Usted está aquí: miércoles 13 de diciembre de 2006 Estados Vuelven a Romita los hermanos ausentes

Reciben con fiesta a migrantes de uno de los municipios más pobres de Guanajuato

Vuelven a Romita los hermanos ausentes

Las remesas superan presupuesto de la comuna; temor por endurecimiento en la frontera

MARTIN DIEGO RODRIGUEZ CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Con música de tambora fueron festejados cientos de migrantes que regresaron a Romita a pasar el fin de año Foto: Martín Diego

Ampliar la imagen Un trabajador migratorio muestra uno de sus dijes, con forma de rifle AK-47 Foto: Martín Diego

Romita, Gto., 12 de diciembre. El pueblo se volcó en una fiesta que borró la tranquilidad de las calles. Música de viento, tambora, mariachi, cohetones, bailes tradicionales, comida, todo para recibir al ''hermano ausente''. Al margen del programa oficial Bienvenido paisano, la recepción es una tradición de este municipio, que tiene uno de los más altos índices de migración.

Un gran número de migrantes acudieron la tarde del lunes a la parroquia local, en el primer cuadro de la ciudad, para recibir ''una bendición por lo mucho que hacen por el país, por sus comunidades, por sus familiares, pero también por lo mucho que hacen allá, del otro lado, alejados de sus casas y con muchas humillaciones'', expresó Matías Romero, sacerdote del pueblo.

Por la calle principal de Romita transitaron algunos de los ''héroes'' que conquistaron el norte, acompañados de música y danzantes y seguidos por cientos de miradas: los muchachos que salieron de sus comunidades vuelven con gorras de béisbol, ropa holgada de cholos, cadenas al cuello y un casquete corto que les da cierto aire de soldados en desfile.

''¡Ya vienen los migrantes! ¡Ya viene la peregrinación!'', exclaman en los comercios, que se sostienen de las remesas que envían los paisanos, porque ''con lo del campo nada más no sale''.

La vocación de Romita es agrícola, pero en los campos de aquí hablar de nuevas tecnologías es casi un sueño. Las manos que trabajan son de abuelos, madres y hermanas. En la escuela primaria ya planean impartir clases de inglés para los alumnos de quinto y sexto grados, pues a esa edad, entre 10 y 11 años, comienzan a emigrar.

El párroco Matías Romero encabezó la peregrinación del ''hermano ausente''. Al llegar al atrio de la iglesia, por un megáfono que alguien le acerca pide ''¡que repiquen las campanas!''

Enseguida comenta: ''Es motivo de gozo que lleguen nuestros hermanos con bien, y no es para poco, pues en su ir y venir este municipio ha visto en los últimos dos años más de 20 funerales de gente que murió lejos de aquí.''

En el templo aguardaba ya un mariachi formado casi totalmente por mujeres (sólo dos trompetistas son varones).

Según el alcalde, Felipe Durán, cada año los migrantes oriundos de esta localidad envían casi 100 millones de pesos de remesas. El presupuesto del municipio es de 90 millones de pesos, ''así que ellos le dan vida a nuestro pueblo y por eso los recibimos así, con una fiesta".

Luego de la homilía vino la celebración: muchas carnitas, tortillas y mole, pero menos migrantes de los que han regresado en otros años. ''Los paisanos temen al endurecimiento de las políticas migratorias y temen volver. Esperábamos unos 3 mil de regreso, pero creemos que sólo llegará la mitad'', refiere el edil.

Guanajuato ocupa el tercer lugar nacional en expulsión de mano de obra a Estados Unidos. Las remesas que envían sus habitantes superan 2 mil millones de dólares al año; sin embargo, el fenómeno migratorio también trae aparejado el abandono del campo y comunidades, y dificultades para los hijos y las esposas de quienes se han ido.

 
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