Usted está aquí: domingo 28 de enero de 2007 Opinión Navegaciones

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Pedro Miguel

Ryszard y Pierre

Un cura y un reportero solidarios

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Ampliar la imagen Kapuscinski: ética y periodismo

Cuando se muere Kapuscinski uno siente que se queda sin hermano mayor o sin papá. Si uno ha pasado buena cantidad de años tratando de resolver las diferencias conyugales que se registran entre las noticias y las palabras, viviendo del papel, como las polillas, simpatizando más bien con los que rompen a cabezazos las macanas de la policía ­sin importar si la mano que mece a las fuerzas de choque es la derecha o la izquierda­, la sensación de orfandad y pérdida resulta especialmente clara y definida. Ryszard creció en el caldo de las atrocidades estalinistas, mucho más graves y profundas que el mero dogmatismo intelectual característico de quienes simpatizaron y aún simpatizan con ese bigotón sangriento que no usó los inmensos poderes del Kremlin para liberar a nadie de nada, sino para emprender una cirugía enloquecida, sin piedad ni anestesia, en la carne viva de poblaciones enteras. Quien tenga dificultades para imaginar algo peor que la estela de sangre y muerte dejada por las guerras sucias emprendidas por dictaduras militares y gobiernos oligárquicos civiles en América Latina, puede encontrarlo en los recuerdos del adulto Kapuscinski ­que son el testimonio del niño Ryszard­ sobre las sucesivas ocupaciones nazi y soviética en su pueblo natal de Pinsk, hoy situado en Bielorrusia.

El padecimiento de aquellos horrores no convirtió al informador en anticomunista (como tampoco los perseguidos por el senador McCarthy incubaron convicciones antidemocráticas). Asumió, por el contrario, el compromiso de documentar la atrocidad sin adjetivos, donde quiera que ésta se encuentre, y la halló, principalmente, en naciones del tercer mundo: Etiopía, Irán, Centroamérica, donde Kapuscinski actualizó una noción de rango civilizatorio: la barbarie y el dolor, la estupidez del poder y la generosidad de la gente común, trascienden diferencias ideológicas, programas políticos, grados de desarrollo y muros de Berlín. Además, Kapuscinski estableció que un buen periodista debe dar voz a quienes no la tienen, a los que sufren, a los ignorados; para ello, el informador ha de enfrentar vicisitudes, pero éstas no deben convertirse en el tema de trabajo. En varias ocasiones fue invitado a pasar al paredón, por mencionar sólo el más extremo de los peligros que corre el corresponsal de guerra. "Pero eso no es todo; de lo que no se habla mucho, y es una terrible experiencia, es de las condiciones como se viven esas situaciones: no hay comida, hay mucha enfermedad, calor, no hay dónde dormir", dijo hace no mucho en una entrevista que le hizo Pablo Espinosa.

http://www.jornada.unam.mx/2007/01/24/index.php?section=cultura&;article=a02n1cul

http://www.jornada.unam.mx/2007/01/24/index.php?section=cultura&;article=a04e1cul

http://www.jornada.unam.mx/2007/01/24/index.php?section=cultura&;article=a05a1cul

http://www.saladeprensa.org/art454.htm

http://www.reforma.com/editoriales/nacional/730861/default.shtm

http://www.fundacioncoso.org/6/notas/loscinicos.htm

http://espora.org/revueltas/article.php3?id_article=77

http://www.tuobra.unam.mx/publicadas/030704231912.html

Henri-Antoine Groues ganó por un pelo al periodista la carrera al más allá. El sacerdote, a quien el mundo conoció como el Abate Pierre, muerto el 22 de enero en París, hizo su carrera en la religión y en la beneficencia, dos actividades que no me gustan. Pero el informador polaco y el cura francés se parecían en algo: el compromiso con los jodidos. "Nadie se acordaría de ellos si además de buenas intenciones no hubieran tenido dinero", expresó en alguna ocasión Margaret Thatcher, en referencia a los samaritanos, sin preocuparse por las ondas de choque de su cinismo descomunal. Bien: el Abate era un filántropo sin dinero.

Nació en 1912, en Lyon, y literalmente en cuna de seda. Su padre, comerciante de ese material, había logrado una situación más que próspera y formaba parte de la cofradía de los Hospitalarios Vigilantes, en la que los burgueses podían dar curso a sus impulsos piadosos sirviendo, por ejemplo, como peluqueros ocasionales y gratuitos de individuos de escasos recursos. A los 16 años Groues intentó ingresar a la orden de los franciscanos, pero no alcanzaba la edad. Cuando la tuvo, en 1931, profesó con los capuchinos. Renunció a la parte que le correspondía del patrimonio familiar y entregó todos sus bienes a obras caritativas. Un año después ingresó al claustro del convento de Crest, donde pasó siete años. Fue ordenado sacerdote en 1938, y meses después fue designado vicario general en Grenoble.

Movilizado como suboficial al inicio de la Segunda Guerra Mundial, Groues pasó la ocupación, según su biografía oficial, dedicado a salvar judíos de las razzias y en ese empeño se volvió falsificador de documentos oficiales. Wikipedia cuestiona esas afirmaciones, que "no han sido corroboradas por testimonios autenticados (el conjunto de su obra difícilmente permite imaginar tales fanfarronadas)". En todo caso, vivió la clandestinidad y en ella adoptó el seudónimo que lo haría famoso: Abate Pierre. Participó en la fundación de las guerrillas de la resistencia y luego apareció en Argelia al lado de De Gaulle. Ofició como capellán de la marina, y tras la liberación recibió la Cruz de Guerra y resultó electo diputado en las dos asambleas constituyentes que instauraron la IV República.

Pero pronto el religioso se alejó de los gaullistas y transitó de la democracia cristiana al cristianismo social. En los primeros años de la posguerra se involucró con la Confederación Mundial, grupo pionero del altermundismo, junto con Albert Camus, André Gide y el desertor Garry Davis, un militar estadunidense que en mayo de 1948 ­20 años antes del otro mayo­ se declaró ciudadano del mundo y, en un acto simbólico realizado frente a la embajada de su país, rompió su pasaporte.

En 1951, Pierre puso fin a su carrera política formal y volvió al ámbito que sería posteriormente llamado "sociedad civil" o "tercer sector", o como quieran. Ya en 1949 había fundado los Traperos de Emaús, organismo de ayuda a la gente que carecía de vivienda y que, en el París de la posguerra, era más bien abundante. Emaús pronto se convirtió en una institución internacional con representación y acción en decenas de países. Pero el espacio se acabó. El jueves seguimos con la historia.

http://www.elmundo.es/elmundo/2007/01/22/obituarios /1169452346.html

http://www.liberalismo.org/citas/T/

http://www.actualite-de-stars.com/biographie/abbe-pierre.html

http://fr.wikipedia.org/wiki/Abb%C3%A9_Pierre

http://www.aquadesign.be/news/article-565.php

http://www.garrydavis.org/

http://www.worldcitizen.org/

[email protected] * http://navegaciones.blogspot.com

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