Usted está aquí: martes 19 de diciembre de 2006 Economía Proponen trabajadores de Air Madrid reanudar operaciones temporalmente

Centenares de personas esperan en los aeropuertos a que ''alguien les resuelva el problema''

Proponen trabajadores de Air Madrid reanudar operaciones temporalmente

Presentarán al Ministerio de Fomento un ''plan de viabilidad'' para resolver la crisis de los 130 mil pasajeros varados

''Quiero pasar las navidades con mi familia'', pide pequeña ecuatoriana de 6 años

ARMANDO G. TEJEDA, AGENCIAS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Un pasajero de Air Madrid descansa junto a su equipaje en el Aeropuerto Internacional de Barajas, en Madrid Foto: Reuters

Madrid, 18 de diciembre. La llamada crisis de Air Madrid se refleja con nitidez en la sala de espera del aeropuerto madrileño: centenares de personas ­la mayoría latinoamericanos y rumanos­ esperan hacinados, y con sus maletas a cuestas, que "alguien dé la cara y solucione el problema", ya sea por parte de la línea aérea o del Ejecutivo español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero.

Una posible salida la dieron los trabajadores de Air Madrid, quienes solicitaron reanudar temporalmente las operaciones de la aerolínea para transportar a sus destinos a los 120 mil pasajeros que quedaron varados desde el viernes, cuando la empresa decidió unilateralmente suspender sus actividades.

Un directivo de la compañía informó que los empleados tienen como objetivo hacer frente a la temporada previa a las fiestas de fin de año y cumplir los compromisos contraídos con los pasajeros, que son la principal causa que les ha movido a sugerir esta posible salida.

Los mil 300 empleados se reunieron para analizar un "plan de viabilidad" que presentarán al Ministerio de Fomento.

"La solución que plantean consiste en que el único accionista de la aerolínea, el hotelero José Luis Carrillo, ceda la propiedad a los empleados y que un grupo gestor se haga cargo de reflotar la compañía", explicó el gerente, Pablo Morera.

"La solución más rápida y más inmediata sería hacer una oferta a la propiedad de la compañía para que ceda las acciones a los trabajadores, que se nombre un grupo gestor por parte de ellos, se haga un plan de seguridad y poder empezar a volar lo antes posible", precisó el directivo, quien de paso comentó que Carrillo no se opone a la idea. El grupo no tiene ambiciones de administrar la empresa a largo plazo, agregó Morera.

El objetivo de los trabajadores es que la compañía reanude sus vuelos el próximo fin de semana para resolver la situación en que quedaron 130 mil pasajeros ­110 mil según el Gobierno­ que tenían boletos para viajar, sobre todo a América Latina.

Por su parte, el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA) convocó "con carácter urgente" a los 200 pilotos de Air Madrid para abordar su situación.

SEPLA ofreció "tripulaciones técnicas" al Ministerio de Fomento para realizar todos los vuelos necesarios y aliviar la situación de los viajeros, a la que definió como una "grave crisis humanitaria."

Sin embargo, un "plan de viabilidad" que logre el reinicio de actividades de la empresa es algo remoto, inclusive para las autoridades, al menos hasta que no garanticen haber subsanado las deficiencias de seguridad y de servicios que motivaron el cese de actividades.

En las agencias de viajes prevalecía la confusión, pues mientras la Asociación Española de Agencias de Viajes (Aedave) aseguró que había establecido un "sistema de urgencia" para rembolsar los boletos, las agencias de Cataluña (noreste) negaron que el sector pueda garantizarlo.

Esta crisis anunciada se ha convertido en objeto de un nuevo enfrentamiento entre socialistas y conservadores, que una vez más responsabilizaron al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, a quien pedirán el miércoles explicaciones en el Congreso de los Diputados.

Indignación en los aeropuertos

Los aeropuertos españoles, sobre todo El Prat, de Barcelona, y Barajas, de Madrid, suelen colapsarse cada año en estas fechas; sin embargo lo que se está viviendo estos días supera con creces las crisis provocadas por la nieve o por los dispositivos de seguridad ante amenazas terroristas, como la que provocó hace unos meses el cierre de los aeropuertos de Londres.

Una niña ecuatoriana de seis años, con los ojos inyectados en lágrimas, está agotada y hambrienta. Hace ya tres días que vive, a su pesar, rodeada de maletas encaramadas, pasajeros indignados, policías antidisturbios y personal de la Cruz Roja que andan y gritan sin cesar en la Terminal 1 del aeropuerto madrileño de Barajas.

La pequeña Jazmina salió de su casa en Madrid el pasado viernes, con la ilusión de conocer a sus abuelos y visitar por primera vez el lugar originario de sus padres: Ecuador. Pero la suspensión de actividades de Air Madrid le ha negado este sueño, convirtiéndose, sin quererlo, en una estampa estremecedora: la pequeña, con el rostro sucio, se aferra con una mano a su madre, mientras que con la otra sostiene una pancarta rudimentaria con un mensaje escueto: "Quiero pasar las navidades con mi familia".

Donde suele haber pasajeros caminando a paso veloz para facturar las maletas y emprender el viaje, ahora lo que más se ve en la terminal aérea son grupos de familias ­como la de la pequeña Jazmín­ o viajeros desamparados e indignados que resisten y sobreviven como pueden "hasta que alguien nos dé una solución". Se alimentan con lo que consiguen, los niños comen papillas frías y leche sin calentar, y en ocasiones reciben el auxilio de voluntarios de una organización no gubernamental que les reparten agua y bocadillos, mientras que los miembros de la Cruz Roja están atentos para atender cualquier tipo de problema médico.

La escena del caos y la improvisación la completan los centenares de efectivos de la policía antidisturbios española, que está presente tanto dentro como fuera del aeropuerto, con la encomienda de evitar cualquier tipo de motín o cierre de la circulación de las calles de la Terminal. Por tanto, esos miles de pasajeros, cansados e indignados por ser víctimas de un atropello empresarial, también tienen que soportar la férrea vigilancia y control de los agentes del orden, que en todo caso no pueden evitar que se griten consignas de forma reiterada ni se acuse a las autoridades de incompetentes. La consigna más recurrente es "¡Queremos viajar!", que repiten sin tregua, sobre todo cuando se acerca alguna autoridad pública o cuando ven alguna cámara de televisión.

Manuel Martínez es un turista mexicano que salió de la ciudad de Toluca el pasado noviembre. Después de viajar por varios destinos españoles e italianos finalmente regresó a Madrid para emprender el retorno a casa, asistir a las tradicionales posadas y pasar las navidades con la familia. "A mi nadie me dijo nada de esto cuando salí de México. Según mi boleto, yo tendría que haber regresado ayer (domingo), pero en todo este tiempo nadie ha sabido decirme qué puedo hacer ni a quién me tengo que dirigir. Sé que ha habido gente que ha podido volver a México en los aviones que ha puesto el gobierno, pero yo todavía no, aunque espero que pueda salir esta noche".

El caso de este joven mexicano es uno de los llamados "prioritarios" por las autoridades españolas, que decidieron activar desde el pasado viernes un dispositivo por "razones humanitarias" en el que se privilegia a los pasajeros que estén a la espera de volver a su país. Según los datos del Ministerio de Fomento, desde el inicio de la crisis ya se han "recolocado" a unos 5 mil pasajeros, que a través de otras líneas aéreas han podido emprender el vuelo, entre los que hay mexicanos, argentinos, dominicanos, ecuatorianos y rumanos. Asimismo, hasta la fecha se han fletado tres aviones que han trasladado a 370 pasajeros a Ecuador, Panamá y Costa Rica.

Los casos más difíciles ­y también los más numerosos­ son como los de la familia de la pequeña Jazmina. Sus padres, Wilson y Eliana, emigraron a España hace siete años para trabajar en la construcción y en la limpieza. Después de mucho tiempo de vivir en la semiclandestinidad por el "asunto de los papeles" y de pasar penurias para ahorrar y poder volver a su país, aunque sea de vacaciones, finalmente pudieron comprar los tres boletos de avión de la familia. Hicieron la compra desde marzo pasado, para lo que pagaron 3 mil 500 euros. "Eso de que son aviones de bajo costo es mentira, por lo menos a nosotros nos costó mucho, por eso no vamos a irnos hasta que alguien nos resuelva el problema. Es indignante que esto ocurra en un país como España, que presume de ser desarrollado, pero ya ve. Sólo mire usted en qué condiciones estamos y cómo nos tratan, pero lo que más me duele es que jueguen con la ilusión de mi hija, que soñaba con conocer a sus abuelos y al resto de la familia, que sólo la conocen por foto", explicó el padre de Jazmina.

A pesar del dramatismo del caso, para la familia de Jazmina será muy difícil tanto viajar como que les devuelvan el dinero con celeridad, ya que el dispositivo oficial no se hace responsable de las personas que aún no hayan utilizado el viaje de ida, al argumentar estar incapacitados para garantizar su vuelta. Mientras que el dinero lo tiene la compañía Air Madrid, por lo que hasta que no culmine el proceso judicial no se podrán cobrar indemnizaciones ni devolver el costo de los boletos. Más fácil lo tendrán aquellas personas que compraron el boleto después del 1 de noviembre, ya que el dinero será devuelto casi de forma inmediata por las agencias de viajes.

La mayoría de las personas que resisten sin tregua en los aeropuertos españoles son migrantes latinoamericanos que soñaban con viajar a su país para celebrar las navidades, muchos de ellos sin ver a sus hijos o a sus padres desde hace años. O, como Jazmina, sin conocer aún a sus abuelos. "No nos moveremos de aquí si no es para subirnos a un avión, mientras tanto seguiremos exigiendo un trato humano y una respuesta a nuestro problema", advirtió el padre de la pequeña.

 
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