Usted está aquí: sábado 16 de diciembre de 2006 Opinión ¿Meterá las manos el doctor Córdova?

Gustavo Leal F.*

¿Meterá las manos el doctor Córdova?

Mientras Julio Frenk sostenía que "la preparación de los profesionales de medicina es fundamental en la construcción de un sistema de salud moderno", los acontecimientos en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo descorrían un cuadro desolador.

En 2004 las universidades rechazaron a más de la mitad de los aspirantes. Entre las instituciones con mayor demanda y menos aceptados destacaron la Universidad Veracruzana y la del Estado de México. En todas: Aguascalientes, Chihuahua, Sonora, Guerrero, Guanajuato, Guadalajara, Baja California, Nayarit, Benito Juárez de Oaxaca, Chapingo, ENEP-Aragón, entre otras, la matrícula de la pasada década creció 55 por ciento, aunque la plantilla docente (autorizada por la Secretaría de Educación Pública) apenas superó 5.4 por ciento.

Mazatlán. 2004. Después de incidentes similares en Zacatecas y Guanajuato (2003), en agosto la Universidad Autónoma de Sinaloa enfrentó una huelga de hambre de rechazados de la Facultad de Medicina: sólo había 240 plazas para 600 aspirantes. En la plazuela Obregón 12 jóvenes cumplían 10 días sin probar alimento, aunque las autoridades universitarias habían comunicado que por espacio no serían aceptados.

Michoacán. 2004. La madrugada del 6 de septiembre la ola de paros y pro-testas alcanzó a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Cientos de jóvenes tomaron las instalaciones y dejaron sin clases a 40 mil alumnos, cerraron 23 escuelas superiores y cinco preparatorias, así como oficinas administrativas, bibliotecas, auditorio y unidad deportiva. Dos mil 500 profesores y mil 700 empleados administrativos no ingresaron a sus centros de trabajo. Fueron sellados con barricadas y candados todos los accesos a las instalaciones en la entidad. El movimiento exigía el ingreso directo de al menos mil 500 aspirantes, quienes reprobaron el examen de admisión o no realizaron a tiempo el trámite de inscripción. La toma provocó conatos de bronca en la Escuela de Medicina, donde un grupo de estudiantes intentó evitar el cierre del plantel: "Todos tenemos derecho a la educación", se leía en las mantas que colocaron los paristas afuera de la institución; "queremos una universidad pública, no privada", rezaban otras.

"Es difícil atender grupos de 60 u 80 personas", argumentó una fuente cercana a las negociaciones entre la rectoría y los paristas. "Estamos proponiendo una matrícula de 40 a 45 alumnos, creo que es aceptable", agregó.

Las autoridades habían identificado, al menos, tres agrupaciones como responsables de la toma: la Coordinadora de Universitarios en Lucha (CUL), el autodenominado Movimiento de Aspirantes Rechazados (MAR) y las casas del estudiante Espartaco. La CUL reclamaba el ingreso directo de mil 500 jóvenes ­principalmente en las escuelas de Medicina, Derecho, Contaduría y Sicología­, así como que la inscripción se realizara sin costo y sin represalias académicas durante el ciclo escolar por haber participado en las acciones de presión. Del total de espacios solicitados, 500 correspondían a la carrera de Medicina.

El rector, Jaime Hernández Díaz, y tres funcionarios fueron retenidos por la CUL, apoyada por mil jóvenes que no fueron aceptados. La rectoría ofreció 285 lugares, mismos que fueron desestimados. CUL y MAR anunciaron, también, que contarían con el apoyo de estudiantes de Uruapan y de Apatzingán, así como de varios contingentes de alumnos de la Escuela Normal de Tiripetío. El gobernador Cárdenas Batel sólo señaló que respetaba la autonomía, aunque aclaró que el rector contaba con todo su respaldo en caso de que se pretendiera violentar el estado de derecho.

Doce días después, el paro concluía con la liberación de todas las instalaciones a cambio del ingreso de 2 mil 100 jóvenes que reprobaron o no presentaron el examen de admisión. Se aceptaron 300 solicitantes más para la Facultad de Medicina, con lo que sumaron 810 alumnos de nuevo ingreso. Pero transcurridos 10 días otros dos grupos estudiantiles volvieron a tomar las instalaciones para negociar más ingresos, en especial 128 nuevos espacios para Medicina. Las autoridades aceptaron inmediatamente negociar 40 espacios a cambio de que liberaran los inmuebles.

2005. El 25 de septiembre, aspirantes a ingresar a Medicina, del Frente Estudiantil Universitario, volvieron a las protestas, paros, huelgas de hambre y sangrías.

2006. La mañana del 6 de junio, después de enfrentarse dos veces a pedradas con estudiantes de la Facultad de Medicina, integrantes de CUL volvieron a ocupar 33 escuelas y facultades en demanda de 700 fichas de nuevo ingreso. El rector comunicó que la universidad las garantizaba siempre y cuando "se cumplan los requisitos".

Mas, por la tarde, el Frente Estudiantil Universitario marchó por avenida Madero exigiendo 400 fichas más para la Facultad de Medicina. El 5 de septiembre, alumnos de la facultad volvieron a tomarla "simbólicamente" y el día 19 integrantes del Frente Estudiantil Revolucionario cerraron la universidad para solicitar 150 lugares en Medicina. El 10 de octubre, miembros de la Casa del Estudiante volvieron a tomar el campus, porque el rector no había resuelto becas, materiales para cocina y dormitorio.

Pero el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado sugiere "fortalecer" el plan de estudios y reforzar la relación escuela-sector productivo, porque "una orientación vocacional en la que los alumnos tengan idea de las carreras más prometedoras y evitar las más demandadas les permitirá desarrollarse de manera amplia en un ambiente de realización y de mayor potencial productivo". Como gustaba repetir el "médico" macroeconomista Julio Frenk: la "política" de salud es "víctima" de sus "éxitos".

* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

 
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