Ojarasca 118  febrero 2007

La lucha de liberación de los pueblos triquis ha sido una de las más largas, dolorosas y sangrientas de nuestra historia moderna. Despreciados y humillados por la Nación mexicana y los gobiernos locales desde el siglo xix, sufrieron un fallido embate "final" del sistema priísta toda la segunda mitad del siglo xx. Mas los triquis, esforzados y ejemplares, siguen plantados en el mapa del que tanto los han pretendido borrar.

No es casual que las imágenes que ahora ve el lector de Ojarasca sean en buena medida de mujeres y niños. Los triquis sufren una diáspora por de la violencia criminal, política y económica que asuela la región Triqui, en el corazón de la Mixteca profunda. La emigración masculina (y no sólo) es abundante. Fueron considerados "tribus salvajes" por los ya entonces ignorantes, racistas y corruptos funcionarios priístas en los años 50, antecesores directos de la actual pandilla de bandidos que "gobierna" el estado de Oaxaca a la sombra de Ulises Ruiz Ortiz, el más inamovible Moloch del régimen calderonista.

El desmembramiento de su territorio primordial fue una medida de control y despojo, fincada en la vocación genocida de los caciques mestizos que les usurparon incluso la representación política. Millares de campesinos indígenas emigran desde entonces a Estados Unidos, el Distrito Federal, Miguel Alemán (Sonora) y los valles de Baja California.

El mayor esfuerzo de consolidación los constituye desde su origen el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT), uno de cuyos fundadores, Paulino Martínez Delia, vuelve a hablar con sabiduría en estas páginas, a casi dos décadas de su asesinato. Paulino fue otro más de los centenares de muertos que la liberación triqui sigue costando. Por cruel paradoja, el movimiento de unificación se encuentra dividido. El MULT original se institucionalizó, sus dirigentes se afiliaron al regional Partido de Unidad Popular (PUP), entraron al deteriorado rejuego partidario de Oaxaca, e incurrieron en caciquismos que antes combatían. Eso propició la formación del MULT Independiente, que hoy impulsa el municipio autónomo de San Juan Copala y recupera en parte la territorialidad comunal triqui.

En alianza aún frágil con sus antiguos rivales priístas de la minoritaria Unión de Bienestar Social de la Región Triqui (UBISORT), y sin la participación del MULT "histórico", el MULT-I explora un nuevo camino para salir de la encrucijada de pleitos y divisiones que hiere a todos los triquis que hay en el mundo.

Ambos MULT -mas no UBISORT- pertenecen al Congreso Nacional Indígena y a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), pero miembros de la vertiente institucionalizada actuaron como infiltrados y sicarios del gobierno ulisista en 2006, mientras sus dirigentes acusan hoy al MULT-I de las prácticas violentas que ellos mismos cobijan. Los agravios son grandes. Al calor de la declaración formal del municipio autónomo hace pocas semanas, fue emboscado un miembro suyo, del grupo priísta. También de esta muerte se responsabiliza al MULT, que por su parte desconoce a los autónomos y reivindica su participación en el sistema de partidos de Oaxaca.

Ambos MULT son legítimos y representativos, y cuentan con bases en el estado, el DF, el valle de San Quintín (BC) y el otro lado. Y si los observamos de cerca, encontraremos que son los mismos. Hermanos triquis distanciados por una historia impuesta desde el poder. Y ya decía Luis Cardoza y Aragón: "Todo lo que tienda a la división de los indios es antinacional".

El camino de la autonomía, la recuperación territorial y la defensa de la identidad es tarea de todos los triquis, a quienes la palabra unificación les grita en las entrañas, pues saben que de ella dependen su sobrevivencia y las condiciones de vida digna que su admirable lucha merece. El destino de este pueblo es fundamental para todos los mexicanos. No sólo simbólicamente. ¿Qué clase de país seremos sin un lugar digno para los triquis? También decía Cardoza: "El indio como sujeto de la historia es comprensión que confiere sentido universal a las insurgencias locales. La vida del indio se entrelaza con la lucha de clases y el antiimperialismo". La unidad triqui es indispensable para el México que resiste.
 

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