Usted está aquí: miércoles 3 de enero de 2007 Opinión Bajo la lupa

Bajo la lupa

Alfredo Jalife-Rahme

La "nueva guerra de cien años" del Pentágono

Ampliar la imagen El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, apareció en televisión para confirmar la muerte del ex presidente Gerald R. Ford, el 26 de diciembre pasado Foto: Reuters

Antecedentes: se conoce como "guerra de cien años" a la serie de disputas intermitentes, entre ellas la sucesión al trono de Francia, del siglo XIV al siglo XV de varias generaciones de ingleses y franceses. Uno de sus distintivos consistió en largas guerras y asedios cotosos en contra de importantes ciudades fortificadas. Michel Mollat du Jourdin, especialista galo de historiografía medieval, en su libro La Guerra de Cien Años, considera que su principal resultado fue "acelerar la evolución de Francia e Inglaterra en dos naciones", además que "borró las huellas de la subordinación feudal" y "contribuyó al parto doloroso de la Europa moderna".

Por lo menos la guerra medieval de cien años contribuyó al paso a la modernidad, pero para el Pentágono su "guerra larga" contra el terrorismo (whatever that means) duraría un "mínimo de cien años", lo cual regresaría a la humanidad de nueva cuenta al medioevo.

En plenas festividades decembrinas, World Tribune.com (29.12.06) divulga que el estado mayor del Pentágono considera que la "inevitable (sic) larga guerra" contra el terrorismo global duraría "quizá (sic) cien años". El portal relata que el Pentágono ha salido de las sombras del secreto y ahora celebra "entre cinco o seis" reuniones informativas (briefings) por semana, en su legendario edificio, a "diferentes tipos de audiencia", y hasta "sesenta reuniones informativas (sic) en todo el país", con el fin de que "la gente y los líderes (Nota: en ese orden) entiendan mejor la naturaleza (sic) del conflicto, al enemigo y sus actos, y la estrategia de EU para derrotarlos".

Cien años suenan una eternidad, y según el general brigadier de la Fuerza Aérea, Mark Schissler, vicedirector de la "guerra contra el terrorismo", no se trata de Irak o Afganistán, sino que "involucra al mundo entero" (sic) e implica la participación de "todo (sic) el gobierno de EU". ¿Tan poderoso es Al-Qaeda que está resultando una entelequia propicia para avanzar la agenda militar multidimensional de EU?

Pues todo indica que Al-Qaeda ­que los servicios secretos de Rusia, Francia y Alemania consideran un invento mediático de Baby Bush para imponer su agenda unilateral de guerra preventiva y de captura de las riquezas ajenas­ es más omnipotente y omnisciente que lo imaginado y "permanece como la principal amenaza", aunque ahora sufre una metamorfosis operativa al haber tenido "éxito (sic) en sus conexiones globales", en especial en las regiones dominadas por el Islam", donde los fieles "buscan restablecer un califato" y que "incluyen Nor-Africa, el sur de Europa, el Medio Oriente, y a partes (¡supersic!) de Asia Central y del Sur de Asia". Ni mas ni menos que la frontera de las potencias geoeconómicas competidoras de la otrora superpotencia unipolar.

Podría prestarse a una interminable discusión mayor a cien años la existencia fantasmal de Al-Qaeda, pero hay que reconocer que la estrategia del Pentágono define en forma prístina tanto sus espacios geográficos operativos como su duración, donde llama la atención que no se salven los países latinos de Europa (España, Francia e Italia) y que no involucren a Latinoamérica y, en particular, a México donde supuestamente operan ya Al-Qaeda y el Hezbolá libanés, según el diluvio desinformativo local.

Sucede que Usama Bin Laden y su segundo de a bordo, Ayman al Zawahiri, han sido muy eficientes en el reclutamiento de "terroristas" en Nor-Africa, gracias a la "frustración del populacho (¡supersic!)", la mayor conectividad, y la mejoría en las tácticas para inspirar un movimiento global comprometido (sic) a establecer el dominio de extremistas en gran parte (sic) del mundo".

El Pentágono no dice pío sobre las reservas de petróleo y gas de las regiones aludidas y explaya el plan de hace 20 años de Al-Qaeda, que comporta "siete estadios" para "crear un hogar extremista en el Medio Oriente" y que empezó con los ataques del 11 de Septiembre como el "despertar" (Nota: suena más a teología protestante que a la prédica del Islam).

El segundo estadio fue "La apertura de los ojos" (Nota: ¿a poco estaban tan cerrados?) cuando las "tropas de EU tomaron Bagdad en 2003".

El tercer estadio "Levantándose y poniéndose de pie" continua este año con un nuevo enfoque sobre Siria y Turquía (¿sus balcanizaciones?), así como "más confrontaciones directas con Israel para intentar ganar mas credibilidad entre los musulmanes". En forma interesante, no viene nada sobre Irán en ninguno de los estadios que parecen operar con una periodicidad de tres años.

En 2010 sigue el cuarto estadio "La desaparición (¡supersic!) de los gobiernos árabes" que "culminaría con el califato islámico en 2013" (¿será el quinto estadio que no se específica?) cuando "Al-Qaeda y los islamistas (sic) ganan poderosos aliados como China (¡supersic!), mientras Europa declina en la desunión". ¿Por qué tanta saña contra Europa, donde existe una pletórica migración islamo-árabe? ¿Al-Qaeda sola y su alma puede reinventar a tal grado el mundo mediante esta reingeniería geopolítica en la que EU, a sabiendas del plan y la secuencia de sus siete estadios, exhibiría tanta impotencia? Bueno, ¿ni siquiera los estrategas de Al-Qaeda, cuyos estragos siempre benefician más al nepotismo dinástico de los Bush que al Islam propiamente dicho, avizoran la más mínima resistencia de EU, ya no se diga de Europa y Rusia?

Naturalmente que no pasa inadvertida la presunta colusión china, pero mejor pasemos al inigualable sexto estadio, "La confrontación total", que se sitúa entre 2015 y 2020, cuando emerge la "creación de un ejército islámico que empezará su batalla en todo el mundo (sic) entre creyentes y no creyentes". Esperemos que en este penúltimo estadio, el general brigadier de la Fuerza Aérea, Mark Schissler, no haya volado demasiado alto ni haya sido presa de algún potente sicodélico al que es tan afecto la sociedad de EU.

El último y séptimo estadio en 2020: "La victoria definitiva", que será alcanzada "cuando los islamistas obtendrán el poder global".

Amén que no viene la parte primordial ­"la estrategia de EU para derrotarlos"­, como que las cuentas no cuadran entre los 20 años de duración de los "siete estadios" con la "guerra de cien años" que define el Pentágono como mínimo cronológico, a menos que haya considerado los años que le tomará derrotar el plan de Al-Qaeda que hasta el segundo estadio incluido va viento en popa en su plan global.

Impacta las retinas el concepto de la "guerra de cien años", que en su originalidad primigenia histórica involucra la odisea nacionalista inglesa, así como los "siete estadios" de cierta manera rememoran "Los siete pilares de sabiduría: un triunfo", la autobiografía del espía británico T. E. Lawrence, mejor conocido como Lawrence de Arabia.

De Defensa (31.12.06), centro de pensamiento europeo, escudriña la nueva guerra de cien años del Pentágono que cataloga como "maquinación infernal", y asegura que impresionará la "frágil sicología" del pueblo estadunidense, y en tono sarcástico afirma que "ni el Pentágono ni John Wayne" permitirán la "victoria definitiva" de Al-Qaeda. ¡Ni Alá lo quiera!

 
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