Usted está aquí: miércoles 7 de febrero de 2007 Opinión Bajo la lupa

Bajo la lupa

Alfredo Jalife-Rahme

La decrepitud de Davos: hacia la esquizofrenia

Ampliar la imagen Demostración de repudio ante el foro económico de Davos Foto: Reuters

Los altermundistas biófilos debemos estar eternamente agradecidos con Baby Bush ­dicho sea de paso, el hombre más odiado del planeta­ por haber sepultado involuntariamente la desregulada globalización financiera neofeudal de la plutocracia oligopólica.

Nadie mejor que el fundador del Foro Económico Mundial (FEM) de Davos, su director inamovible durante 36 años (¡súper sic!), el suizo Klaus Schwab, podría definir mejor el lamentable estado mental de la plutocracia global: "enfrentamos un mundo esquizofrénico. Cada vez más complejo y difícil de entender" (The Daily Telegraph, 24/1/07).

Una corrección siquiátrica a Klaus Schwab, quien se entromete en terrenos resbaladizos que desconoce: el "mundo" (sic) no es esquizofrénico; son los epígonos de la globalización quienes padecen en forma lastimosa los estragos mentales de la esquizofrenia cuando su pernicioso modelo unilateral se ha desfondado.

Llama la atención que Davos y la globalización sean definidos mejor por sus turiferarios en términos siquiátricos de locura ­de "ruptura de personalidad" que significa "esquizofrenia"­, aunque Schwab no especificó a cuál de las cuatro variantes de la devastadora sicosis afectiva se refirió: la simple, la paranoide, la hebefrénica o la catatónica. Desde luego que no es la variante "simple" y, a nuestro juicio, se trata de una mezcla sui generis de las tres últimas citadas que varían en su proporción constitutiva dependiendo del palafrenero o del país afectado.

En el crepúsculo de la globalización, (ver Bajo la Lupa, 31/1/07 y 4/2/07) que va que vuela a la regionalización en simultaneidad con la economía mixta ­que la egoísta óptica de EU tilda de "localización"­, el decrépito FEM de Davos optó este año por cuatro desafíos, según Eric Le Boucher, comentarista económico de Le Monde ("Globalización y esquizofrenia", 24/1/07): 1) las fuerzas económicas emergentes del BRIC (el acrónimo feliz, acuñado por el principal banco de inversiones del mundo, Goldman Sachs: Brasil, Rusia, India y China, que representan 40 por ciento del crecimiento mundial); 2) la peligrosa geopolítica (Medio-Oriente, armas nucleares y petróleo); 3) la tecnología (que rompe los lazos sociales clásicos); y 4) el medio ambiente cambiante de los negocios (el imperativo ecológico y el ascenso de los usuarios).

Le Boucher, ciudadano de la quinta potencia de la globalización, aprecia desde Davos que "acabaron los juegos ilusionistas. El fin de la historia murió el 11 de septiembre de 2001. El mundo poscomunista no es el valle dulce de felicidad. El capitalismo venció, pero lleva consigo los gérmenes de la contestación".

Como parte de la esquizofrenia, Katrin Bennhold se deslumbra con las "empresas reunidas en Davos que tienen un ingreso anual combinado de 12 millones de millones de dólares (trillones en anglosajón): "casi el valor de toda la economía de EU" en medio de los "peligros que se ciernen" debido a la "transferencia de poder" (IHT, 23/1/07).

Cuando EU se ha consagrado más a las guerras que al samaritanismo, Bennhold ahora indaga quién acudirá al rescate después de las calamidades. Tampoco hay que exagerar la excepcionalidad teológica de EU, hoy un verdadero lastre global para el género humano: el mundo se puede pasar muy bien sin sus "servicios".

El diagnóstico de Nathan Gardels, asiduo de Davos desde hace una generación, es impecable: "EU ya no es dueño de la globalización", retiene el liderazgo tecnológico, pero la "globalización ya no es un fenómeno que encabece" (IHT, 24/1/07).

La paradoja, para no decir esquizofrenia, de EU es que se encuentra demasiado averiado para ser el líder del mundo, pero sigue siendo todavía poderoso, en términos comparativos con sus rivales, para ser ignorado.

Los estrategas rusos se sitúan ya en el incipiente nuevo "orden pentapolar" conformado por EU, la Unión Europea, Rusia, India y China, del cual excluyen en forma anómala a Brasil. Con o sin Davos, el canciller ruso Sergei Ivanov comentó crudamente en Moscú: "el mundo ha estado cambiando en forma dinámica y las amenazas han estado cambiando a velocidad caleisdoscópica. Los tiempos de la guerra fría, cuando todo era predecible y mensurable, fueron un paraíso en comparación con el presente" (RIA Novosti, 16/1/07).

De Defensa (25/1/07), centro de pensamiento estratégico-militar europeo, vislumbra la terra incognita del nuevo horizonte y se lanza a la yugular del "mundo Davos" cuando Bush, quien despreció sus cónclaves empresariales, puede sentenciar "misión cumplida" al "haber liquidado la influencia de EU". A final de cuentas, Davos era una excrecencia del poderío militar estadunidense que le proveía su paraguas nuclear.

La emasculación de EU y la impotencia concomitante de Davos han transformado el centro ideológico de la plutocracia global en un nuevo centro de meteorología, donde los superlativos depredadores del medio ambiente dicen preocuparse, ahora en forma grotesca, de lo que contribuyeron a destruir.

En Davos, en plena putrefacción, ahora se consagran a escudriñar los efectos del calentamiento global que las mismas trasnacionales y el consumo inmoderado de EU crearon. Si hubiesen leído la parábola decimonónica La tragedia de los Comunes, de William Forster Lloyd, entenderían las razones por las cuales el capitalismo desregulado, modelo eminentemente necrófilo y misántropo, propicia depredación, devastación y su propio suicidio. Los depredadores davosianos han sido superados por el destino y nos les queda otro refugio que su esquizofrenia.

Un poseído por la globalización, el británico atlantista Timothy Garton-Ash (The Guardian, 24/1/07), aunque le cuesta trabajo pronunciar la inevitable mutlipolaridad, no tiene más remedio que admitir cómo el "poder ha sido transferido" (el lema de Davos 07): "pasó el momento unipolar de la supremacía de EU. El poder ahora se encuentra difundido entre múltiples estados y grupos".

Después de haber compartido el mismo barco neoimperial y haber sido uno de sus más conspicuos palafreneros globales, ahora Garton-Ash se burla sin piedad del mundo unipolar y del unilateralismo "de la más poderosa potencia militar de la historia de la humanidad que creó su propia realidad". Clava su estocada fulminante: "Después de Irak, adiós a todo ello". Davos 07 versó sobre las "profundas transferencias estructurales de poder". Comenta correctamente que el "traslado horizontal de poder se encamina hacia la multipolaridad, en la que ha vivido el mundo la mayor parte de su historia, que configuraran dos tendencias mayores: el renacimiento asiático y la carrera energética". No lo dice, pero en ambos temas muy poco tienen que aportar los esquizofrénicos davosianos.

Con siete años de atraso, en Davos, los "líderes globales" (¡ja, ja, ja!) del capitalismo salvaje apenas se enteraron de que son un lastimoso cadáver sonámbulo. Para no ser crueles, optamos no citar a ninguno de los desbrujulados asistentes mexicanos a Davos debido a su consustancial exigüidad... ¡Adiós al mundo unipolar de Davos! ¡Viva la nueva esquizofrenia de Davos!

 
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