Usted está aquí: sábado 3 de febrero de 2007 Opinión Cambio climático: la negación de lo obvio

Editorial

Cambio climático: la negación de lo obvio

El cambio climático, producido por el uso intensivo de combustibles fósiles que provocan la emisión de gases de efecto invernadero, es una realidad. Tal es la conclusión del informe Cambio climático 2007: la base física científica, elaborado por el Panel Intergubernamental en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). El documento es el más completo sobre esta amenaza que pesa sobre la humanidad, y servirá de base para alcanzar acuerdos internacionales que busquen reducir estas emisiones. Sin embargo, se trata de un largo camino plagado de obstáculos, sobre todo por parte de Estados Unidos y otros países industrializados, los que más tienen que perder debido a las ineludibles conclusiones del informe, como lo demuestra el intento de un grupo estadunidense vinculado a intereses petroleros por socavar los resultados del estudio.

Ayer viernes, el diario británico The Guardian reveló que el American Enterprise Institute (AEI, fundado por la petrolera Exxon Mobil, que a su vez mantiene estrechos lazos con la administración del presidente George W. Bush) ofreció 10 mil dólares a expertos para minar las conclusiones del estudio, además de pagarles artículos que señalaran los defectos del informe. El AEI también acusó al panel de "resistencia a la crítica razonable" y de emitir resultados carentes de sustento analítico.

Por un lado, este ofrecimiento es un desesperado intento por proteger multimillonarios intereses de las empresas petroleras: los hidrocarburos son actualmente el motor del mundo y quien controla este recurso tiene el control de una parte sustancial de la economía del planeta. Y es que de acuerdo con el informe, el calentamiento global se debe en 90 por ciento a la actividad humana productiva, por lo que recomienda reducir las emisiones de gases de efecto invernadero: "Hay que alejarse del carbón y del petróleo, y a largo plazo también del gas, y apostar por las energías renovables", estimó Regine Günter, de la organización ecologista WWF/Adena.

En este contexto, es muy difícil que naciones como Estados Unidos acepten la recomendación: los países industrializados son responsables de la emisión de 55 por ciento de estos gases, de los cuales 36 por ciento corresponden a la industria estadunidense. Así, la transformación de los sectores energético y automovilístico, entre otros, para limitar el cambio climático, implicaría realizar inversiones por miles de millones de dólares: si Washington se negó a ratificar el Protocolo de Kyoto, que impulsa la disminución de estas peligrosas emisiones, tampoco aceptará efectuar estos gastos, cuyos beneficios serán graduales y sólo se podrán apreciar a mediano plazo.

Por otro lado, la acusación sobre el rechazo a la crítica por parte del IPCC y la falta de rigor en el informe, pretende descalificar las bases científicas del documento. Es una jugada sucia que busca mantener con vida el argumento de las petroleras y otras empresas en el sentido de que no hay sustento científico que respalde el cambio climático, una afirmación claramente insostenible de cara a los incuestionables resultados del estudio: por ejemplo, desde 1950, la temperatura media en el hemisferio norte fue la más alta de los pasados mil 300 años, y antes de que finalice este siglo podría aumentar 6.4 grados Celsius, lo que afectará la producción alimentaria en todo el orbe; el nivel del mar aumentó 17 centímetros, tendencia que se mantendrá en el futuro, ya que los glaciares y la capa de nieve en el sur y norte del planeta se están derritiendo, lo que pone en riesgo de inundación a miles de ciudades costeras y sus poblaciones. Además, el régimen de precipitaciones pluviales está trastornado, presentando también fenómenos adyacentes de sequías prolongadas y desertificación de suelos, junto a lluvias torrenciales y ciclones en lugares insólitos.

En resumen, el informe dibuja un sombrío panorama que requiere aplicar desde ahora medidas de emergencia en vez de adoptar actitudes cerradas ante hechos innegables. Como alertó el presidente francés, Jacques Chirac, "cada vez está más cerca el día en que el cambio climático quede fuera de control".

 
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