Usted está aquí: lunes 5 de febrero de 2007 Espectáculos Homenaje al mago Mandrake por sus 50 años de actividad

El auditorio Valentín Campa, sede del festejo

Homenaje al mago Mandrake por sus 50 años de actividad

JAIME WHALEY

Acostumbrado a sorprender esta vez el fue el sorprendido cuando inesperadamente su familia le rindió un reconocimiento por su medio siglo en el arte de la magia. El auditorio Valentín Campa fue el escenario del festejo para Mandrake, mago que lleva 50 años de asombrar a todo público con sus, valga decirlo, mágicas actuaciones.

El festejo no podía ser de otra forma y sobre el tablado del repleto recinto de la delegación Cuauhtémoc desfilaron varios colegas del emocionado Mandrake, quien poco imaginó que el sería la estrella del espectáculo al que fue llevado, un poco a engañifa por su esposa y auxiliar ­quien más si no Narda­ y sus tres hijos y nietos, luego de una comida en familia.

Hir, Claudia, Krotani y su hijo, Mandrake Junior, además del veterano payaso Lolito y su comparsa Chicharra, deleitaron a la heterogénea concurrencia ante el azoro del homenajeado.

"No lo podía creer", confesó ya reposado en la sala de su casa Alberto Sobrino, nombre de pila del mago Mandrake, quien calmó sus ansias mágicas desde la hoy lejana niñez.

Personaje popular entre la grey escolar de hace una treintena de años debido a sus actuaciones en las primarias y secundarias, sobre todo de la zona metropolitana del Distrito Federal, patrocinadas por una empresa dulcera, Mandrake empezó sus andanzas de forma meritoria en programas de televisión como el Club del Hogar, tras ser impactado por la habilidad para los trucos de manos que le hacía un tío sin que le llegara a revelar los secretos.

Arrellanado en un sillón de su amplia sala, el mago dijo que su vocación para la magia, la cual define como "el arte de hacer cosas extraordinarias que el público las crea", se reafirmó cuando su madre lo llevó a ver la película de El gran Houdini, protagonizada por Tony Curtis; después el la vio siete veces más.

Además de estudiar cómo hacer magia, Mandrake cursó la carrera de diseñador industrial "un mago sin cultura no sirve, se le nota" lo que le ayudó enormemente cuando hace años, en Houston, en plena época de las naves espaciales, presentó en su espectáculo una, a la que supuestamente hacia funcionar por control remoto cuando la tracción era un simple hilo invisible jalado por su esposa. Un mago estadunidense se interesó en el ingenioso artefacto y le ofreció comprarlo en mil 500 dólares a lo que gustoso el mexicano accedió y cuando el comprador le solicito el control remoto, le entregó el hilo claro con el que era jalado desde fuera del escenario.

Truco doble

El truco doble, esto es, incluida la venta de la nave espacial, le permitió desde entonces a Mandrake la convivencia con magos estadunidenses, como el mundialmente conocido David Copperfield, de quien se precia ser amigo cercano y considera fue el que le dio un giro al oficio de la magia, pues rompió con cánones y le quitó la rigidez a las presentaciones.

En cuanto a los magos mexicanos opina, sin ofensa al resto de colegas, que Fernando Keops y Joaquín Ayala, este último se fue hace 15 años a Estados Unidos, son de lo mejor del momento y para ayudar al gremio desde 1975 Mandrake edita el boletín BUM, publicación católica y convencional pues, explica, aparece cuando Dios quiere y cuando a él le conviene.

El legado de Mandrake está asegurado, pues su hijo, quien le agrega al nominativo de su padre el adjetivo de Junior, es otro practicante profesional de las fantásticas artes de la magia y ya hasta tiene su equipo de mago.

Por si las y los lectores se interesan en actos de ilusionismo, escapismo, mentalismo o prestidigitación pueden llamar a Mandrake al teléfono 5575-2624.

 
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