Usted está aquí: jueves 14 de diciembre de 2006 Cultura El cuarto azul y otros cuartos

Olga Harmony

El cuarto azul y otros cuartos

El Proyecto Xola no sólo ha rescatado el casi abandonado teatro del IMSS Antonio López Mancera, sino que sienta un buen precedente de calidad en escenificaciones de producción privada a través de Producciones entre nosotros que agrupa a teatristas y amantes del teatro teniendo como cabeza visible a su director artístico, Otto Minera. Ahora ya cumple un año y presenta El cuarto azul, obra en diez pequeños actos íntimos cuyo autor, el inglés David Hare ­en traducción de Otto Minera­ se inspira en la obra de Arthur Schnitzler que conocemos como La ronda. Es bien sabido que el médico y dramaturgo austriaco atacó en todas sus obras la hipocresía de la vida burguesa de finales del siglo XIX y principios del XX, develando las aventuras y desventuras sexuales de sus miembros, con lo que causó grandes escándalos. Se sabe también que Sigmund Freud ­quien también escandalizó y no poco a la sociedad vienesa y a otras sociedades­ lo tuvo en alta estima, al grado de llamarlo ''mi espejo". Pero ha transcurrido algo más de un siglo, con toda la revolución sexual que conocemos y muchos disfrutan, y ya ni Freud ni Schnitzler escandalizan. A mi ver, la serie de actos sexuales sin ningún otro referente que el impulso, resulta en la actualidad un tanto monótona y ha dejado de ser subversiva. Hay, pues, que mirar esta versión con otros ojos.

La ronda de coitos sin amor y sin pasión verdadera da lugar a diez escenas: La muchacha y el taxista, el taxista y la institutriz francesa, la institutriz francesa y el estudiante, el estudiante y la mujer casada, la mujer casada y el político, el político y la modelo, la modelo y el dramaturgo, el dramaturgo y la actriz, la actriz y el aristócrata, el aristócrata y la muchacha del principio. De todos estos personajes, el menos creíble en estos tiempos es el aristócrata con su romanticismo más bien trasnochado. Tiene gracia ese dramaturgo enunciando teorías aun en los momentos de la seducción, pero a mi ver los demás actantes resultan esquemáticos y manidos; porque sabemos que hay maridos moralistas que engañan a su mujer e hijos de familia que abusan de la empleada doméstica, nada de lo que se muestra es nuevo, aunque siga siendo indignante, y por ello la denuncia pierde fuerza. De allí que la escenificación sea mucho mejor que el texto, aunque por momentos caiga en lo cansino a pesar de la voz en off en los oscuros que indica la duración del acto y cuya rudeza muestra la falta de emoción en el mismo. La sexualidad despojada de todo lo que la hace grata e interesante existe, sin duda, pero poco agrega en escena para quienes la practican sanamente y para los que no son voyeuristas.

La escenografía de Eloise Kazán ­también responsable del vestuario­ aprovecha el plato giratorio y está compuesta por pequeños espacios con diferentes moblajes, todos en rojo ­ignoro si propuestos por ella o por Gabriel Pascal, con créditos de dirección de arte y de iluminador. Un ciclorama transparente permite ver los percheros con las diferentes ropas que usarán los dos únicos actores (Patricia Llaca y Plutarco Haza) en sus diferentes caracterizaciones, unas más acertadas que las otras. Los actores se cambian casi a la vista del público o bailan con la musicalización debida al director, Mauricio García Lozano quien esta vez tiene menos oportunidades para el despliegue de su indudable talento, aunque lo muestre en algunos detalles. Los cambios de caracterización a la vista ubican al espectador en la teatralidad, más allá de lo anecdótico y las diferentes maneras de seducir son tratadas sin recato. Gracejadas como la de la galleta en el cuarto del estudiante que se lleva la mujer casada al hogar y que es mordisqueada por el marido dan un toque de agudeza al montaje.

El otro ámbito, y a pesar de mi costumbre de no hablar de escenificaciones hechas por estudiantes de teatro, me gustaría destacar El asesino entre nosotros con dramaturgia y dirección de Mauricio Jiménez que, como maestro de la Escuela Nacional de Arte Teatral, propuso a algunos alumnos, y que habla de los dolorosos sucesos de las asesinadas de Juárez y de quienes están implicados en altos niveles, al grado de que acallan a la valiente reportera que los denuncia. La calidad del trabajo implementado en un espacio que cubre varios cuartos llevó a una corta temporada y ojalá, cuando se gradúen estos muchachos se reponga el muy interesante montaje con el no menos interesante texto del talento teatrista con un tema que no debe dejar de ser de actualidad.

 
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