Usted está aquí: domingo 14 de enero de 2007 Opinión ¿La Fiesta en Paz?

¿La Fiesta en Paz?

Leonardo Páez

El Pana, confirmaciones

LA INTENSA, CASI insoportable tarde torera que protagonizaron el imaginativo diestro de Apizaco, Tlaxcala, Rodolfo Rodríguez, El Pana, y sus dos nobles y repetidores toros de Javier Garfias, el domingo pasado en la Plaza México, confirmó varias e importantes cosas relacionadas con el espectáculo taurino que padecemos en el país desde hace un cuarto de siglo:

1. EL SECUESTRO IMPUNE de la fiesta de toros por una serie de falsos promotores, patrocinados por prósperos hombres de negocios ­la mayoría enlistados en la revista Forbes entre los 500 individuos más ricos del mundo­ con nulos resultados taurinos, pero redituables beneficios extrataurinos. Ello, ante la indiferencia de unas autoridades de Hacienda desentendidas cuando no coludidas con los que dicen arriesgar "su" dinero.

2. LA MEDIOCRE IDEOLOGIA taurina adoptada por algunos toreros mandones y proseguida por los falsos promotores del espectáculo a la muerte o declive de aquéllos: cerrar el paso a todo torero con cualidades, que pudiera significar una amenaza para su endeble pedestal de toreros que figuran, así como la inevitable cotización ante los públicos y la natural demanda de honorarios acordes a ese interés.

3. NI MANOLO MARTINEZ ni Curro Rivera ni Eloy Cavazos tuvieron, durante su época de gloria, la menor intención de contribuir a la consolidación de toreros excepcionales como Rodolfo Rodríguez, El Pana, con una personalidad demasiado diferente para ser encasillada, así como de otra media docena de matadores con probado potencial de diestros taquilleros.

4. EL VERGONZOSO, INCONCEBIBLE sometimiento de estos falsos promotores a los antojos de la citada "trinca infernal", inclusive yendo en contra de sus propios intereses como supuestos inversionistas, de la crítica especializada y del público, que al verse defraudado en sus expectativas, en vez de exigir que esos toreros con potencial y carisma sean incluidos en carteles importantes, optó por dejar de ir a las plazas.

5. EL 18 DE marzo de 1979, El Pana tomó la alternativa en la Plaza México ante un lleno impresionante, luego de una sucesión de triunfos como novillero en dicho coso. Debieron transcurrir casi 28 años para que El Pana demostrara en ese mismo escenario, con argumentos toreros de sobra, que ni los "mandones" ni los falsos promotores, ni la crítica vendida ni el público tuvieron razón en darle la espalda a tan excepcional torero. ¿Cuánto dejaron de ganar esos que no les preocupa "invertir" dinero en la fiesta? ¿Cuánto perdió el espectáculo taurino con el veto deshonroso a este gran exponente de la tauromaquia intemporal?

6. CUANDO LOS AFICIONADOS mexhincados se hacen lenguas hablando de la maestría de alguna figura española que viene a México a torear novillones luego de 80 o más corridas por temporada en su país, ¿quién es más genial: uno de estos "maestros" o alguien como El Pana, que habiendo lidiado tres tristes corridas a lo largo de 2006 fue capaz de crear tanta belleza hace ocho días? El tema panístico apenas empieza.

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