Usted está aquí: miércoles 3 de enero de 2007 Política Las herencias de Carlos Monsiváis

Carlos Martínez García

Las herencias de Carlos Monsiváis

En su libro más reciente Carlos Monsiváis nos revela y/o recuerda cuánto nos han legado los liberales mexicanos que en el siglo XIX confrontaron a los poderes político, económico, religioso y cultural que dominaban en nuestro país. El volumen (Las herencias ocultas de la Reforma liberal del siglo XIX, editorial Debate) muestra a la vez erudición y pertinencia para los tiempos que vivimos bajo la segunda Presidencia de la República en manos de un representante del Partido Acción Nacional.

La primera edición del libro circuló restringidamente, ya que fue publicada en el año 2000 por el Instituto de Estudios Educativos y Sindicales de América Latina, y sus principales receptores fueron maestros normalistas. La nueva edición es más amplia, además de revisada y corregida por el autor, y tiene asegurada mayor difusión entre un público lector más amplio que el representado por los profesore(a)s de primaria y secundaria que se beneficiaron con este volumen integrante de la colección Diez para los maestros.

Las batallas culturales de Benito Juárez, Juan Bautista Morales, Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano y Vicente Riva Palacio son recreadas magistralmente por Monsiváis, y al hacerlo nos deja en claro que esa generación deslumbrante tuvo entereza para dar una lid que transformó a la nación mexicana. Todos ellos fueron brillantes escritores y políticos, intelectuales públicos que redoblaron sus esfuerzos para debatir en todos los campos con los representantes del conservadurismo que anhelaba mantener a México en la época de la Colonia. Lo mismo eran lectores voraces que enjundiosos y prolíficos escritores, pero también decididos militantes de las fuerzas liberales, representantes populares y funcionarios públicos ejemplares. Al evocarlos, y recordarnos su vigencia, Carlos Monsiváis recupera momentos de nuestra historia que son memoria viva, a la cual hoy tenemos acceso gracias al rescate editorial que distintos investigadores han hecho de las obras completas de Prieto, Ramírez, Altamirano y Francisco Zarco, entre otros.

Esta obra de Carlos Monsiváis es, a la vez, tanto una exposición vital del pensamiento y la gesta de los liberales sobre los que hace crónicas históricas, como una descripción minuciosa de los alcances del conservadurismo que afanosamente buscaba la perpetuación del oscurantismo en la nación mexicana. Me parece que por este motivo, además de elaborar un perfil intelectual de cada personaje analizado, Monsiváis consideró en esta reciente edición agregar un nuevo capítulo ("El Estado y la Iglesia"), en el cual rememora la enconada oposición eclesiástica a la Constitución de 1857 y, pero por supuesto, a las Leyes de Reforma juaristas.

Con ese tipo de afirmaciones que le caracterizan, y que son conclusiones cuya base histórica y argumentativa son irrebatibles por los conservadores decimonónicos y sus herederos en el siglo XXI, Monsiváis señala certero que "de manera inexorable, el siglo XIX mexicano es en buena medida la batalla campal entre intolerancia y tolerancia, lo que involucra a los propios clérigos". O para decirlo con una cita de Ignacio Manuel Altamirano: "O somos liberales o somos liberticidas", que el autor de Nuevo catecismo para indios remisos reproduce para mostrarnos la radicalidad de los hombres que se levantaron incansablemente contra el poder clerical.

La aspiración a continuar con el control exclusivo de las conciencias de los mexicano(a)s hace que la jerarquía católica sea férrea opositora a la libertad de conciencia, de imprenta y de cultos. Pero la cautividad de la ciudadanía era confesional y también tenía repercusiones políticas, económicas y civiles. Quienes confrontan el poder colonial de la Iglesia católica, nos recuerda Monsiváis, "son anticlericales, aseguran, por su apego al cristianismo primitivo, y fuera de Ramírez los demás se declaran creyentes, y con gran frecuencia guadalupanos, y su laicidad radica en la separación de poderes: al César lo que es del Estado, y a Dios lo que es de la Iglesia". Pero como sólo se podía creer en el modo decretado por la jerarquía católica, ésta trata igual que a herejes a los liberales que a la manera de Ignacio Manuel Altamirano (La Navidad en las montañas, 1871) imaginaban una forma de ser cristiano muy distinta a la del control de la cúpula clerical.

Sin saberlo del todo, sin estar conscientes de sus orígenes y posteriores desarrollos, somos herederos de batallas culturales que sembraron entre nosotros la noción, y práctica, de libertades y derechos que solamente los añorantes comprometidos con una visión conservadora, es decir estrechamente identificada con los postulados de la doctrina social católica, quisieran ver abolidos o fuertemente acotados. Las herencias allí están y hay que refrendarlas para cerrar el paso a los intolerantes de hoy. Para conocer esos legados, su dolorosa gestación, la obra de Carlos Monsiváis es imprescindible y de arrebatadora lectura.

 
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