Usted está aquí: sábado 23 de diciembre de 2006 Cultura La saturación de música comercial genera no oyentes

Entrevista a JOAQUIN GUTIERREZ HERAS, COMPOSITOR

La saturación de música comercial genera no oyentes

''a mi edad no creo que la mejor obra este por ser escrita''

Las personas relegamos la música casi a un nivel del subconsciente, como lo prueba el hecho de que sin ella no podemos leer o trabajar, dice el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2006 en el rubro de Bellas Artes

ANGEL VARGAS

Ampliar la imagen Joaquín Gutiérrez Heras, en su casa, durante la entrevista con La Jornada Foto: Yazmín Ortega Cortés

Alguien que no ha experimentado realmente el placer de la música y no le ha cambiado hasta cierto punto la vida es una persona incompleta.

De lo anterior está convencido el compositor Joaquín Gutiérrez Heras, quien a sus 79 años asegura sentirse plenamente satisfecho de haber escogido esa profesión, si bien aclara que en su caso, y para otros de sus colegas, es más ''un hobby" que un medio de ganarse la vida.

Nacido en Tehuacán, Puebla, en 1927, el maestro fue galardonado con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2006, en la categoría de Bellas Artes, de manera compartida con el director escénico Luis de Tavira. Motivo éste, manifiesta, ''de honra y mucho orgullo".

Docente y traductor

En entrevista con La Jornada, Gutiérrez Heras sostiene que la saturación de música comercial que prevalece en la época actual ha generado una sociedad de ''no oyentes", como lo demuestra la incapacidad de gran parte de las personas para acercarse y disfrutar la música de concierto.

Al lado del fallecido autor jalisciense Manuel Enríquez, a Joaquín Gutiérrez Heras se le ubica en la primera generación ­ajena a la escuela de Carlos Chávez, en cuanto a la técnica y a la estética­ que intentó situar su quehacer dentro del contexto de la música occidental a partir de 1950.

­¿Cómo percibe hoy día el panorama musical en México?

­Sin duda ha mejorado notablemente. Hace 50 años era mucho más difícil conseguir que se tocara la obra de uno, pero ahora no lo es tanto, porque hay festivales, foros de música contemporánea, y, además, un fenómeno bastante agradable es que muchos intérpretes sí tienen interés verdadero por tocar música contemporánea. Lo que facilita también el panorama es que hay becas, ayudas, encargos, y eso naturalmente redunda en que se enriquezca el ámbito musical.

­¿Y la situación del músico, en particular del caso de quien se dedica a la composición?

­El compositor no piensa mucho en que realmente va a vivir de su creación.

''Es decir, nunca pensé que iba a hacer dinero con mi música. Así que uno debe tener algunas otras chambas para subsistir. Casi diría yo que, en cierto modo, para la mayoría de los compositores escribir música es como un hobby.

''Aunque estudié arquitectura, nunca la he ejercido. Tuve muchos trabajos, entre ellos en el Fondo de Cultura Económica como traductor y corrector de traducciones y de galeras. También impartí clases y tuve una plaza en la universidad.''

­¿Qué piensa usted de cómo recibe el público a la música contemporánea?

­Parcialmente ha ido desapareciendo el estigma que existe contra ella. Las obras de repertorio han pasado por la prueba del tiempo, entonces la gente las conoce; en cambio, con las obras contemporáneas hay que formarse un criterio y entre todas las que se escriben quién sabe cuántas van a aguantar realmente este examen.

''Muchas obras se tocan sólo una vez y desaparecen, pero muchas veces depende de que los intérpretes se interesen por esas obras.''

Mucha música para cine

­¿Es cierto que llegó a la música por la película Fantasía, de Disney?

­No lo es. Lo que pasa es que siempre me había gustado la música y conocía varias piezas. Sin embargo, probablemente por la conjunción de lo visual con la música, Fantasía sí fue lo que me dio el empujón definitivo para dedicarme a esta profesión. En ella conocí la Pastoral de Beethoven y la Consagración de la Primavera, de Stranvinsky, aunque es una versión no muy exacta en relación con esa partitura.

­Si tenía clara su vocación, ¿por qué estudió arquitectura también?

­Porque se me facilitaba el dibujo y no era malo para las matemáticas. Entonces mis tutores pensaron que lo mejor que podía hacer era estudiar arquitectura.

''Eso no significa que no me guste o no me satisfaga. Siempre me ha gustado y probablemente no hubiera sido tan mal arquitecto; pero no fue un llamado que, como dicen los franceses, me diera el golpe de relámpago. En algún momento trabajé como chambero en un despacho.''

­¿Tiene su música algún tipo de relación con alguna otra de las artes, acaso la arquitectura o la literatura?

­De la arquitectura nada tiene. Lamento en verdad no haber leído mucha poesía. Creo que he escrito dos o tres canciones, y diría que es una falla de no haber escrito más música sobre poesía. De cierto modo, lo visual sí me ha inspirado, por eso he escrito bastante música para cine. Esta, además, fue la única fuente de ingresos, por eso entré a escribir música para películas.

­Ya que hace referencia al cine, ¿cuáles son los aspectos que le atraen de éste, desde el punto de vista de la creación?

­En primer lugar, permite mucho experimentar, porque hay bastante margen. Por otro lado, algo que considero muy positivo es que el autor no debe esperar mucho para oír su música. Reitero, éste es un aspecto incluso alentador, porque muchas veces escribe uno y no sabe cuándo será tocado.

''Como escribe uno en función de cierta cosa hay que, en cierto modo, seguir algunos lineamientos. Sobre todo cuando son películas dramáticas, no puede hacerse música abstracta. Pero sí hay mucha libertad y se pueden hacer cosas más propias en los documentales y la ficción."

Pendiente, una pequeña ópera

­¿Qué opina de ese dicho entre los artistas acerca de que la mejor obra está aún por realizarse?

­A mi edad no creo que la mejor obra esté por ser escrita. Nunca se sabe, pero no creo que mis próximas obras sean mejores o peores.

''Tengo algunos pendientes, pero quién sabe si los haga. Uno es hacer una pequeña ópera. He tenido algunas ideas, pero lo difícil ha sido encontrar un texto que realmente me llame la atención, un texto apropiado.

''De hacerla, me inclinaría por el género no realista y sería una obra de cámara.''

­Cambiando de tema, ¿cómo vivió la época de transformaciones culturales que implicó y significó el rock?

­Del rock, creo que hay mucha gente de talento que lo hace, pero en general no me gusta, sobre todo por la intensidad y por su dinámica. Sí he bailado, en fiestas, pero no siento que ese fuera mi ámbito.

­¿Cuál es su posición respecto de la música comercial?

­Me parece que hay demasiada música, que estamos saturados de ella y que esta situación de que por todos lados la oímos, acostumbra a la gente a no escucharla realmente. Esto, para cierta música más exigente, es fatal. Por música exigente me refiero no sólo a la moderna, sino también a la prebachiana.

''Para gran parte de la gente es difícil entrar a esta música (la de concierto), porque no está acostumbrada a escucharla. Hemos llegado a un punto de relegar a la música casi a un nivel subconsciente, como lo comprueba el hecho de que muchas personas dicen que, sin ella, no puede leer, trabajar o escribir.

''Un público así para una música que necesita ser escuchada, pues simplemente no podrá entenderla ni disfrutarla. Esta saturación de música ha creado no oyentes. Basta ir a cualquier acto social, como una fiesta, para comprobarlo; resulta insoportable el nivel de volumen con que la mayoría de las personas escuchan la música. Ya no es cuestión de la calidad, sino inclusive de molestia física. Es como estar en un lugar de malos olores y que uno sea al único que le molesta eso."

Cercanía con la veta renacentista

­Es conocido su gusto por la música del pasado, en específico la renacentista. ¿Mantiene en su trabajo algún apego o cierto tipo de influencia de ella?

­La música prebachiana ha tenido cierta influencia. Me siento más cercano de la música renacentista que de la barroca, y creo que la primera está más cercana de la música moderna que la que le siguió después.

''Hay ciertas cosas, por ejemplo, de polirritmia que son más próximas a nosotros. Creo que Debussy está más cerca de Palestrina que de Mozart.''

­¿Cómo cree que será recordado el siglo XX, en términos de música?

­Como un siglo de búsqueda, sobre todo a partir de la segunda mitad del XX y la aparición de muchas modas, algunas pasajeras, otras no tanto. El gran rompimiento vino con el serialismo, con la escuela de Schöenberg. Algo que me gustaría mucho saber es qué obras de las de ahora seguirán oyéndose en los siglos que vienen.

­Finalmente, ¿qué representa la música en su vida?

­En general no me puedo quejar de haber entrado en la música y dedicarme a ella.

''Los únicos momentos ingratos que he tenido son cuando no han salido las cosas como uno espera o cuando se escribe una obra y ésta es mal ejecutada.''

 
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