Usted está aquí: martes 9 de enero de 2007 Opinión Siqueiros: El nacimiento del fascismo

Teresa del Conde

Siqueiros: El nacimiento del fascismo

Me mueven dos razones para escribir sobre este tema: la exposición de cámara que se exhibe en la Sala de Arte Público Siqueiros y el hecho de que hoy que redacto esta nota (Día de Reyes) se cumplen 32 años de la muerte del pintor, quien atacado de cáncer murió en Cuernavaca a los 77 años. Además de Tamayo, con quien me vi bastante, fue el único de los muralistas a quien conocí en persona, si bien mi trato con él fue sumario. Creía que yo intentaba ser pintora y las tres veces que lo ví me preguntó gustoso: ¿Cómo va la obra? Era la época de Manuel Suárez, el Polyfórum estaba en proceso y resultaba posible observar los avances. Siqueiros me pareció no sólo cordial, sino simpatiquísimo, pues pese a que pasaba por momentos de gran tensión, dedicaba unos minutos a la interlocución. Para entonces yo conocía la mayor parte de sus murales, además de la pintura de caballete en las colecciones oficiales.

Los planteamientos estructurales y geométricos del Polyfórum se entienden bien visitando Tres Picos, (la Sala de Arte Público, cercana a la embajada de Canadá), pero hace unos días lo que me llevó allí fue la exposición a la que aludo, que es producto de una investigación ejemplar llevada a cabo por nutrido equipo coordinado por un colega: Renato González Mello, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, con la estupenda colaboración de Sandra Zeina y Elisa Arroyo. La investigación reúne aspectos formales, documentales, históricos y químicos, casi en actitud "arqueológica", comenzando por el origen del celuloide y la índole de los inventos siqueirianos respecto al uso de la nitrocelulosa. Todo está acuciosamente detallado y ejemplificado, inclusive la exhibición de las sustancias mismas, explicando sus respectivas propiedades. Es una muestra quizá más científica que artística y en eso estriba parte de su interés, si tomamos en cuenta que el esculto-pintor pugnó siempre por investigar con materiales e instrumentos tecnológicamente al día.

La muestra gira en torno al cuadro que da título a esta nota, efectuado en el Siqueiros Workshop de Nueva York, aunque el tema del fascismo estaba latente desde antes y fue retomado por el pintor en varias ocasiones más, sobre todo en trabajos murales, incluidos los del Sindicato de Electricistas y la Nueva Democracia del Palacio de Bellas Artes. La exhibición de la pintura, que contó con dos estadios anteriores, bajo el mismo soporte, cuenta con los estadios, explicitados mediante microscopía, luz ultravioleta etcétera, en placas que flanquean el original, al que se añaden otras fotografías montadas en placas ilustrando soluciones similares, entre éstas Víctima proletaria, cuyo original está realizado en piroxilina y óleo sobre yute, además del Retrato de María Asúnsolo bajando la escalera y el de María Asúnsolo niña, del MUNAL. La restauradora e investigadora Anny Aviram, también del MoMA, contribuyó asimismo con análisis. Cercano en cuanto a solución al cuadro en cuestión y a sus estadios es Muralla, de 1936, que se encuentra en el Museo Nacional de La Habana. Otras obras, como Postrado, pero no vencido, que se exhibió en Europalia, aluden al ascenso del fascismo en Europa. Y aquí viene una cuestión que me interesa recalcar: Siqueiros fue combatiente activo en la Guerra Civil Española, pero mucho antes, justo cuando Mussolini estaba a punto de encumbrarse, viajó por Italia y aparte de que debe haberse fascinado con Tintoretto, (aunque esto es una deducción) sí se sabe a través de su propia voz que se permeó de la estética renacentista, manierista y prebarroca, y no poco es lo que su obra trasmina en ese aspecto, si bien asimismo admiró a los futuristas y a los "metafísicos". Hacia 1920 realizó aquel cuadro del Sastre Kennedy que se encuentra en Boston, un poco al estilo de Carrá.

En la versión definitiva de Nacimiento del Fascismo hay una balsa que tripula la madre del fascismo, una horrible mujer pariendo que hace ondear banderín blanco. La vinculación con Gericault en La balsa de la Medusa había aparecido ya en las dos versiones previas, en las que la Estatua de la Libertad de Bartholdy aparece a punto de ahogarse en un mar turbulento, como símbolo de la asfixia de todas las libertades. No me queda clara la razón por la que modificó dos veces su idea y, como digo, lo hizo en el mismo soporte pero en todo caso siempre procuró accidentes experimentales controlados. Además, gracias a la pasión y conocimiento que la directora de Tres Picos experimenta por el cine, en el tercer piso se exhiben secuencias de la película El día después de mañana, algunas de cuyas escenas (después la vi completa) parecieran inspiradas en el original exhibido y en sus planteamientos preliminares. El conjunto de la muestra está dedicado ­muy justificadamente­ a Raquel Tibol, principal contributora hasta ahora sobre la obra y los escritos siqueirianos.

 
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