Usted está aquí: lunes 11 de diciembre de 2006 Opinión Desde el otro lado

Desde el otro lado

Arturo Balderas Rodríguez

Actores del cambio

Después de la tempestad viene la calma... y la reflexión. Una vez pasadas las primeras impresiones sobre el proceso electoral en Estados Unidos, es pertinente examinar las razones del porqué los electores abrieron la puerta a lo que pudiesen ser importantes cambios en la política estadunidense.

No obstante el triunfo arrollador del Partido Demócrata es difícil aún hablar de una sociedad que en su conjunto ha iniciado la transición a un estatus quo menos conservador. Las transiciones en los procesos políticos son complejas, más largas de lo esperado y no siempre concluyen cuando y como se piensan. De esto en México se ha aprendido algo. En todo caso vale conocer las razones de ese cambio de ánimo, particularmente entre los votantes de origen latino.

A diferencia de 2004, cuando la mayoría de ellos votó por los candidatos republicanos, ahora lo hicieron por los demócratas. Las más aparentes razones son dos: la agresiva campaña en contra de los indocumentados por parte de la mayoría de los congresistas republicanos, y la percepción que existe sobre la guerra de Irak, esta última en sincronía con la mayoría del electorado estadunidense. Puede haber otros elementos, pero en términos generales son los principales.

La pregunta es, si en ausencia de esas dos razones ¿hubiera sido diferente su voto? A ello se puede responder con otra pregunta: ¿hay una tendencia más liberal entre ellos o sus cambios de parecer obedecen solamente a cuestiones de orden coyuntural? Al parecer hubo una combinación de ambos, la campaña antinmigrante y el hartazgo por una guerra que no tiene fin.

El primero se originó en los primeros meses de 2004, cuando el presidente Bush declaró su propósito de enviar al Congreso una ley para reformar integralmente el sistema migratorio. Una de sus razones era consolidar y ampliar el voto latino en favor de su partido. Todavía no está claro el porqué tomó la decisión previo al trabajo que es necesario realizar entre los miembros del Congreso en estos casos. Más aún, si se considera el descalabro sufrido en este terreno en los albores de su gestión. A final de cuentas, la pretensión de ampliar su ascendencia entre los electores de origen latino la descarrilaron nuevamente sus mismos compañeros de partido.

En segundo, entre las familias de origen latino aumenta la percepción de que cada vez son más los latinos que participan y mueren en Irak. Para muchos de ellos, la única forma de obtener un título universitario es integrándose a las fuerzas armadas. Por ello resulta natural que el sentimiento en contra de la guerra aumente día a día en este sector de la población que, aunque teme expresarlo abiertamente, no perdió la oportunidad de hacerlo en las urnas.

En este contexto vale reflexionar sobre la preocupación que existe entre algunos sectores en Estados Unidos cuando advierten que los actores del cambio pertenecen crecientemente a una población cuyos ancestros nacieron al sur de sus fronteras.

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