Usted está aquí: martes 9 de enero de 2007 Economía Perspectivas para el nuevo gobierno

Economist Intelligence Unit

MEXICO 2007-2008

Perspectivas para el nuevo gobierno

El reto de Calderón será conformar una agenda que combine reformas estructurales con el alivio a la pobreza

Ampliar la imagen Toma de protesta a los miembros del gabinete por parte del presidente Felipe Calderón, el 1º de diciembre pasado, en el Auditorio Nacional Foto: Carlos Cisneros

Economist Intelligence Unit/Infoestratégica

Perspectiva política

Después de tomar la oficina como Presidente el 1º de diciembre, tras de un prolongado y dividido proceso electoral, Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (PAN), enfrenta un número de pruebas políticas, como la aplicación de la ley y el orden, y el combate de la violencia asociada con el tráfico de drogas en las áreas fronterizas.

Calderón también enfrenta amplios desafíos para gobernar. El primero de ellos es un mandato débil: Calderón obtuvo un margen de victoria de 234 mil de un total de 41 millones de votos, y sólo una ligera tercera parte del sufragio total. Aunque su partido es grande, tiene sólo una minoría en el Congreso, que se ha fragmentado. Además, también tiene ante sí a un oponente intransigente, quien fue su rival por la presidencia, Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Las tácticas de resistencia de López Obrador le han provocado perder el apoyo entre la mayoría de los electores, pero retiene una base leal de simpatizantes, que continuarán rechazando la legitimidad de Calderón y periódicamente se manifestarán dentro de la escena política.

Ante este panorama, y con una posición minoritaria en el Congreso, el reto de Calderón será forjar una agenda que combine las reformas estructurales que demanda el mercado para mejorar la competitividad (y por ello estimular la creación de empleos y el crecimiento) con el alivio de la pobreza, lo cual será crucial para ganarle a López Obrador.

La elección del gabinete de Calderón, conformado en su mayoría por aliados y miembros del PAN, señala una falla para establecer el gobierno de coalición que anunció buscaría después de su victoria electoral. Sin embargo, el Presidente podría ser capaz de crear una mayoría en el Congreso requerida para continuar con su agenda legislativa, obteniendo el apoyo del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

El PAN tiene 206 asientos de 500 en la Cámara de Diputados y 52 asientos de 128 en la Cámara de Senadores.

Para aprobar una legislación se necesita el apoyo de al menos una parte del PRI. Aunque este partido sufrió una derrota devastadora en las elecciones de julio y perdió casi 100 asientos en el Congreso, es la tercera fuerza política después del PAN y el PRD, y continuará como importante pieza en la escena política.

Pero el PRI se encuentra dividido y no será un aliado fácil: muchos miembros señalan que la pérdida de votos fue consecuencia de haber apoyado la agenda del gobierno anterior; por si fuera poco, muchos tradicionalistas en el partido, cuyas inclinaciones políticas son más allegadas al PRD, no estarán interesados en aliarse con Calderón.

Además, muchos en ese partido sienten que lo primordial del PRI debe ser recobrar votos en las elecciones parciales de 2009. Como resultado, la formación de un gobierno estable de coalición será complicada.

Aunque técnicamente posible, obtener una mayoría extraordinaria necesaria para las reformas en materia energética será particularmente difícil.

Relaciones internacionales

Las relaciones entre el gobierno del presidente estadunidense, George W. Bush, y la naciente administración de Calderón presentan un pobre comienzo. Esto, después de las acciones de Bush, quien en octubre respaldó los deseos de los conservadores republicanos en la Cámara Baja del Congreso, de cara a las elecciones del 7 de noviembre, para firmar una ley que autorizó la construcción de un controvertido muro de mil 100 kilómetros en la frontera con México.

Mientras tanto, una legislación comprensiva propuesta en Estados Unidos a principios de año (e inicialmente apoyada por Bush), habría formalizado los flujos de migración por medio de la creación de un programa de trabajadores temporales. El asunto de mayor importancia para la economía mexicana.

Hay un estimado de que 6 millones de mexicanos trabajan como indocumentados en Estados Unidos, y éstos envían remesas equivalentes a 2 por ciento del producto interno bruto (PIB).

Aunque las relaciones con Estados Unidos continuarán dominando los titulares y demandarán la atención de los legisladores, Calderón también se mostrará ansioso de poner mayor énfasis en las relaciones con América Latina, que fueron de poca prioridad para el ex presidente Vicente Fox.

Perspectiva de la política económica

Hay un amplio consenso político sobre los beneficios de contener el endeudamiento público y controlar la inflación, por ello México ganó en la década pasada la consolidación de una estabilidad macroeconómica. No obstante, hay menos consenso sobre el número de reformas estructurales propuestas por la administración Fox, "y que seguramente serán tomadas por el gobierno de Calderón", para ayudar a abordar una serie de debilidades en el ambiente político. El sistema de impuestos es intrincado y se caracteriza por la evasión; las regulaciones del mercado laboral son complejas e inflexibles; una empresa privada enfrenta dificultades ante una débil política de competencia, la rigidez del mercado laboral y una renuencia para liberar importantes sectores, entre ellos el de la energía, en donde se ha demostrado que la inversión pública es insuficiente, son los principales retos.

Una reforma en estas áreas ayudaría a atacar los problemas de competitividad, los cuales perfilan a una grave crisis a la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex), la cual asegura el mantenimiento a largo plazo de las finanzas públicas, "actualmente muy dependientes del petróleo", y aumenta las tasas de crecimiento del PIB sobre los inactivos niveles registrados durante el gobierno de Fox.

El éxito de las reformas dependerá de la formación de una mayoría manejable en el Congreso; las probabilidades de alcanzar esto parecen haber mejorado el mes pasado.

Política fiscal

Los altos precios del petróleo, que sostienen el ingreso fiscal, permitirán al gobierno que exceda su objetivo del balance de 2006. El excedente fiscal se elevó en casi 50 por ciento año con año en los primeros 10 meses de 2006; debido a los altos precios del petróleo, por arriba del conservador presupuesto de 36.5 dólares por barril, las proyecciones del Economist Intelligence Unit son de un año fiscal con un excedente cercano a 0.5 por ciento del PIB.

Las finanzas públicas retornarán al déficit de 2007 como una caída del ingreso pico de 2006, pero en los escasos controles de consumo el déficit fiscal será modesto en el período de previsión. Sin embargo, hay serias debilidades que son cubiertas por los altos precios del petróleo. El consumo continúa siendo insuficiente.

Una reforma autorizada en 2006 hubiera brindado un mejoramiento en la administración fiscal, al introducir un ámbito de planeación y un fondo de estabilización que ahorre las utilidades por el ingreso del petróleo, así como facilitar una política fiscal en los años de los bajos precios del crudo.

No obstante, la debilidad en los ingresos no petroleros (que son bajos como resultado de una extensa informalidad y una alta tasa de evasión) no han sido corregidos.

Estas debilidades serán más aparentes en el corto plazo, con base en nuestra suposición de que los precios del petróleo y la producción declinarán.

Hasta que esta debilidad sea corregida, el estímulo de la recolección de impuestos no provenientes del petróleo y la producción e ingreso del crudo tendrán un pequeño campo de acción en la inversión de capital.

Política monetaria

El Banco de México (Banxico) ha dejado las tasas de interés sin cambio desde mayo pasado, en 7 por ciento. Suponiendo condiciones internacionales menos favorables, y dada la preocupación de las autoridades monetarias de evitar la necesidad de una política de ajustes al comienzo de un nuevo período gubernamental, las tasas deben permanecer sin cambios por lo que resta del año y en la primera mitad de 2008.

En el contexto de un vuelco en la inflación, hay cierta incertidumbre en la dirección de la política monetaria en 2007. El Banxico ha enfatizado que los factores temporales conducen a precios altos, y que el núcleo de la inflación permanece contenido.

Bajo el supuesto de que esto pruebe ser el caso, se esperan más cortos en las tasas de interés, con una reducción en la actividad económica y manteniendo las tasas de interés diferencial con Estados Unidos sin cambio, según nuestro pronóstico, con base en la economía de dicho país.

Sin embargo, una inflación no favorable podría producir la volatilidad en los mercados financieros de México y una repentina caída en el valor del peso.

Pronóstico económico

Nuestro relativo pronóstico de la economía global disimula una significante disparidad entre las tendencias del mundo en desarrollo y el desarrollado. En particular, los ciclos financieros en Estados Unidos ya alcanzaron su pico, y ahora el crecimiento es lento.

El mercado de la propiedad se está enfriando, lo que sugiere que una de las principales fuerzas detrás del auge del consumidor en los años recientes está finalmente decayendo.

Los consumidores están bajo una gran presión de un nivel récord del endeudamiento y por el incremento de los costos de préstamos.

Al mismo tiempo, los altos precios de la electricidad comenzaron a erosionar las ganancias corporativas. Como resultado, esperamos alguna recuperación en el crecimiento del PIB estadunidense en 2008, de 2.8 por ciento, pero la demanda de importación de Estados Unidos continuará en los niveles de los pasados tres años, con negativas consecuencias para aquellos países, entre ellos México, que dependen del crecimiento del mercado estadunidense.

La situación financiera para países emergentes ha sido inusualmente favorable en los pasados dos años, y la transición hacia un nivel más normal de riesgos expondrá las debilidades de algunos mercados. Los emergentes necesitarán financiar largos déficits de cuenta corriente o dar una vuelta sustancial a las deudas extranjeras, y aquellos con debilidad política, gradualmente encontrarán condiciones económicas más difíciles.

Las cuentas externas de México continuarán obteniendo beneficios, amortiguando los precios del petróleo, pero las ganancias por el crudo harán más difícil asegurar el apoyo para las reformas fiscal y energética.

El crecimiento económico de México permanece fuertemente ligado al de Estados Unidos, como reflejo de una aceleración del crecimiento del PIB en los primeros nueve meses de 2006 en 4.8 por ciento, gracias a la mejora de las demandas de importación.

El ímpetu en la exportación orientada a la inversión, construcción y creación de empleos (aunque la mayoría de los nuevos puestos serán temporales) resultará en un año de crecimiento de 4.6 por ciento. Nosotros pronosticamos una desaceleración del crecimiento en 2007-08, en promedio de sólo 3 por ciento, como una marcada reducción en la demanda de alimentos por medio de las exportaciones, inversión, empleo, salarios y consumo privado.

El impacto de la debilidad en la demanda externa será sólo en parte para compensar los continuos flujos de remesas, los cuales sostendrán el consumo privado, una gradual profundización de los débiles mercados de crédito, que apoyarán el desarrollo de un fuerte mercado doméstico.

En la perspectiva, esperamos un crecimiento en la demanda del mercado doméstico y las exportaciones seguirán siendo limitadas debido a una costosa e ineficiente infraestructura y por la carencia de una reforma en el mercado laboral que aliente el crecimiento del empleo del sector formal, aunque hay un riesgo en este pronóstico, y dependerá de la habilidad del gobierno de Calderón pasar una reforma estructural en su primer año en el poder.

Esperamos que la manufactura, que oscila en el quinto lugar del PIB y está ligada al ciclo estadunidense, disminuya junto con el crecimiento del PIB de Estados Unidos en 2007. También el sector de la construcción estará en una etapa lenta, en comparación con 2006. El sector de servicios que presentó un fuerte crecimiento en 2006, incluyendo las telecomunicaciones y los servicios financieros, se espera que presenten también una desaceleración.

Inflación

Al hacer un promedio bajo de 3.5 por ciento en la mayor parte de 2006, los puntos de precios en meses recientes han empujado la inflación por encima de 4 por ciento en noviembre. Aunque esto refleja principalmente el incremento en algunos productos agrícolas, hay otros signos de una presión ascendente: parte central de la inflación (la cual excluye a la energía y comida) se ha presentado particularmente en los precios de la vivienda, de 3.5 por ciento en noviembre, en comparación al 2.9 por ciento a principios de año.

Al mismo tiempo, los precios de producción se elevaron notablemente en 2006, en línea ascendente con los de materia prima, de 3.9 por ciento en marzo a 8.1 por ciento en septiembre. Aunque los informes de octubre sugieren que la inflación en los precios de producción, como se esperaba, presentó una disminución para finales de año, y si se asume que el paso en precios de consumo será limitado, esto apoya nuestro pronóstico para el aumento gradual de la inflación de 4.1 por ciento a finales de 2006, a un estimado de 3.8 por ciento en 2007.

Sin embargo, durante 2007 y 2008, los precios deben comenzar de nuevo una tendencia a la baja (para terminar 2008 en 3.3 por ciento), mediante la suposición de un retroceso en que las presiones temporales y las expectativas inflacionistas seguirán siendo bajas.

Tasas de cambio

Aunque el peso ha sido más volátil en 2006 que en 2005, al situarse en 11 pesos por un dólar, el 1º. de diciembre, el tipo de cambio no se debilitó mucho más allá de su nivel de finales de 2005, al promediar 10.78 pesos por un dólar. Nuestros pronósticos asumen que los altos precios del petróleo, las remesas e inversión directa, y la prefinanciación de las obligaciones de la deuda pública externa continuarán apoyando al peso.

Sin embargo, todavía esperamos que la moneda mexicana se deprecie gradualmente a partir de 2007 así como algunos de los factores que lo apoyan, como por ejemplo que los altos precios del petróleo, comiencen a revertirse. Para finales de 2008 pronosticamos una tasa de cambio de 11.6 pesos por dólar.

Por otra parte, las condiciones de deterioro externas y el aún inestable ambiente político se verán reflejados en un incremento de la volatilidad de las tasas de cambio.

Aún queda el riesgo de una notable declinación en el valor del peso en el supuesto de futuras turbulencias en los mercados financieros internacionales.

Sector externo

En 2006, el déficit comercial casi está en su nivel más bajo en una década, como reflejo del rápido crecimiento de las ganancias por exportación apoyadas por los altos precios del petróleo a nivel internacional y la fuerte demanda de importación en Estados Unidos, el mayor socio comercial de México. A partir de 2007, el déficit comercial se ampliará, bajo la suposición de los bajos precios del petróleo y la demanda más débil de Estados Unidos, que retardarán el crecimiento de las ganancias por exportación. El crecimiento en la cuenta de la importación también desacelerará. La ampliación del déficit comercial será compensada en parte por tendencias positivas en cuenta corriente no comercial.

En 2007, el balance de los servicios se recuperará de los niveles de 2006, mientras que las transferencias excedentes continuarán siendo apoyadas por las remesas, y el déficit se estrechará en 2007-08 como un porcentaje del PIB, debido a pagos de bajo interés de la deuda externa.

El resultado será un más grande, pero aún fácilmente manejable, déficit de la cuenta corriente anual, cuyo promedio será sólo de uno por ciento del PIB.

FUENTE: EIU/Info-e

Traducción de texto: Erik Vilchis

 
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