Usted está aquí: domingo 31 de diciembre de 2006 Opinión El Correo Ilustrado

El Correo Ilustrado

Condena la muerte de Saddam Hussein

Murió otro líder árabe. No es la muerte de cualquier persona. Es el asesinato de quien, como Noriega en Panamá u Osama Bin Laden en Afganistán, desconoció a su creador, el gran terrorista internacional de la nueva era: Estados Unidos.

¿Quién osa lanzar la primera piedra para acusar a Saddam de sus crímenes? ¿EU? ¿Israel? ¿La Unión Europea? Países imperialistas y por demás colonialistas. Este fenómeno del siglo de las luces cobra vigencia en la era del fin del petróleo y el nacimiento del terrorismo como bandera de lucha ante la era de la guerra del agua, los alimentos y el exterminio masivo de la humanidad por los más poderosos. La robótica tardará años en llegar pero llegará y eso significará otra era de terror a la que nuestros descendientes tendrán que acostumbrarse y resistirse. México seguirá siendo por algunos años más la vaca a la que se ordeñará hasta secarla por completo.

En fin, ¿siguen Irán y Corea? Y luego, ¿quién? Rusia ya pactó.

El nuevo orden se está gestando. ¿Cómo se acomodarán las nuevas piezas? ¿Cuánto tardará este proceso? Son interrogantes a largo plazo. Mientras tanto felicidades para este año 2007 y que continúe con valentía y éxito la Otratele.

Atentamente

Luis Martín Castle

¿Victoria? de George W. Bush

¿Cuál es tu victoria little George? Si es verdad que ladrón que roba a ladrón, tiene 100 años de perdón. Bush Jr, el dictador de Norteamérica debe sentirse en el paraíso. Porque a lo mejor al ordenar ahorcar a Saddam Hussein, piensa que dictador que mata a dictador obtiene la gloria. ¿Pero no será el infierno?

Atentamente

Rafael Salin-Pascual

¿Quién dictará la pena de muerte a los Bush?

A mi parecer, resulta indignante que en el nivel de jefes de Estado, un asesino (mediante sus esbirros) dicte y ejecute sentencia de muerte a otro presunto asesino, como en el caso de Saddam Hussein. ¿Quién se la dictará a los Bush (padre e hijo) y a sus antecesores, gratuitos seudopolicías y asesinos de infinidad de inocentes en el mundo? ¿Acaso el Vaticano, presunto asesino de Juan Paulo I?

Atentemante

Luis López Díaz

¿Y el caso Echeverría?

Indignación y vergüenza de comprobar una ves máz lo mediáticos, miopes e indolentes que son los medios de comunicación en nuestro país.

Siguieron con lujo de detalles desde la captura, juicio y ejecución del genocida Saddam, clamando siempre justicia y exigiendo la aplicación de la ley hasta que, según ellos, se cumplió. Sin embargo, han permanecido ciegos, mudos y silentes ante la atrocidad que se está viviendo en nuestro México de tener a un genocida en su casa y pagándole miles de pesos como jubilado. Sí, señores, me refiero al caso de Luis Echeverría Alvarez, asesino de 1968 y 1971.

Atentamente

Benjamín García Guzmán

Ulises Ruiz se aferra al poder

El año 2006 terminó como lo decidió Ulises Ruiz el pasado 14 de junio, con un saldo sumamente trágico que no nos merecíamos, pero él sigue arropado por su partido y por el gobierno federal, aferrándose al poder a costa de la sangre de su pueblo. A falta de justicia social, camisa de fuerza para acallar las voces discordantes.

Por qué en el estado de derecho, que es donde dice el gobierno que vivimos, los gobernadores no desaparecen aunque atenten contra sus ciudadanos; desaparecen quienes luchan; mueren los idealistas; encarcelan a los inocentes. Nosotros, que nos asombrábamos con lo que sucede en las dictaduras, quedamos pasmados ante la represión brutal que ha sufrido nuestra gente. Pinochet ha de estar regodeándose en su tumba porque su modelo fue muy bien aplicado en Oaxaca.

A nuestra entidad no le bastó tener el mayor grado de marginación. A esto suma ahora el de mayor represión. Nuestro delito fue que nos armamos de valor para alzar la voz, y a cambio fuimos golpeados con crueldad. Hoy tenemos que vencer el miedo para alcanzar nuestro objetivo, luego de una lucha desigual donde nos hemos reconocido comunitariamente compartiendo meses de tensión e incertidumbre.

Oaxaca despertó sin que pueda haber reconciliación posible, porque fueron tantos nuestros desaparecidos, nuestros muertos y nuestros presos, que no podremos olvidar ni perdonar, mientras los asesinos y los infiltrados permanecen en la total impunidad. ¿Es que sin justicia podrá haber paz social?

Atentamente

Alfonsina Domínguez

Resúmenes light de lo ocurrido en 2006

En los últimos días en la televisión (Televisa y Tv Azteca) invitan a que uno vea los distintos resúmenes de lo acontecido durante este año que termina, y me hicieron hacer esta reflexión: qué credibilidad le podría dar uno a los diferentes resúmenes que transmitirán dichas televisoras y radiodifusoras pertenecientes a cada grupo, que junto con el anterior gobierno federal, el Consejo Coordinador Empresarial e infinidad de grupos particulares participaron en una campaña de odio, desprestigio, tratando de exterminar a una persona, sólo por el simple hecho de estorbarles para los fines que ya todos conocemos.

Por supuesto hablarán del cierre de Paseo de la Reforma, de las pérdidas tan cuantiosas y exageradas que manifestaron los empresarios, que catalogaron esto como una ocurrencia de unos cuantos que son unos inadaptados, violentos, que no aceptaron la derrota del 2 de julio, que pensaron que molestando a la ciudadanía lograrían que se contaran voto por voto y casilla por casilla, sin comprender hasta ahora por qué se le unían los seres pensantes de nuestro país (haberse visto qué puntadas de éste que es un peligro para México). Tocarán el tema de las elecciones de 2006, mas no el fraude.

Ma. de Lourdes Salazar

Sí existe la palabra arquidiócesis

Por considerar que puede ser de interés para los lectores de La Jornada, me permito decirle al Sr. Rodríguez Araujo que por supuesto que la palabra "arquidiócesis" existe en castellano. Las palabras cuyo origen es el griego "arj" pasan al castellano como "arq" como sucede con "arquitectura" o con la misma "arquidiócesis". También es cierto que en ocasiones permanecen como "arch" como en "archimandrita" pero son palabra de poco uso en castellano.

Pedro Miramontes

 
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