Usted está aquí: domingo 4 de febrero de 2007 Opinión A la mitad del foro

A la mitad del foro

León García Soler

Democracia mafiosa. Monja, casada, virgen y mártir

México Bárbaro, llamó John Kenneth Turner al libro editado con sus espléndidos y estrujantes reportajes sobre Yucatán, las haciendas henequeneras y la inhumana sumisión de los campesinos mayas sometidos a la esclavitud por los terratenientes de la casta divina. Vino la Revolución y don Porfirio se embarcó en el Ipiranga entre lamentos de la gente decente. ¡Ay qué tiempos señor Calderón!

Vendría el vuelco finisecular y la vieja burguesía rural cabalgó a lomos del garañón capitalista. Los bárbaros del norte abanderados del neopanismo. Baja California era en tiempos del priato tardío la primera elección de gobernador a cargo del César sexenal. Ahí, con la bendición del vecino del norte, la apertura democrática se anticipó a la salinastroika: Ernesto Ruffo sería el primer gobernador panista. Nada menos que en la entidad donde se acuñó la marmórea frase del "fraude patriótico". El primer acto de gobierno de la derecha fue el violento desalojo de invasores de predios urbanos, precaristas, marginados de los que se decía formaban las mesnadas del clientelismo electoral del PRI. El de la dictadura perfecta, diría Mario Vargas Llosa, el mismo a quien el inexcusable conferencista Fox convirtió en colombiano y le atribuyó haber recibido el Premio Nobel.

Lo que ve el que vive. Lo que queda del priísmo se juega el resto en Baja California con la anunciada candidatura de Jorge Hank Rhon. Roberto Madrazo convirtió en pobre político al heredero del político rico que lo envió al norte a regentear el Hipódromo de Aguacaliente: la desmesura del tabasqueño hizo candidato a su amigo y éste se hizo elegir presidente municipal de Tijuana. Baja California ya no es la primera elección gubernamental del sexenio. La visión cortesana del federalismo puso en marcha modificaciones al calendario electoral para aproximar cada toma de posesión a la del señor del gran poder central. Hoy empieza la tómbola en Yucatán, el México bárbaro de Turner, la península del sureste, el extremo opuesto de la de Baja California. Es gobernador el panista Patricio Patrón Laviada, ejemplar de la persistencia de la casta divina, quien publica fotografías de un anciano maya que le besa la mano.

Las vueltas a la noria ofrecen una pausa al PRI del pragmatismo empeñado en cavar su propia tumba, en girar sin rumbo, sin sentido, en busca de un centro inexistente. Yucatán y la democracia de mafias ofrecen el formidable espectáculo de los dirigentes genuflexos de la izquierda y sus satélites del Frente Amplio Progresista que ofrecen su registro y su apoyo a doña Ana Rosa Payán. Monja, casada, virgen y mártir; panista de por vida que renunció al partido porque el gobernador Patrón y los dirigentes de la ultraderecha cargaron la suerte en favor de don Xavier Abreu. Gobernó Mérida doña Ana Rosa y dejó huella de inflexibilidad moralizante; censura a espectáculos y repudio al control natal, a las píldoras y uso del condón; de la despenalización del aborto, ni hablar.

La virtud, la pureza. El dogma. El mayor peligro de Europa, dijo Aznar el exiguo al recibir un doctorado honoris causa en la Universidad Católica del Sacro Cuore, es "la dictadura del relativismo moral". Dueña de la verdad única, la derecha extrema su decisión de imponerla. Para la desmemoria la respuesta formidable de Miguel de Unamuno: Venceréis, pero no convenceréis. A nombre de la democracia, de la tolerancia, del liberalismo fuente de los derechos individuales y origen de los derechos sociales, condenan el relativismo moral los herederos del grito fascista: "¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!". Pero el centro de José María Aznar acogió al de la victoria cultural y hoy abraza a los que se desprendieron del tronco común priísta al verlo inclinarse hacia la derecha.

Desde Baja California Sur vino Leonel Cota Montaño para servir de mozo de estribo a doña Ana Rosa Payán. Andrés Manuel López Obrador, presidente legítimo tan dado a citar a Juárez, va a Yucatán en vísperas de la fusión de fuerzas opuestas atraídas por la codicia del poder y la fe del carbonero. Con él nada quiere doña Ana Rosa: ni muerta le alzaría el brazo, ha dicho. Y el estratega de Nacajuca se refugia en lo hierático: "De eso no voy a decir ni una palabra. Corresponde a los partidos, PRD, PT y Convergencia, establecer acuerdos concretos para tener una misma plataforma de gobierno."

Con los bárbaros a la puerta, podríamos culpar al pasado autoritario y presidencialista que le permite a Manuel Espino poner obstáculos a Felipe Calderón, adoptar poses de bravucón y decir que el de Michoacán no es el líder del PAN: eso era antes. O asumir la dirigencia de la democracia cristiana de la América Latina y amenazar con liquidar a los gobiernos comunistas y populistas proclives al relativismo moral. Darse el lujo de criticar al presidente del gobierno español porque, dice, a los terroristas se les combate, no se dialoga con ellos. Y lo hace cuando el Presidente de México se entrevista en España con el presidente Rodríguez Zapatero.

No es el fin del pasado. Es el retorno de la vocación golpista de los reaccionarios; conjuras de juntas de notables y la rueda de la fortuna de los pronunciamientos. Al grito de Pío Marcha seguiría el Plan de Casa Mata y Antonio López de Santa Anna desplazaría del trono de oropel a Agustín de Iturbide. Santa Anna llegó a levantarse en armas contra su propio gobierno. El señor Espino, fiero gesto y palabras duras ante auditorios a modo y cronistas políticos a la moda, va a Los Pinos a rendir pleitesía a quien no es el líder del PAN. Y ahí inclina la cerviz: el partido, panistas, diputados, senadores, gobernadores, ediles y ujieres, apoyamos como un solo hombre, como una sola mujer, al presidente Felipe Calderón.

Hay quienes aseguran que el señor Espino ya empezó su campaña para el 2012 en pos de la Presidencia. Un zorro no hace verano. Si Felipe Calderón y los suyos no le ponen el alto a quien se cobijó a la sombra de Los Pinos, acabarán por rendir la plaza a quien ya emprendió su marcha a Roma y se da el lujo de pontificar para advertir que Hitler y Mussolini llegaron al poder por la vía del voto. Il Duce no era el signore Berlusconi.

El enemigo adentro y Felipe Calderón tropieza con las mismas piedras que hicieron trastabillar seis años a su antecesor. Allá en el rancho grande se batían a duelo con guitarras y canciones. La lírica respuesta a los valentones fue por una nota equivocada de agencia de noticias. Hugo Chávez llamó "gran ignorante" a George W. Bush, no a Felipe Calderón. Alguien tiene que hacerse cargo de informar oportunamente al Presidente. El poder y la palabra se van a la cabeza. En el rejuego de poderes de facto y democracia mafiosa, se corre el riesgo de intoxicarse con la verdad única y culpar al "relativismo moral".

En el PRI, Beatriz Paredes y Enrique Jackson velan armas para el combate intestino. Heladio Ramírez y otros líderes campesinos ofrecieron al secretario del Trabajo, Javier Lozano, la dantesca visión del México nómada: 5 millones de jornaleros agrícolas (2 millones mujeres y 750 mil niños) que son explotados impunemente por el capitalismo de mafias en la democracia mafiosa. La ley se cumple o es letra muerta, combustible para incendiar la llanura del hambre y el desempleo.

 
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