Usted está aquí: domingo 28 de enero de 2007 Estados Estalla una granada en cuartel de bomberos en Progreso, Yucatán

Otra más fue arrojada a caseta de policía, pero no se activó; sólo daños materiales

Estalla una granada en cuartel de bomberos en Progreso, Yucatán

Según fuentes oficiales hay 2 detenidos; Patrón Laviada no descarta móviles políticos o mediáticos

LUIS A. BOFFIL GOMEZ CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Soldados de la décima Región Militar de Yucatán revisan una granada de fragmentación en la estación de policía de la Secretaría de Protección y Vialidad Foto: Cortesía de Jorge Sosa/ Diario de Peso

Puerto Progreso, Yuc., 27 de enero. La tranquilidad de esta comunidad porteña se interrumpió cuando esta mañana fueron arrojadas dos granadas de fragmentación, una que explotó en la estación de bomberos y otra que quedó inactiva en la caseta policiaca, horas antes de un recorrido del gobernador Patricio Patrón Laviada cerca de la localidad.

La Procuraduría General de la República informó que inició una averiguación previa por el estallido de una de las dos granadas.

El hecho ocurrió a las 5:30 horas, cuando una camioneta roja, placas RZ66213 de Puebla, se detuvo a unos cuantos metros de los locales policiacos de la Secretaría de Protección y Vialidad (SPV), dependiente del Ejecutivo estatal, y dos sujetos que viajaban en ella ­al parecer encapuchados­ arrojaron los artefactos explosivos. El vehículo fue localizado poco después abandonado en la carretera, cerca del sitio del atentado.

Una de las granadas que cayó en el techo de la estación de Bomberos estalló, aunque sólo causó daños materiales; el otro artefacto quedó tirado en el piso sin detonar. Posteriormente, efectivos militares llegaron al sitio y se llevaron la granada.

En minutos se desplegó un operativo en el que intervinieron policías municipales y judiciales estatales y federales, además de militares de la décima región, quienes "sellaron" los límites de Yucatán con Campeche y Quintana Roo para buscar a los autores del atentado.

Fuentes policiacas aseveraron que habría dos personas detenidas, al parecer de origen tabasqueño, como las presuntas agresoras, pero la versión no ha sido confirmada por las autoridades federales o estatales.

Casi a la misma hora, Silvia Akeake, una policía municipal de Progreso fue atacada por tres sujetos encapuchados, con aparentes intenciones de abusar sexualmente de ella, a unas cuadras del sitio donde ocurrió el ataque. La mujer forcejeó con sus agresores y pidió ayuda a gritos, algunos vecinos solicitaron apoyo a la policía y, cuando se escuchó la detonación, los delincuentes huyeron.

La Policía Estatal manifestó que la agresión pudo ser un distractor, pues los agentes corrieron para ayudar a su compañera y dejaron desprotegido el sitio.

El gobernador Patricio Patrón Laviada informó que ya se iniciaron las averiguaciones y no descartó ninguna línea de investigación. El titular del Ejecutivo fue entrevistado tras la supervisión de dos módulos de la SPV, el primero en la carretera a Progreso, ubicado a 36 kilómetros del puerto, y el segundo en la salida a la carretera, rumbo a Tizimín.

Señaló que el ataque podría tener motivos políticos o mediáticos para crear un clima de inseguridad. Según la agencia Notimex, el gobernador expuso que le llama la atención que cerca de iniciarse campañas electorales en la entidad, para los comicios de mayo, ocurra el ataque a una estación de bomberos, donde detonó una de las granadas.

Negó que tuviera planeado visitar, horas antes, los sitios donde fueron lanzadas los artefactos explosivos. Reiteró que las fuerzas policiacas estatales trabajan en forma coordinada con la Procuraduría General de República, con el propósito de avanzar en las averiguaciones.

Este ataque tiene las mismas característica que el ocurrido el primero de septiembre de 2006 en las instalaciones del periódico Por Esto.

En aquella ocasión, dos sujetos arrojaron dos granadas de fragmentación, una de las cuales estalló y causó destrozos y dos lesionados leves. Igualmente, los agentes policiacos localizaron una camioneta abandonada cerca del lugar del atentado.

Nunca hubo detenidos por ese caso, con excepción del antropólogo Ricardo Delfín Quesada Domínguez, quien días después fue liberado al comprobarse su inocencia.

 
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