007 de desplegar más de 20 mil tropas de combate estadunidenses adicionales a Irak", aunque afirma que se continuará apoyando a las fuerzas armadas que actualmente están ahí o que hayan servido en ese país. Se calcula que el debate se realizará durante tres o cuatro días, y que a finales de esta semana o principios de la próxima la resolución será aprobada (una versión similar está estancada por el momento en el Senado).

El representante John Murtha, demócrata conservador íntimamente relacionado con parte de la cúpula militar, y promotor de este esfuerzo, reiteró hoy que "una escalada de tropas simplemente no funcionará", y sostuvo: "no podemos ganar militarmente". Sólo hay "una solución diplomática" al conflicto, subrayó.

Los republicanos fieles al presidente buscarán acusar a los demócratas de ofrecer "confort al enemigo" al promover esta resolución, debilitar la moral entre la tropa y criticar que no están presentando un plan alternativo. Pero estos argumentos son cada vez menos efectivos entre una opinión pública que se opone a la estrategia actual y que no confía en el comandante en jefe o en su equipo.

Y cada día hay más indicaciones y pruebas que nutren el ya amplio escepticismo sobre la credibilidad del gobierno de Bush. En revelaciones que surgen del juicio contra Lewis Libby, el ex mano derecha del vicepresidente Dick Cheney ­acusado de mentir a investigadores federales sobre la filtración de la Casa Blanca del nombre de una agente de la CIA clandestina para desprestigiar a su marido, el embajador Joseph Wilson, quien públicamente cuestionó datos de inteligencia que justificaron la invasión a Irak­, se está implicando a todos, desde Cheney, Libby, el estratega político de Bush, Karl Rove, el ex subsecretario de Defensa y hoy presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, y hasta el ex vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, en torno a este asunto.

El juicio, que ha captado la atención de casi todos en Washington, procedió hoy con la defensa que intentó mostrar que su cliente, Libby, no fue la primera fuente de esta información y sugirió que su cliente es el chivo expiatorio de la Casa Blanca. Pero al emplear esta estrategia, los abogados de Libby han provocado declaraciones de testigos que implican a casi todo el equipo íntimo del presidente en este esfuerzo.

Hoy, en el tribunal-teatro político en Washington, el periodista Bob Woodward ofreció una grabación donde el entonces subsecretario de Estado Richard Armitage le revela que la esposa de Wilson trabajaba como analista en la CIA. El columnista político conservador Robert Novak también identificó hoy a Armitage como su fuente y que Rove confirmó esta información. Walter Pincus, periodista del Washington Post identificó al ex vocero de Bush, Fleischer.

Al mismo tiempo, durante los últimos días se ha comprobado, como si aún se necesitara, que mucha de la "inteligencia" empleada por el gobierno de Bush fue hecha a la talla bajo las instrucciones del vicepresidente, el ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld y sus aliados neoconservadores en varias partes del gobierno.

Junto con Cheney y Rumsfeld, Paul Wolfowitz, el ahora presidente del Banco Mundial, ha sido implicado en revelaciones recientes que indican que no sólo participó en el intento para desacreditar al embajador Wilson, que ahora se examina en el caso criminal contra Libby, sino también fue identificado como uno de los encargados de manipular, distorsionar y, tal vez, fabricar "inteligencia" para justificar la invasión de Irak.

A finales de la semana pasada, un informe del inspector general del Pentágono confirmó que la oficina de inteligencia establecida por Rumsfeld fabricó la supuesta relación entre Irak y Al Qaeda, vínculos de Irak con el complot del 11-S y una serie de eventos y "reuniones secretas" que nunca existieron para justificar la invasión. Informa que las actividades "inapropiadas" de la oficina bajo Douglas Feith en el Pentágono, encargada de ofrecer evaluaciones "alternativas" de inteligencia sobre Irak, todas las cuales no eran apoyadas por el resto de las agencias de inteligencia del gobierno, fueron aprobadas por Rumsfeld o Wolfowitz.

"Todo esto agrega más a las pruebas de que el gobierno de Bush consciente y repetidamente engañó a los estadunidenses sobre la inteligencia en torno a Irak", opinó el New York Times en su editorial del sábado pasado, señalando que fue Wolfowitz quien de manera constante desde 1993 había insistido en un vínculo entre Irak y Al Qaeda. Estas maniobras y manipulaciones, concluye el rotativo, fueron empleadas por el gobierno de Bush "para arrastrar al país a una guerra desastrosa e innecesaria".

Pero tal vez este mundo ­y este país­ habrían evitado tanta sangre si hubieran puesto más atención a la inteligencia de algunos músicos premiados anoche ­las Dixie Chicks, Bruce Springsteen, Bob Dylan­ y no la supuesta "inteligencia" fabricada por expertos y maestros de la política que sólo ahora están cantando ­en juicios e investigaciones­ la verdad.

 
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