Usted está aquí: viernes 22 de diciembre de 2006 Mundo Muere de un infarto el presidente vitalicio de la ex república soviética de Turkmenistán

Incertidumbre en el país con la quinta parte de las reservas mundiales de gas

Muere de un infarto el presidente vitalicio de la ex república soviética de Turkmenistán

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscú, 21 de diciembre. Con la muerte de Saparmurat Niyazov, su presidente vitalicio, la ex república soviética de Turkmenistán ­país clave en Asia central por su riqueza en materia de energéticos y una población avasallada y sumida en la miseria­ entró este jueves en una fase de incertidumbre que amenaza con afectar la estabilidad de toda la región.

Porque, junto con el rumbo que tome el país sin Niyazov, está en juego, según estimaciones, el futuro de la quinta parte de las reservas mundiales de gas natural, y es evidente que las grandes potencias buscarán influir en el cambio de liderazgo turkmeno.

Tras dos décadas y un año de gobernar con mano de hierro, Niyazov murió oficialmente esta madrugada de un infarto, a los 66 años de edad.

Desde hace varios días corrían en Ashgabat, la capital turkmena, intensos rumores de que había fallecido el serdar, equivalente a caudillo, pero hasta hoy se hizo del dominio público en un comunicado.

Propia de intrigas palaciegas, la demora se habría debido a que el Turkmenbashi, o "padre de todos los turkmenos", abandonó este mundo súbitamente, sin dejar sucesor designado para el régimen despótico que creó a la medida de su desmedido ego.

El forcejeo por la sucesión tuvo ya su primera víctima en términos políticos. El día anterior al anuncio oficial del fallecimiento de Niyazov, el presidente del Parlamento, Ovezgueldi Atayev, quien de acuerdo con la Constitución debería asumir de modo provisional las funciones de jefe de Estado, quedó inhabilitado al abrirse un proceso penal en su contra.

Ello condujo a una situación no contemplada en la Carta Magna y sirvió de pretexto al sector mayoritario del Consejo de Seguridad turkmeno para nombrar presidente interino a Gurbanguli Berdimujammedov, viceprimer ministro y titular de la cartera de Sanidad.

Tampoco es claro si Berdimujammedov podrá participar en las elecciones presidenciales que él mismo debe convocar dentro de dos meses. La legislación turkmena no lo permite, pero a juzgar por lo que le sucedió a Atayev, nada debe excluirse.

Hay otros aspirantes visibles, como el jefe de la poderosa guardia personal del extinto líder, Akmurad Redzhepov, o el hijo de Niyazov, Murad, de 39 años y residente en Austria, quien podría representar la opción de la sucesión dinástica, como ocurrió en Azerbaiyán en 2003 al morir el presidente Gueidar Aliyev y sustituirlo en el cargo su hijo Ilham.

El primero tiene las armas; el segundo, el dinero. Y lograr que uno reconozca el liderazgo del otro parece difícil y, a la vez, podría favorecer una fórmula de compromiso con un político que satisfaga a ambos.

Entre tanto, trascendió aquí que los líderes de la oposición política en el exilio están por reunirse "en alguna capital europea" para coordinar sus acciones y preparar el retorno a Turkmenistán.

 
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