Usted está aquí: martes 2 de enero de 2007 Opinión México S. A.

México S. A.

Carlos Fernández Vega

Fox, presidente de la deuda

Más claro, ni el agua

Era un problema "superado"

¿Dónde están los excedentes?

Ampliar la imagen Francisco Gil Díaz, Felipe Calderón (de espalda) y Vicente Fox Foto: José Antonio López

Decía el mitómano Vicente Fox cuando, sentado y dicharachero permanecía en Los Pinos, que el de la deuda pública mexicana era "un problema superado", y alegre despotricaba contra aquellos "malos gobernantes" que endeudaron "gigantescamente" al país, mientras felicitaba a los mexicanos por haberlo elegido a él para "sacarlo adelante".

Pues bien. Ya se conocen los números finales de su paso por el gobierno, y con base en ellos Vicente Fox obtiene uno de los primeros lugares en lo que a endeudamiento público se refiere.

Como tantos dichos fatuos por él acuñados, aquel del "problema superado" en los hechos se tradujo en un brutal incremento del débito público cercano a 44 mil millones de dólares al tipo de cambio actual, sin considerar el apabullante crecimiento de la llamada "deuda contingente" ni el creciente costo financiero del "rescate" bancario y demás "saneamientos" de empresas y sectores económicos privatizados por el Estado. Todo en tiempos de bonanza petrolera y en medio de una pregunta aún sin respuesta: ¿adónde fueron a parar los excedentes?.

Como regalo de Año Nuevo, la Secretaría de Hacienda entregó a los mexicanos las cifras del cierre sexenal foxista en materia de deuda pública, y el balance del "cambio" en éste como en otros tantos renglones se asemeja a una película de terror, como el "museo" que pretende inaugurar: 43 mil 791.42 millones de dólares adicionales de deuda pública (interna y externa) del 1º de diciembre de 2000 al 30 de noviembre de 2006, mientras el otrora inquilino de Los Pinos no dejaba de presumir, micrófono en mano, que durante su administración ese débito se reducía cotidianamente y a pasos agigantados, y responsabilizaba a "otros" por la abrumadora deuda.

En realidad ese saldo creció en la proporción señalada, resultado de una reducción en el monto del débito externo en 27 mil 742 millones de dólares (305 mil 162 millones de pesos al tipo de cambio actual) y el incremento en 786 mil 867.6 millones de pesos (71 mil 533.42 millones de dólares al tipo de cambio actual) del interno.

Sólo en 2006 (los 11 meses de estancia en Los Pinos), el gobierno de Vicente Fox aumentó en 176 mil 700 millones de pesos (poco más de 16 mil millones de dólares) el saldo de la deuda pública interna, mientras el débito público externo lo redujo en 14 mil 900 mil millones de dólares. Presumió hasta el exceso "el logro" de abatir el endeudamiento público foráneo, aunque "olvidó" explicar que se trataba, simplemente, de una modesta catafixia chabeliana (deuda externa por interna), que en los hechos nada se reducía, porque de cualquier suerte hay que pagarla. Sin embargo, hasta eso le salió mal, porque a la hora de la citada permuta (sólo en 2006), el saldo de la deuda pública aumentó, en términos netos, en más de mil millones de dólares.

Así, Fox aseguraba que el de la deuda pública "es un problema superado", mientras en campaña el de las "manos limpias" juraba y perjuraba que el único débito preocupante era el del gobierno del Distrito Federal (obvio, sólo cuando el peje estaba a cargo). Entonces los dos ya tendrán tiempo suficiente para reflexionar sobre este asunto: el primero en su "museo" y el segundo ­"cambio" con "continuidad"­ ahora sentado en Los Pinos, en especial cuando vengan las amortizaciones.

En sus tiempos de maestro de ceremonias, a Vicente Fox le gustó Luis Echeverría para responsabilizarlo de ser el causante del voluminoso endeudamiento externo, sin mencionar el tema del "rescate" bancario y sus 120 mil millones de dólares.

Un paseo por el tema revela que en el echeverriato el saldo de la deuda pública externa se incrementó en poco más de 15 mil millones de dólares, una cantidad espeluznante, pero no muy alejada de los 11 mil millones de dólares de recursos fiscales que el gobierno zedillista erogó para "rescatar" y "sanear" Serfin, la institución bancaria que en el salinato fue entregada (algunos dicen "vendida") al Grupo Financiero Operadora de Bolsa, encabezado por el regiomontano Adrián Sada González, que pasó al Fobaproa-IPAB y terminó como parte de los activos de la trasnacional española Santander.

José López Portillo sumó alrededor de 39 mil millones de dólares al saldo de la deuda externa, cantidad grosera, pero inferior a los 40 mil millones de dólares que los mexicanos por esas fechas mantenían en Estados Unidos en depósitos bancarios y propiedades.

Miguel de la Madrid no lo hizo mal: sumó poco más de 22 mil millones de dólares en su sexenio al saldo de la deuda pública externa, sin contabilizar los cerca de 25 mil millones de dólares del Ficorca (encabezado por Ernesto Zedillo), que se destinaron como subsidio (dólar que entraba ­especialmente por exportación petrolera­, dólar que se canalizaba, "barato", a la gran empresa) al pago de deuda externa privada.

Carlos Salinas de Gortari oficialmente "sólo" endeudó al país con casi 5 mil millones de dólares. Ello por su "acuerdo definitivo" de la deuda externa firmado pomposamente en febrero de 1990 con la banca acreedora. Lo anterior, claro está, sin considerar los 30 mil millones de dólares que en tesobonos heredó a la administración de Zedillo, quien pagó en su primer año de gobierno. Y, así por el estilo, hasta que llegó Fox para "desaparecer" el problema de la deuda e incrementarla en casi 44 mil millones de dólares en sus dos versiones reconocidas (interna y externa), más todo lo "contingente".

Las rebanadas del pastel:

Entonces, más claro ni el agua: "problema superado".

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