Usted está aquí: lunes 11 de diciembre de 2006 Mundo Familiares de desaparecidos lamentan el deceso sin castigo del ex dictador

LA MUERTE DE PINOCHET

"Nada, ni su muerte borrará sus crímenes": Madres Fundadoras de Plaza de Mayo

Familiares de desaparecidos lamentan el deceso sin castigo del ex dictador

Llega la noticia del fallecimiento de Pinochet, figura clave de Operación Cóndor, durante una protesta ante el centro clandestino de detención Automotores Orletti, en Buenos Aires

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Arriba, los ex dictadores Alfredo Stroessner, de Paraguay (izquierda), y Augusto Pinochet, de Chile, en el centro de Santiago en septiembre de 1974. Abajo, el general chileno en compañía de Hugo Bánzer Suárez (derecha), dictador de Bolivia, en febrero de 1975 en La Paz Foto: Reuters

Ampliar la imagen Arriba, los ex dictadores Alfredo Stroessner, de Paraguay (izquierda), y Augusto Pinochet, de Chile, en el centro de Santiago en septiembre de 1974. Abajo, el general chileno en compañía de Hugo Bánzer Suárez (derecha), dictador de Bolivia, en febrero de 1975 en La Paz Foto: Reuters

Buenos Aires, 10 de diciembre. Fue como un grito o un largo sollozo. "Murió impune", dijo alguien. Casi a la misma hora en que se anunciaba la muerte del ex dictador Augusto Pinochet en Chile, un grupo de familiares de desaparecidos argentinos, uruguayos, chilenos y de otros países que se concentraban a las puertas del ex centro clandestino de detención Automotores Orletti, una de las principales sedes de la Operación Cóndor en Argentina.

Fue sin duda una extraña coincidencia, cargada de simbolismos y dolores. Pinochet moría sin castigo, como uno de los dictadores más terribles de la región, al que gustaba ironizar sobre sus crímenes de lesa humanidad. Fue la figura clave de la contrainsurgente Operación Cóndor, la coordinadora criminal de las dictaduras del Cono Sur, que dejó centenares de víctimas, muchas de ellas desaparecidas en Orletti.

En agosto pasado falleció, en un dorado exilio en Brasil, el ex dictador durante 35 años en Paraguay Alfredo Stroessner, también gracias a la impunidad que fue pactada desde Washington como lo fuera la Teoría de Seguridad Nacional, que sembró de dictaduras el Cono Sur y América Latina en los años 70.

Strossner fue clave en todas las maniobras de Estados Unidos para preparar el golpe contra el ex presidente Salvador Allende (1973), como figura en documentos desclasificados en Washington. El 13 de mayo de 1974, Pinochet fue a Paraguay a agradecer a su amigo y designó a Stroessner general honoris causa del ejército chileno, regalándole el sable del libertador Bernardo O'Highins y éste le impuso una medalla con el rostro del héroe paraguayo Francisco Solano López. Era el tiempo del horror y entre ambos sembraban las calles y los campos de sus países de miles de muertos, desaparecidos y torturados.

Creó la DINA en 1974

En julio de 1974 Pinochet creó la siniestra Dirección Nacional de Inteligencia (Dina) con el general Manuel Contreras a la cabeza, y un mes después Stroessner le devolvía la visita y se ponía en marcha el "plan secreto", lo que sería Cóndor, y otra serie de operaciones criminales.

Ese plan abarcó a Chile, Paraguay, Brasil, Uruguay, Argentina y Bolivia, y el objetivo básico era un pacto de muerte, para espiar, seguir, ubicar a los blancos (disidentes perseguidos) requeridos por uno u otro gobierno dictatorial, con la finalidad de secuestrarlos, torturarlos, trasladarlos ilegalmente, entregándolos al "interesado" o directamente formar comandos para asesinarlos.

Operación Cóndor fue el código criminal que los unió. El 25 de octubre de 1974, el entonces director de la Agencia Central de Intelgencia (CIA) William Colby daba su bendición a estos hechos cuando declaró que "Estados Unidos tiene derecho a actuar ilegalmente en cualquier región del mundo, acumular investigaciones en los demás países y hasta llevar a cabo operaciones tales como la intromisión en los asuntos chilenos".

Pinochet fue reconocido como la figura clave en esta operación que se perfiló cuando el 22 de octubre de 1970, dos días antes de que el Congreso confirmara a Allende como presidente de Chile, un comando de criminales esperó al general (democrático) René Schneider y le disparó a mansalva. Sobrevivió tres días; era el anuncio del horror que vendría después.

Hubo otros antecedentes, pero quedó evidenciada la cita convocada por Pinochet y Contreras a finales de 1975 que logró reunir en Santiago a dictadores y organismos de seguridad para poner en marcha la Operación Cóndor. En marzo de 1976 con la llegada de la dictadura militar en Argentina, el Cóndor se institucionalizó, por decirlo de alguna manera, y fueron por entonces los llamados "años del lobo".

La policía secreta de Pinochet ocupó el papel subalterno más importante de los servicios de inteligencia de Estados Unidos y por eso el ex dictador requirió ­como lo informan hoy los documentos desclasificados­ de la presencia de los "terroristas" cubanos de Miami, como Orlando Bosch, Dionisio Suaréz, Virgilio Paz o los hermanos Guillermo e Ignacio Novo Sampoll y otros que una larga experiencia en crímenes y atentados.

Entre los crímenes más resonantes de Cóndor se recuerda el asesinato del general chileno Carlos Prats y su esposa Sofía, refugiados en Buenos Aires, en septiembre de 1974, con la colocación de una bomba debajo de su automóvil, en uno de los actos inaugurales de la siniestra saga de la muerte.

Por esta causa está detenido y condenado aquí el ex agente de la Dina Enrique Lautaro Arancibia Clavel, pero no se pudo lograr la detención y extradición tanto de Pinochet como de Manuel Contreras ni de otros altos militares chilenos comprometidos, ni los cubanos de Miami.

Lo mismo sucedió con el ataque a balazos contra el dirigente democristiano Bernardo Leighton y su esposa Anita Fresno en su casa en Roma, el 6 de octubre de 1975. Ambos sobrevivieron pero incapacitados de por vida.

Con el asesinato de Orlando Letelier y su secreteria Ronny Moffits en Washington el 21 de septiembre de 1976, el tema de Cóndor saltó a la luz pública. La primera reacción del entonces director de CIA, George Bush (padre) fue deslizar que se trataba de un ajuste de cuentas entre "izquierdistas chilenos". Pero en 1979 los laberintos de la verdad aparecieron por la firme labor de un fiscal como Eugene Propper y lo que divulgaron varios medios y periodistas de Estados Unidos.

La Operación Colombo

El argumento de Bush para salvarse y salvar a Pinochet diciendo que era un enfrentamiento entre izquierdistas fue utilizado en el caso de la siniestra Operación Colombo, en 1975, urdida por el dictador chileno cuando la Organización de Naciones Unidas le exigió una respuesta por una lista de 119 desaparecidos.

La perversa operación consistió en hacer aparecer cadáveres en Argentina sin cabeza, sin manos y los pies quemados, con documentos de algunos de los chilenos requeridos por la ONU para sustentar que en realidad estaban afuera y se mataban entre ellos. Asimismo, pagaron a algunos medios y periodistas de Argentina, Brasil y otros países para hacer aparecer la noticia falsa de que otros chilenos ­de la misma lista­ habían muerto en enfrentamientos cuando trataban de entrar a Chile clandestinamente.

Hace algunos años, cuando se investigaban los crímenes en Chile, aparecieron enterrados cerca de algunos centros de detención de la dictadura pinochetista los cadáveres de cinco chilenos cuyos cuerpos fueron suplantados por otras víctimas en 1975 en Buenos Aires, cuyos nombres se desconocen hasta ahora aquí.

Como símbolo de los horrores del hombre que dejó miles de muertos en su país y en otros lugares del mundo, se recuerda a Jose Isaac Fuentes Alarcón, entregado en el intercambio de Cóndor por Paraguay a Chile, y aún continúa desaparecido.

"Nadie ni la muerte borrará los crímenes cometidos, ni el daño que hizo a Chile, a América y al mundo. Su nombre siempre estará ligado al horror, a la muerte, al crimen, pero deja a la justicia con una deuda muy grande con los pueblos", dijo Nora Cortiñas de Madres Fundadoras de Plaza de Mayo.

 
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