Usted está aquí: miércoles 13 de diciembre de 2006 Opinión Bajo la lupa

Bajo la lupa

Alfredo Jalife-Rahme

Adiós a la ambigüedad nuclear israelí

Ampliar la imagen Robert Gates, flamante secretario del Pentágono, reconoció la imposibilidad de detener la nuclearización de Irán, lo cual ha sacudido las estructuras estratégicas de Israel Foto: Reuters

En el contexto del documento Baker-Hamilton, la cruda confesión de Bob Gates, flamante secretario del Pentágono, respecto a la imposibilidad de detener la nuclearización de Irán y, sobre todo, haber descobijado la pletórica dotación atómica de Israel (ver Bajo la Lupa, 10/12/06), sacudió brutalmente las estructuras estratégicas del gobierno del primer ministro Ehud Olmert, quien se ve obligado a crear "una nueva estrategia disuasiva" para sustituir la pérdida de su "ambigüedad nuclear", según el portal Debka (10/12/06), presuntamente vinculado al Mossad israelí.

La torturadora teocracia bushiana no solamente sepultó su hipócrita política contra-proliferativa, sino que, peor aún, ahora se dispone a excitar la proliferación selectiva cuando, en la misma semana, a las estrujantes confesiones de Bob Gates, el Senado aprobó la entrega de líquido nuclear a India (Asia Times, 12/12/06), un país violador del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (al unísono de Pakistán e Israel).

En la semana de marras ­que será recordada como la que dio inicio oficial a una nueva carrera armamentista nuclear desde la costa oriental del mar Mediterráneo, pasando por el golfo Pérsico hasta la Bahía de Bengala­, las seis petromonarquías árabes del Consejo General del Golfo, encabezadas por Arabia Saudita, dieron luz verde a su proyecto nuclear sunnita en los próximos tres años (BBC, 10/12/06), con el fin de equilibrar las fuerzas atómicas regionales.

El asunto nuclear de India merece un tratamiento especial y se encuentra más ligado al equilibrio de las fuerzas en las cumbres borrascosas del Himalaya, aunque en cualquier momento se puede vincular a la inmensidad geopolítica del océano Indico.

En el marco de un periplo importante a varios países europeos, incluyendo al Vaticano, en una entrevista a la revista alemana Der Spiegel (9/12/06) ­que, por cierto, se ha vuelto mejor referencia por ser menos desequilibrada que sus homólogas anglosajonas­ Olmert expresó la "esperanza que la comunidad internacional tomaría acciones más firmes contra el presidente iraní Ahmed Ahmadinejad por buscar borrar del mapa a Israel".

Naturalmente que Olmert no habla de que Israel borró del mapa a los palestinos, pero expuso, muy defensivo después de las confesiones de Bob Gates, que no objetaba la propuesta de entablar negociaciones con Irán siempre y cuando desembocaran en la suspensión del proyecto nuclear chiíta. ¡Qué iluso! Agregó que tampoco eliminaba la posibilidad de un "ataque preventivo" contra las instalaciones nucleares de Irán. Luego instó en una llamada telefónica al presidente ruso Vladimir Putin a ejecutar sanciones severas contra el país persa en el Consejo de Seguridad (sic) de la ONU, las cuales a estas alturas equivalen, a nuestro juicio, a una hoja de parra que intenta ocultar lo inocultable y que ya fue admitido por Bob Gates: la inevitabilidad de la nuclearización iraní.

Con justa razón Debka se burla de la "verborrea anacrónica" y la "hambruna de ideas creativas" de Olmert porque "deja la impresión de que Israel se quedó sin una política de disuasión nuclear" a partir de que "Robert Gates hizo volar la cobertura de ambigüedad nuclear de Israel por 40 años, que ni admitía ni negaba su pletórica dotación atómica" ­como si no se supiese­, pero cuya clandestinidad le evitaba selectivamente la vigilancia de la Agencia Internacional de Energía Atómica y sus sanciones, gracias al paraguas protector unilateral de EU.

A Debka no se le escapa que "Robert Gates obtuvo una aclamación bipartidista en el Senado estadunidense para una nueva ruta (sic) que presagia cambios políticos drásticos en tres esferas que influirán profundamente en la situación militar y diplomática de Israel: Irán, su programa nuclear, y la nueva carrera armamentista nuclear en Medio Oriente". Totalmente de acuerdo.

Debka es muy severo frente a la burocracia israelí que no ha capturado la "dimensión dinámica de los nuevos valores estratégicos". Aborda la pobreza estratégica del Foro Saban del Brookings Institution sobre "Cómo Israel debe tratar con sus vecinos", en el que giraron estérilmente en redondo y al que acudieron pesos pesados de EU e Israel de la talla de la pareja Clinton y los ex primer ministros Ehud Barak y Shimon Peres, además de una pléyade de viejos espías de los dos lados. lo anterior, hasta cierto punto, porque el gran zorro Clinton ha instado en foros menos cerrados a la apertura de negociaciones con Irán y Siria.

Debka critica que el Foro Saban "no escudriñó las repercusiones del reporte Baker-Hamilton sobre Irak ni las implicaciones de su propuesta de que Washington abra un carril diplomático con Teherán". El casi nonagenario Shimón Peres, el verdadero padre de la bomba nuclear hebrea, se concretó a criticar la política pasada y presente de EU con Irán. Al hiperbélico "premio Nobel de la Paz (sic)" israelí se le olvidó su colaboración directa con los ayatolas persas en el fétido escándalo del Irán-contras y, peor aún, concibe en forma insensata que la política de una superpotencia de la talla de EU sea una fotocopia del irredentismo hebreo.

El belicismo a ultranza de Israel tuvo su más reciente oportunidad y la dilapidó frente al Hezbollah, la guerrilla chiíta financiada por Irán, que contribuyó a su lanzamiento a la estratosfera, lo cual ha dañado los intereses de terceros en el Líbano (sunnitas, cristianos y drusos).

Todo parece haber sido jugado durante la misma semana en el Senado estadunidense y ante cuyo Comité de las Fuerzas Armadas, el texano James Baker El Tercero reveló el envío de un mensaje a Teherán de que "Washington aceptaría la continuación de las actividades nucleares de Irán a cambio de la ayuda (sic) para asegurar una ordenada (sic) retirada militar estadunidense de Irak". Ni mas ni menos lo que habíamos advertido en Bajo la Lupa.

Debka aconseja que Israel "deberá contrarrestar las eficientes (sic) bravatas del presidente iraní", quien instaló 3 mil centrífugas para enriquecer uranio, que en dos años le "pudiera dotar de tres a cuatro bombas atómicas anuales". Como nueva disuasión, Israel debiera "lanzar un nuevo misil crucero desde el submarino Dolphin en el punto de convergencia del océano Indico con el mar Arábigo", es decir, el golfo de Omán, justamente frente a Irán y a la salida del golfo Pérsico. ¿No es mejor que Israel se siente a negociar con Irán?

Más allá del simplismo maniqueo, las confesiones de Bob Gates incluyen en forma dramática el cese de la protección eterna e incondicional de EU a Israel en caso de un ataque nuclear proveniente de Irán ­aseveración absurda porque todavía no dispone de bombas atómicas, lo cual admite Debka: "lejos de poseer una bomba atómica independiente (sic)", la retórica de Ahmadinejad ha impulsado a Irán "a la posición de una potencia nuclear".

El hipotético ataque nuclear contra Israel, que aun en el colmo de la paranoia y fuera de la vulgar desinformación no vemos de dónde pueda provenir, representa la postura de EU para el futuro nuclear que empezó su curso la semana pasada y en cuyo contexto el Estado hebreo deberá buscar su propio acomodo y camino.

 
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