Usted está aquí: sábado 27 de enero de 2007 Política La ley de bioseguridad actúa a la inversa de lo planeado: experto

Sólo trasnacionales logran desarrollar los OGM

La ley de bioseguridad actúa a la inversa de lo planeado: experto

LAURA POY SOLANO

Ampliar la imagen Las empresas públicas no logran cumplir con los requisitos para comercializar transgénicos, dice el director general del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad Foto: Archivo

La regulación mundial en torno a la aplicación de organismos genéticamente modificados (OGM) incluye tantas demandas que han hecho "muy difícil que cualquier institución pública del mundo pueda asumir los costos de todo el proceso para la aprobación de una variedad comercial, pues con tantas exigencias las únicas que lo pueden cumplir son las empresas multinacionales", señaló Luis Herrera Estrella, encargado del Proyecto Maestro Maíz y director general del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad.

Aseguró que antes de aprobar la aplicación comercial de una nueva variedad genéticamente modificada es necesario realizar pruebas toxicológicas, inmunológica y evaluaciones de equivalencia que tendría que certificar las secretarías Agricultura, Medio Ambiente y Salud, "además de que el costo de estos análisis es muy alto".

Si a mí me cuesta 2 millones de pesos desarrollar la variedad, cumplir con todos los requisitos para aprobar su comercialización alcanzaría un mínimo de 50 millones de pesos, "inversión que las empresas trasnacionales estiman en realidad en 10 millones de dólares. Suponiendo que fuera más barato en México, veo muy difícil que el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (IPN) ni ninguna institución pública del mundo pueda asumir el costo del proceso para la aprobación de una variedad comercial".

Pareciera, indicó, que la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados, aprobada en diciembre de 2004, ha actuado a la inversa de lo que se proponía,"se trata de toda la regulación a escala mundial, porque ha pedido tantas exigencias que las únicas que lo pueden cumplir son empresas multinacionales".

Necesario cambiar las leyes

Herrera Estrella destacó que desarrollar una variedad de semilla transgénica en México y conseguir su aprobación para comercializarla no se logrará hasta que "no cambien reglamentos y leyes, con el fin de que se relajen. Quizá cuando haya más experiencia y no se tengan que hacer tantas pruebas se concretaría, pero eso, al parecer, podría tardar unos cinco o siete años".

Respecto de las semillas transgénicas que más se han cultivado desde el año de 1995, cuando inició su comercialización, destacó que soya, maíz, algodón y canola, concentran la mayor extensión de tierra destinada a su cultivo. Sin embargo, indicó, que soya ocupa el primer lugar con cerca de 60 millones de hectáreas sembradas con granos transgénicos en el mundo.

En cuanto a maíz, señaló que pese a ser una de las primeras semillas transgénicas que se lanzaron al mercado, su aplicación sufrió un decremento en 1999, cuando "se detuvo por la controversia que ha generado su cultivo, y apenas en 2004 reinició su siembra, principalmente en Estados Unidos, Argentina y Sudáfrica".

Entre las características de las variedades genéticamente modificadas que más se han comercializado, subrayó, destaca la resistencia a herbicidas, seguida por la resistencia a los insectos y una combinación de ambas, que es la que seguramente prevalecerá en el futuro.

"Creemos que el desarrollo de otro tipo de características como la resistencia a sequía o salinidad ­aseguró­ también serán importantes, en particular para los países en desarrollo, que enfrentan problemas de sequía y desertificación, por lo que serán importantes en el futuro".

 
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