Usted está aquí: domingo 24 de diciembre de 2006 Opinión Dopaje, cáncer del deporte profesional

Editorial

Dopaje, cáncer del deporte profesional

El año que termina ha sido muy intenso en términos deportivos: a principios de 2006 se llevaron a cabo los Juegos Olímpicos de Invierno en Turín y en julio el Mundial de Futbol en Alemania. Sin embargo, pese al gran éxito de esas dos justas y a actuaciones históricas, el dopaje ha sido el protagonista del deporte mundial.

Este flagelo ha manchado torneos y competencias de todo el orbe y dañado el espíritu mismo del deporte, que debería fomentar valores como nobleza, esfuerzo y honestidad. Sin embargo, han sido frecuentes los exámenes positivos en deportistas del circuito profesional internacional, como el tenis, el tour de Francia, las Grandes Ligas de Beisbol, diversas competencias de atletismo y muchos deportes profesionales más. La lista es larga.

El escándalo más sonado fue, sin duda, el que involucró al ganador del tour de Francia, el estadunidense Floyd Landis, a quien se le quitó su título en julio pasado por los resultados positivos que arrojaron sus exámenes antidoping. De hecho, el ciclismo profesional en su conjunto es una vergüenza, pues es de los deportes en los que se registra mayor número de casos de dopaje.

"Mientras haya dinero en el deporte habrá doping", sentenció David Millar, ciclista escocés que acaba de cumplir una suspensión por esta circunstancia, quien tal vez haya dado en el blanco. Si bien no existe un cálculo que permita conocer las ganancias acumuladas del deporte mundial, hay datos que dan idea sobre cuánto dinero se mueve en este ramo.

De acuerdo con la FIFA, el Mundial de Alemania dejó ganancias por más de 177 millones de dólares; este año el piloto alemán Michael Schumacher ganó 63.5 millones; el jugador de futbol americano Peyton Manning y el de baloncesto Shaquille O'Neal se llevaron 28.9 millones de dólares cada uno, mientras el golfista estadunidense Tiger Woods obtuvo 10 millones. Faltaría agregar a este monto los ingresos por rubros subsidiarios, como derechos de transmisión, publicidad y otros no tan nobles, como las apuestas, que no son cifras menores.

Al parecer el éxito ­y el dinero que viene con él­ se está convirtiendo en la meta final de muchos involucrados en el deporte profesional. Nadie se salva: jugadores, entrenadores, directivos, médicos, representantes y hasta los utileros están metidos en este asunto.

La obsesión por el triunfo explicaría por qué jóvenes como el atacante del club de futbol italiano Milán, Marco Borriello, y el portero sub 20 del Santos, de Brasil, Felipe, recurren a la trampa del dopaje cuando están en plenitud de facultades. Ambos jugadores fueron suspendidos indefinidamente por sus clubes luego de que se hizo pública esta situación.

Los grandes intereses en juego también podrían explicar por qué las distintas federaciones, asociaciones, confederaciones y organismos deportivos del mundo han sido incapaces de unirse en la lucha contra ese flagelo, a pesar de externar recurrentemente su "enorme" preocupación sobre el tema.

En este panorama, la Agencia Mundial Antidoping (AMA) ha tenido que negociar con dichas entidades para que le permitan hacer su trabajo, aunque a medias. Los desacuerdos son constantes y no es extraño que las recomendaciones de la AMA sean subestimadas o ignoradas. Así, organizaciones tan poderosas como la FIFA, la NFL (el organismo que rige el futbol americano en Estados Unidos) y la Federación Internacional de Atletismo, entre otras, actúan como les conviene. De igual forma, los castigos contra los deportistas infractores son ridículos. En octubre pasado el jugador de la NFL Shawne Merriman fue suspendido cuatro juegos luego de haber dado positivo en una prueba: ya está de regreso en las canchas.

En términos generales, la lucha internacional contra el dopaje es una tarea fragmentada, parcial y laxa. Hoy, por ejemplo, no se puede poner las manos en el fuego por competencias como el Mundial de Futbol o los Juegos Olímpicos, que, de acuerdo con información oficial, registraron este año un saldo blanco en cuanto a dopaje. Hay muchas dudas.

Se requiere hacer más de lo que se hasta ahora se ha intentado para acabar con esta práctica desleal que amenaza al deporte internacional, actividad que debería ser limpia y noble.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.