Usted está aquí: miércoles 31 de enero de 2007 Política Sólo divorcios VIP

Carlos Martínez García

Sólo divorcios VIP

En la Iglesia católica sí se permiten los divorcios matrimoniales, nada más que les llaman nulidad y solamente la reciben los ricos y/o famosos. Ante el auge de nulidades matrimoniales, el papa Benedicto XVI tuvo que recordar a la instancia católica encargada de esos trámites que sea más vigilante y evite repartir generosamente dictámenes favorables a los cónyuges que buscan la bendición de los clérigos para separarse de su pareja.

La semana pasada el antes prefecto para la Congregación de la Fe (sucesora de la Santa Inquisición), Joseph Ratzinger, se reunió con el Tribunal de la Sacra Rota ­órgano que maneja las solicitudes de nulidad matrimonial que le llegan de todo el mundo­, dio línea para que sus integrantes refuercen los diques venidos a menos y a través de los cuales se han desbordado caudalosas dispensas que permiten a los católicos contraer nuevas nupcias. El Papa subrayó que "la sentencia de nulidad matrimonial canónica del matrimonio religioso no es una alternativa o una solución para camuflar el divorcio". El celoso Ratzinger está muy preocupado por los feligreses que, con ayuda de clérigos amigos, logran que su causa de nulidad sea vista con buenos ojos en Roma.

En su gran mayoría los católicos que buscan aprobación de la Sacra Rota para que su matrimonio sea declarado nulo, lo hacen porque aspiran a contraer un nuevo matrimonio reconocido por la Iglesia católica. Muy pocos buscan la declaratoria de nulidad por razones de buena conciencia doctrinal, es decir, por causas en las que la unión conyugal no cumplió con los requisitos marcados en las enseñanzas sobre el tema por el catolicismo. Declarar nulo un matrimonio católico es sentenciar que el mismo nunca existió. Si no existió, implica que de acuerdo con esta lógica sería posible casarse "por la iglesia" y así poder estar tranquilo en cuanto a no vivir en "pecado".

La Iglesia católica sostiene que el matrimonio es indisoluble, por lo tanto en su perspectiva el divorcio es imposible. Lo que sí pudiese existir, en su horizonte, es que la unión matrimonial frente a un ministro católico entre un hombre y una mujer hubiese sido ajena a los principios doctrinales que deben cumplir los contrayentes, y por ende en la práctica la ceremonia sólo fue aparente, pero en realidad no consumada y válida según la Iglesia católica.

De ahí que un clérigo especialista en derecho canónico, Antonio Molina Meliá, considere necesario educar a los católicos en este tema, porque "el hecho es que, después de un largo siglo de divorcio, existen en México centenares de miles de familias rotas, muchas de las cuales se han vuelto a casar por lo civil tras conseguir el divorcio. Estos miles y miles de mexicanos católicos se encuentran en una situación irregular... Frente al fracaso, ayuda y orientación. "Si un matrimonio fue nulo desde el primer momento, las personas que se encuentran en esta situación no tienen por qué seguir viviendo juntas, ya que no son ni nunca fueron marido y mujer. Sólo lo eran aparentemente. Todo fue un error que debe corregirse".

Molina Meliá cita datos de España, pero que podemos traspolar a nuestro país, en los cuales se muestra que del total de divorcios no llega a 5 por ciento quienes se acercan a la Iglesia católica para "buscar una solución cristiana" (Los matrimonios que nunca existieron. Causas de nulidad, Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana), mientras entre 75 y 80 por ciento se casan por la Iglesia católica.

Estas cifras muestran que la población realiza el matrimonio religioso la primera vez por costumbre social, no tanto por convicción de fe. También revelan que a la gran mayoría le tiene sin cuidado que la Iglesia católica rechace tajantemente el divorcio, y en consecuencia acude a las instancias civiles, tanto para formalizar la disolución del vínculo matrimonial como para, en un buen número de casos, contraer nuevas nupcias.

Aunque en teoría todos los católicos que consideran tener razones como para que la Sacra Rota Romana declare nulo su matrimonio pueden acudir a ella, en realidad los largos y costosos trámites sólo pueden ser cumplidos por católicos VIP. Estos buscan como cabilderos a jerarcas eclesiásticos, quienes por cierto realizan gustosamente su labor intermediadora. Todos sea para que los ricos y poderosos no abandonen el redil. Como Marta Sahagún, quien solamente por mera coincidencia consiguió un veredicto de nulidad matrimonial con Manuel Bribiesca mientras era la esposa del presidente Vicente Fox. De seguro en nada contribuyó para el éxito de su causa las estrechas relaciones que tenía con obispos, arzobispos y cardenales.

En la Sacra Rota hay favoritismos y simulaciones, como indirectamente Benedicto XVI reconoció. Yo agrego que además campea la hipocresía, porque en ese órgano creen que el concepto cambia la sustancia de lo nombrado. La palabra divorcio les causa repulsión extrema a los excelsos tribunos eclesiásticos, y lo bautizan como nulidad del matrimonio canónico. Cuestión de palabras y conciencias tranquilas.

 
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