Usted está aquí: lunes 8 de enero de 2007 Política Los de Abajo

Los de Abajo

Gloria Muñoz Ramírez

Ecos de Oventik

Los pueblos zapatistas iniciaron el año exponiendo al mundo un trabajo organizativo autónomo sin precedentes en México y en buena parte del planeta. Se trata de una práctica muy concreta que, como ellos explicaron durante el Encuentro de los Pueblos Zapatistas con los Pueblos del Mundo, no sigue manual ni teoría alguna, pues se construye en la cotidianidad de una vida en resistencia protagonizada por decenas de miles de hombres y mujeres tzotziles, tzeltales, tojolabales, choles, zoques y mames.

Sin miedo, con la seguridad y la fuerza de una organización que no nació ayer, decenas de representantes de los gobiernos autónomos y civiles hablaron sin armas, desde la profundidad de su práctica. En un evento inédito en trece años de lucha pública (y 23 desde su nacimiento), los representantes de las comunidades en resistencia expresaron en forma llana los significados de la autonomía: "...para nosotros es que el pueblo decide su forma de luchar u organizarse tanto política, económica y socialmente; es el pueblo que decide su forma de vivir basándose en su lengua y en su cultura... Nuestra forma de gobernar es diferente a la del mal gobierno; ellos son unos cuantos que deciden por todos, y los cuantos que deciden no deciden para beneficio de todos, sino que es a beneficio de ellos".

Uno de los mayores retos que se plantearon durante el encuentro en el que se reunieron más de dos mil personas de 47 países y entre tres mil y cinco mil bases de apoyo zapatistas, fue la lucha por la igualdad de las mujeres indígenas. "El machismo existe, no digamos que no, pero como mujeres queremos ser respetadas, por eso nos estamos organizando, mediante acuerdo con los esposos, hijos e hijas. Que todos tengamos derecho a participar dentro de nuestra organización, por ejemplo con los trabajos colectivos que ya estamos realizando. Que nos sólo los hombres tengan esa libertad".

Una nueva generación de zapatistas se presentó durante los cuatro días de jornadas de trabajo celebradas en el Caracol de Oventik. Hombres y mujeres muy jóvenes expusieron el enorme desafío que representa crear, prácticamente sin recursos, un sistema de salud que atienda a los y a los no zapatistas. Las campa- ñas de vacunación, los centros de salud comunitaria, los hospitales y las microclínicas, con todo y sus carencias, hoy son una realidad en las comunidades en rebeldía, como lo son las pequeñas escuelas y los centros de capacitación para promotores de educación, donde se practica la educación que relaciona las 13 demandas zapatistas con cuatro áreas de conocimiento: lengua, matemáticas, vida y medio ambiente e historia.

La defensa de la tierra reunió voces, preocupaciones y desafíos. "Nosotros los zapatistas no vamos a permitir que nos la vuelvan a quitar, la defenderemos para que nuestros hijos no tengan patrón ni sufran la humillación y desprecio".

Los pueblos zapatistas, corazón y columna vertebral del movimiento, mostraron una vez más que otro mundo es posible, que desde aquí se puede soñar y, sobre todo, luchar y construir.

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