Usted está aquí: domingo 24 de diciembre de 2006 Capital La foto con Santaclós, tradición que sólo cambió de lugar y de precio

Pasaron de la Alameda al Monumento a la Revolución, y la placa aumentó 10 pesos

La foto con Santaclós, tradición que sólo cambió de lugar y de precio

Bajaron los clientes, porque allá sí eran verdaderas romerías, asegura un San Nicolás placero

Aumentan los santas de centro comercial, más por estrategia publicitaria que por costumbre

AGUSTIN SALGADO

Ampliar la imagen Como cada año, familias enteras se dan cita en el Monumento a la Revolución para tomarse la tradicional foto con Santaclós, aunque según los mismos personajes, la clientela ha bajado desde que salieron de la Alameda Central Foto: Francisco Olvera

Primero es el maquillaje que convierte un rostro moreno en una cara regordeta y blanquecina. Después es el abdomen abundante, el cual se cubre con un traje rojo que incluye cinturón ancho y hebilla dorada.

Finalmente, son las barbas grandes y blancas, acompañadas de rubor en los cachetes.

Los santacloses del Monumento a la Revolución son los mismos que los de la Alameda y en un lustro han aumentado 10 pesos su tarifa.

"Si bajaron los clientes, teníamos muchos años en la Alameda y era más la gente que nos visitaba. Esas sí eran romerías. Muchos iban de compras por la tarde y en la noche terminaban con nosotros. Aquí vamos de a poco pero ya no es la misma tradición que antes", reflexiona un San Nicolás placero.

Pero también están los de mall, los santacloses rodeados de duendes que encuentran lugar en pasillos de centros comerciales o rincones de tiendas departamentales.

Aquí no es tradición, aquí se trata de estrategia publicitaria. Los elfos, en su mayoría, son mujeres de sonrisa fácil, y aunque son menos las placas que se toman, las fugaces miradas entre consumidores y duendecillas se repiten una y otra vez.

En la Plaza de la República, el costo de la fotografía fue determinado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco); en la plaza comercial, el precio varía de acuerdo a la zona donde esté ubicado el mall.

La Profeco estableció en 50 pesos el precio de cada imagen: "Pues hay días buenos y días muy malos. Ya estamos en vísperas de Nochebuena, es sábado y ojalá le peguemos a los 30 clientes. Es poco lo que uno le gana, sobre todo si se renta la escenografía pero de que deja... deja", asegura un San Nicolás que trabajó desde temprano.

Los puestos de fritangas abren desde mediodía pero los juegos mecánicos y la mayoría de los tablados de santaclós empiezan su actividad después de las cinco de la tarde.

La tecnología los alcanzó

Un enorme árbol navideño se emplazó en el arco oriente del Monumento a la Revolución. Elaborado con nochebuenas y coronado con una estrella de cinco picos le otorga espíritu navideño a la obra del arquitecto Carlos Obregón.

El espacio que pretendía albergar a la máxima tribuna del país es ahora un mausoleo que testifica los afanes navideños de los capitalinos.

"Tratamos de mantener esta tradición. Me gustaba más cuando estaban en la Alameda, pero a pesar de que los trajeron para acá todos los años venimos. A mis papás los traían mis abuelos, a mi me trajeron mis padres y ahora yo traigo a mi hija", relató Jazmín, procedente de Iztapalapa.

Las polaroid instantáneas ya no tienen cabida, ahora son pequeñas cámaras digitales que rebasan los seis megapixeles. Cada una cuenta con su propia impresora y por cada santaclós hay entre dos y tres equipos fotográficos.

Ya no hay trípodes ni flashes, pero los que aún persisten son los campaneros, que además de ayudar a subir al escenario a los clientes tienen la responsabilidad de provocar sonrisas en los más pequeños.

"Es parte del servicio. Si no hay sonrisas no hay buena foto. El sonido de la campana atrae mucho la atención de los bebés, es la única manera en que podemos evitar que lloren", argumenta un campanero.

El santaclós de mall es diferente: está mejor caracterizado, cuenta con los elfos femeninos y la elaboración de sus escenarios es más acucioso.

Sin embargo, el San Nicolás de centro comercial no es la atracción principal, es tan sólo un extra que se ofrece a los consumidores.

"Desde joven me he dedicado a esto. Previo a la nochebuena soy santaclós y después del 26 me convierto en rey mago. Empezamos a mediados de diciembre y terminamos hasta el siete de enero. Antes, sólo era en la Alameda Central; ahora, hasta en tiendas de autoservicio te encuentras panzones vestidos de rojo.

''Pero no son competencia. Somos diferentes, aquí es tradición y allá son deseos consumistas", sentenció el San Nicolás placero, que en 2001 y todavía en la Alameda cobraba 40 pesos por fotografía.

A partir de mañana aparecerán los reyes magos; los renos se convertirán en elefantes, camellos y caballos. Pero "de a poco" y con el paso de los años se convertirán en tradición los santacloses del Monumento a la Revolución.

 
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