Usted está aquí: sábado 30 de diciembre de 2006 Opinión Copaes: ¿41 programas médicos de buena calidad?

Gustavo Leal F.*

Copaes: ¿41 programas médicos de buena calidad?

Mientras en noviembre de 2006, el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (Copaes) presumía que a lo largo del "gobierno" foxista el Consejo Mexicano para la Acreditación de la Educación Médica (Comaem) había acreditado 41 programas educativos "por su buena calidad" (28 públicos y 13 particulares), en el estado de Querétaro se difundía que los rechazados constituían una mina de oro para las escuelas privadas.

En los dos últimos años se instalaron en la capital seis instituciones privadas (Instituto Londres, Universidad del Golfo de México, Univer, Universidad del Valle de Atemajac, entre otras) cuya matrícula se integra con rechazados de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y el Instituto Tecnológico. Mientras se reparten las fichas de ingreso, personas empleadas por las universidades privadas distribuyen su publicidad. Se da hasta el caso de algunas que ofrecen "validar" el resultado del examen obtenido en la UAQ. Lo que para unos pocos es un nicho de negocios, para la gran mayoría constituye un caudal de potenciales desempleados. La calidad de las nuevas instituciones privadas no está garantizada además de que, contra el perfil industrial de Querétaro, se publicitan carreras saturadas.

Para el ciclo escolar 2004-2005 la matrícula constaba de 34 mil estudiantes: 31 por ciento inscritos en 25 universidades privadas y la diferencia en sólo nueve instituciones públicas. En el siguiente, 2005-2006, casi 9 mil jóvenes optaron por alguna de las 115 oportunidades de maestría, licenciatura y técnico superior que tiene la UAQ, pero sólo ingresaron 2 mil 500. Para 2006, la UAQ recibirá 10 mil aspirantes; en 2007, 12 mil, y para 2010 su capacidad alcanzará el límite. La cobertura seguirá siendo insuficiente, aun contando con la Universidad Politécnica que, se espera, incrementará la matrícula en 3 mil plazas.

No sorprende que en este cuadro, y haciendo eco de la preocupación de los rectores respecto de la expansión de las universidades patito, finalmente el IFAI haya ordenado que la Secretaría de Economía abra los datos sobre la inversión extranjera en educación y que ella consideraba "información reservada". La orden incluye el nombre de los grupos extranjeros con intereses en las instituciones de educación superior privada y los documentos que sirvieron de base para permitirles una participación superior al 49 por ciento que permite la Ley de Inversión Extranjera.

La ANUIES (Inversión extranjera en educación privada con fines de lucro) ha anticipado el riesgo de que la educación superior quede en manos de instituciones patito internacionales, en las cuales prevalece un "criterio mercantil" y una visión de "dominación cultural" que pueden afectar la autonomía universitaria, la calidad académica y la orientación del mercado profesional.

Ya hay empresas estadunidenses que participan en universidades privadas con montos superiores a los fijados por ley. Es el caso de Sylvan Learning Systems Inc., que en 2004 adquirió 80 por ciento de las acciones de la Universidad del Valle de México, con una inversión aproximada de 34 millones de dólares, además de ser propietario de los institutos de inglés Wall Street. Esa participación representó, ese año, 85 por ciento del capital foráneo total invertido en educación profesional privada nacional. El asunto causó tal alerta entre rectores de universidades privadas y públicas que en un encuentro en Villahermosa exigieron a Fox limitar la llegada de esas instituciones, porque sólo persiguen fines de lucro.

El crecimiento a casi el doble del alumnado en preparatorias y escuelas profesionales (de 2.7 a 4.2 millones de alumnos, en las primeras, y de 1.8 millones a 3.2 millones, en las segundas, para finales de la década) estimula a que las universidades lucrativas extranjeras se concentren en un creciente mercado donde proliferan universidades privadas sin control.

Pero el Copaes y el Comaem presumen que, cuando en 2002 apenas se contaba con 156 programas acreditados, en noviembre de 2006 ya eran mil 41: ¡un incremento "superior al 500 por ciento"!

Aunque, como en la licenciatura de médico cirujano de la Universidad Anáhuac, suceda que ­con colegiaturas semestrales de 45 mil pesos en 2003­ pueda estar desincorporada de la UNAM y contar con la certificación de la Asociación Mexicana de Facultades y Escuelas de Medicina, la acreditación del Comaem, e incluso, que el programa de estudios aportara el primer lugar en el Examen Nacional de Aspirantes a Residencias Médicas (convocatoria 2002), en el que participaron 19 mil 599 aspirantes.

O que el campus Ciudad de México del Tecnológico de Monterrey anunciara (noviembre 2003) la licenciatura en médico-cirujano número ¿82? del país, garantizando que una de las "ventajas" de su programa sea la de disponer de "práctica clínica y contacto con el paciente desde el primer semestre; intercambios internacionales; hospital-escuela propio; convenio con el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán y el Hospital Médica Sur de la ciudad de México"

Pero, mientras la SEP del foxismo y la OCDE ­en las desastrosas manos del escandalosamente pensionado (por Nafin) José Angel Gurría­ recomendaron la elevación de cuotas en las ¡universidades públicas!, el Copaes y el Comaem están colmados con su fundamental trabajo de acreditación, aunque todavía no rindan cuentas de los recursos que cobran a las universidades por dicho proceso.

Como señalara la recién entrada Josefina Vázquez Mota desde la SEP: es necesario "replantear el esquema de certificación de las instituciones de educación superior". ¿Cuándo, cómo y para qué?

* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

 
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