Usted está aquí: viernes 22 de diciembre de 2006 Espectáculos Andanzas

Andanzas

Colombia Moya

El cascanueces

El reto de llenar el Auditorio

Ampliar la imagen La obra de Tchaikovsky se presenta desde el 15 de diciembre Foto: Archivo

LA COMPAÑIA NACIONAL de Danza (CND) del INBA, dirigida por Dariuz Blajer ha logrado ubicarse con bastante éxito en el Auditorio Nacional, lo cual significa un buen reto, ya que como usted sabe hay más de 4 mil butacas que llenar, sobretodo cuando los empresarios de Ars Tempo nos han acostumbrado a presentar ahí a los mejores bailarines del mundo, como los del Bolshoi, Teatro de Milán, Kirov, Amerivan... lo que los inspira a redoblar esfuerzos académicos y artísticos, además de una estrategia creativa que no muy lejanamente nos proporcione las estrellas del ballet mexicano que signifiquen ya una verdadera consolidación internacional de éste conjunto artístico, que hace algunas décadas obtuviera el presupuesto del Ballet Contemporáneo oficial de Bellas Artes, luego de que fueron cesados todos sus bailarines. Nunca está de más no perder la memoria, que tanta falta nos hace.

La CND se ha dedicado básicamente a reproducir para su repertorio diferentes versiones de obras clásicas fundamentales, pero sigue siendo una compañía básicamente de corte tradicional repetitivo, a pesar de haber dado oportunidad a coreógrafos de danza contemporánea, a fin de refrescar y actualizar el repertorio con nuevas obras, mismas que no lograron abrir una ruta nueva interesante para las habilidades técnicas e interpretativas de los bailarines de dicha agrupación.

Evidentement no es fácil hornear nuevos talentos para la coreografía, pues se requiere mucho más que un papel de titulación; una versión, talento, cultura y sentido para una formación cresativa libre, no impositiva, según el manual.

La CND presenta su temporada ya tradicional, como en los States, a partir del 5 de diciembre (consulte cartelera), lo cual siempre es una gran diversión para los pequeños.

El Cascanueces, Nutcraker, Cassenoissete o Schelkunchik, en ruso, es una de las obras, divertisement, clásicas de Piotr I. Tchaikovsky, quien junto a Marius Petipa, el maestro de maestros, han aportado verdaderas joyas musical y dancísticamente para el repertorio de todos los tiempos. Las obras han sobrevivido los embates del tiempo, la guerra, las revoluciones y todo tipo de cambios, pero han sido fieles a la verdadera solidez de la tradición y la continuidad.

Así, no solo se resguardan las obras clásicas, sino la escuela y el estilo con las innovaciones que los tiempos van aportando. Hoy por hoy la técnica académica se ha superado prodigiosamente de modo que los cuerpos de los bailarines son mucho más estilizados y capaces con esta extraordinaria experiencia acumulativa, seria y respetuosa, totalmente ajena al capricho, oportunidad e improvisación.

¿Cuántas generaciones y presupuesto se necesita para aflorar en la excelencia necesaria? Lo que se necesite. De todos modos se trata de gente que vive al ritmo del país, sus instituciones y funcionarios, quienes en realidad son quienes autorizan cuánto movimiento social cultural se emprende. Por ahora, una nueva generación de artistas baila el famoso Cascanueces, con una escenografía espectacular y todas las ganas del mundo, que parece que nunca acaban.

El ballet mencionado se estrenó en diciembre de 1885 en el Teatro Marinsky de San Petersburgo, allá en la rusa zarista. Ya en el siglo XX se acentuó su carácter tradicional en Navidad, sobre todo con el impulso que el American Ballet Theatre le dio en los Estados Unidos.

La historia es hermosa, llena de fantasía e ingenio y se desarrolla en el sueño de la pequeña Clara luego de la cena de navidad con su familia. Sus múltiples escenas dan oportunidad a buena parte de los bailarines de equis compañía, pues pueden lucirse con solos, pas de deux y los pequeños grupos porque los rescata del anonimato del corps du ballet, o sea, el conjunto.

La danza, arte por naturaleza efímero, nunca morirá. La pasión y amor que infunde su disciplina y metas produce casi fanáticos de su quehacer, pues de otro modo sería imposible practicarla como se debe. El obstáculo que le resta poco aprecio o le infunde descrédito es que a través de los años se ha producido una lucha por los presupuestos y el liderazgo tan deseado que dura a veces más de 50 años en la mitología de este mundo tan especial y que asusta un poco a los funcionarios.

Vea usted con su familia el Cascanueces en el Auditorio Nacional a partir de este 15 de diciembre, y disfrútelo por última vez en su anterior etapa, pues la que inicia nos dirá con el tiempo del aprecio, impulso o carpetazo, que esta disciplina maravillosa representa para la nueva ola, tsunami, océano o charquito para la danza mexicana. No se la pierda, lleven a los chavitos.

 
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